China
de Edward Rutherfurd
Publicación: 11 de noviembre 2021
Editorial: Roca Editorial
Páginas: 800
ISBN: 978-8416700752
Biografía del autor
Edward Rutherfurd nació en Salisbury, Inglaterra. Se diplomó en historia y literatura por la Universidad de Cambridge. Es el autor de Sarum, Príncipes de Irlanda, Rebeldes de Irlanda, Nueva York, Londres, París y Rusia, todas ellas publicadas en Roca Editorial. En todas sus novelas Rutherfurd nos ofrece una rica panorámica de los países y de las ciudades más atractivas del mundo a través de personajes ficticios y reales que se ponen al servicio de una investigación minuciosa en lo que ya se ha convertido el sello particular de autor.
Sinopsis
Edward Rutherfurd ha cautivado a millones de lectores con su grandeza narrativa, sagas históricas profundas que nos cuentan la historia de alguna ciudad famosa a los largo de múltiples generaciones. Ahora, en China, el autor lleva a sus lectores a la riqueza del entorno fascinante del Reino Medio.
La historia comienza en 1839, en el alba de la Primera Guerra del Opio, y continúa con la historia de China a través de la Revolución Cultural de Mao hasta nuestros días. Rutherfurd relata el ascenso y la caída de las fortunas de distintos miembros de familias chinas, británicas y americanas, mientras negocian el devenir de la historia. Por el camino, fiel a su estilo, Rutherfurd nos regala un minucioso y profundo retrato de la historia y de la sociedad china, de sus tradiciones ancestrales, de sus grandes reveses y de la aparición de China como una gran potencial global en ascenso. Y al igual que en sus novelas anteriores, encontraremos romance, aventuras, heroínas y sinvergüenzas, luchas abrumadoras y fortunas increíbles.
China da vida al rico terreno de este basto país que ha vivido bajo una constante evolución. De Shangai a Nankín y a través de la Gran Muralla, Rutherfurd relata el turbulento ascenso y la caída de imperios, mientras el colonial Oeste colisiona con el opulento y complejo Este en una batalla épica entre sus culturas y su gente.
Profundamente documentada y majestuosamente narrada, Edward Rutherfurd pinta un apasionante retrato de uno de los países más singulares y extraordinarios del mundo entero.
En librerías el 11 de noviembre.
El escritor inglés ha creado un género literario en sí mismo: ficcionar de manera magistral el origen y la evolución de las capitales más importantes del mundo, como Londres, París y Nueva York. Todas ellas, así como Rusia (también de Roca Editorial), confirman la magna obra de Rutherfurd, un refinado ensamblaje de literatura e historia, que alcanza ahora su punto más elevado con el lanzamiento en español de China. Esta nueva y ambiciosa novela sobre el país más grande del planeta, China, es todo un desafío literario y épico que comprende un siglo, el que va del periodo imperial, en 1839, hasta la Revolución de comienzos del XX.
Pero, además, China es un manual de viaje, una travesía para los ojos y sentidos del lector por el milenario país que conoció el esplendor de una corte no sólo a través de sus familias y de sus clases sociales, sino también por medio de los paisajes, palacios, pueblos, grandes ciudades y mares que se cobijan bajo su grandiosidad. Como en toda la obra del escritor inglés, el País es el primero de sus personajes.
El autor fija la acción de su última novela en diversos escenarios geográficos y ciudades chinas, con predominio de un Pekín majestuoso e intrigante, pero también en dos continentes desconocidos entonces, como son Europa y América. Escocia, Londres, California… determinan el contraste entre el progreso que se empezaba a desperezar en Europa y América con la Revolución Industrial y la llegada del ferrocarril, y las rígidas tradiciones del gigante amarillo. Con su habilidad natural, Rutherfurd desmonta la realidad, en este caso de China, para luego volver a reconstruirla pieza a pieza, como a él le gusta, con pasión y genética de historiador. Para crear un nuevo destino que se lee, se transita y se devora.
LOS PROTAGONISTAS:
La trama de China es, ante todo, circular. Sus diversos protagonistas se convierten por igual en víctimas y en salvadores. Por ejemplo, Shi-Rong se erige en el defensor de la verdad y la paz, si bien al final de sus días se dejará corromper. John Trader quiere vivir del opio aun sabiendo el daño que causa su consumo, pero muere como un héroe que combatió a los invasores. Mei-Ling, amante esposa, terminará de concubina. Todo ellos encuentran razones para vivir y para sobrevivir al compás que señala la evolución de China. Veámoslos en detalle:
*Shi- Rong, el fiel hijo y ayudante que aprenderá no sólo que la defensa del Imperio es una cuestión primordial por encima de su propia vida. Sabrá crecer hasta convertirse en magistrado, irá viendo los progresos de su país desde sus propias vivencias y escepticismo, se casará con una mujer a la que no ama y tendrá un hijo, Ru-Hai, con quien conocerá los albores del XX. Ya anciano, descubrirá el amor de verdad.
*El señor Lin, el funcionario que le dará a Shi-Rong la posibilidad de enmendar sus errores de juventud, de ganarse el orgullo del padre y de ser la voz de la sensatez. Una figura discreta, pero que señala la senda de lo justo.
*Mei-Ling, la joven recién casada que vive bajo la autoridad de su suegra y que aspira a tener un varón para asegurarse la paz y la estima. Escenifica la dura vida en el campo y el equilibrio personal. Ama a su marido, al que pierde cuando este emigra, y a sus hijos. Sus manos trabajadoras y amorosas sabrán también lo que es asesinar.
*Nio, al que Mei-Ling llama su hermanito y que se mueve entre la nobleza de sus actos y la piratería. Roba, pero guarda dinero para dárselo a ella y que pueda vivir con holgura. Apoya al ejército enemigo, pero terminará apelando a la moral para ejecutar sentencias y fallecer de forma violenta.
*El comerciante inglés John Trader, cabal y educado, pero también deseoso de ganar dinero como sea para poder casarse con su enamorada. En plena campaña por cautivarla pierde un ojo, lo que le obligará a llevar para siempre un parche. Será un hombre de familia, completo y agradecido. Pero nunca podrá olvidar China.
*El eunuco Uña Lacada, el narrador que introduce Rutherfurd para explicar y justificar el fin del imperio. Un personaje redondo y quizás el que más se desarrolla, tanto personal como físicamente. Toda la sensacional trama pasa por él. Es imprescindible para conocer la intrahistoria del país. De lacar objetos preciosos con meticulosidad pasa a la pobreza, y de ahí a entrar en palacio tras perder sus órganos masculinos. Él es los ojos y el cerebro de lo que pasa entre bambalinas.
*Cecil Whiteparish, el primo misionero de Trader que se servirá de la palabra y la oración para fomentar la paz. Oscuro en un principio, pero necesario al final. Será un apoyo y un bálsamo para su primo John. Su perfil está muy ligado al de aquellos que llegaban a conquistar el terreno para abonarlo de fe.
*Liu, el jefe de los eunucos, quien sólo trabaja para hacer el día a día imposible a Uña Lacada. Su maldad es comparable a su inteligencia y practicidad. Su papel es fundamental para llegar al final de la novela. Él la cierra de manera perfecta.
*Guanji, el general que de niño recibió de su madre la enseñanza de cómo suicidarse si los enemigos iban a por él. Se convierte en un soldado por la paz y en un hombre rico.
*La fabulosa emperatriz regente Yi-Cixi, la mujer que maneja los hilos desde el concubinato y con la que el Imperio comienza a caer. Apasionada, altiva, atractiva, diligente, autoritaria y finalmente, madre todopoderosa capaz de lo mejor y de lo peor.
El autor narra de forma sabia este periodo de la historia de China ajustándose al máximo a la realidad. “Las descripciones de las figuras históricas que aparecen en el relato las he realizado con la aspiración de ajustarme al máximo a la realidad”, señala el propio autor. Sin embargo, los protagonistas centrales (salvo Cixi), que se van entremezclando al ritmo en que la novela se despliega, nacen de la imaginación de Rutherfurd, lo que le da el beneplácito para hacerlos soñadores, austeros, calculadores, honestos, felices, compasivos, malvados, irónicos, aprovechados, asesinos y amantes en función de lo que desea contar.
LA NOVELA:
Con sus 858 páginas, este es, quizás, el gran libro de Rutherfurd. Compilar la historia del siglo XIX de China es casi una gesta, aunque la facilidad narrativa del autor para combinar detallismo con veracidad, ironía con amor, cultura con espíritu bélico, paisaje con muerte, lo transforma en una lectura implacable e imparable. Se lee conteniendo el aliento. Hay intriga, batallas, romanticismo, muerte, leyenda, elegancia, lujo, miseria, resignación y esperanza, que se recogen en los distintos bloques en que está sustentado el libro. El trepidante ritmo no deja descansar al lector, quien pasa de un estanque lleno de nenúfares a una matanza naval en un barco de hierro jamás visto antes, sin poder suspirar siquiera.
Esta superproducción revela, pues, lo mejor del autor, su capacidad para desmenuzar apabullantes cantidades de documentación y al mismo tiempo mezclar la verdad con la mentira para que todo parezca real. Lo micro y lo macro están aquí, como un sello de calidad. En China hay varios apartados a tener en cuenta para leerla y asimilarla.
Bloque 1. El argumento: La novela se inicia con los intentos del Imperio por erradicar el comercio de opio impulsado por los “bárbaros” ingleses: “A la gente que tiene con qué pagárselo le gusta fumarlo, pero si se vuelven adictos dilapidan todo su dinero. El opio los acaba enfermando. El emperador lo ha declarado ilegal”, dice el funcionario Lin para explicar en qué consistirá el papel crucial de Shi-Rong. La guerra y el tráfico de esta sustancia condesan la mayor parte del libro, porque en la lucha por combatirlo están los personajes más importantes. El enfrentamiento entre China e Inglaterra, diplomático a veces y pasado por las armas otras, apuntala uno de los pilares del libro. Son las distintas visiones que presentan la economía y las costumbres a un lado y otro del continente asiático en aquella época turbulenta.
Bloque 2. Los escenarios. Casi toda la novela está narrada en segunda persona. La voz del escritor va describiendo de forma cronológica los hechos, para situarlos en los lugares geográficos donde transcurre la acción: desde Cantón, hasta la Ciudad Prohibida y el Palacio de Verano de Pekín, pasando por Calcuta, Hong Kong, el Lago Occidental, Jingdezhen (la ciudad de la cerámica), el río Amarillo, Macao y Escocia. Para dar veracidad a lo recreado, se usan referencias políticas al momento, como el mandato de la reina Victoria en Inglaterra, y la progresiva entrada en el escenario histórico de franceses, americanos y alemanes, hasta llegar a la Revolución de comienzos del XX. También se contiene la estructura de clases, tan presente en esos años. “Sabía, porque se había tomado la molestia de averiguarlo que tanto Matheson como Jardine habían ido a la Universidad de Edimburgo. Jardine había estudiado Medicina. De todas formas, era raro que un comerciante o un ciudadano de a pie tuviera título universitario”, dice Trader.
Bloque 3. La primera persona. Sólo hay un narrador en primera persona, el eunuco Uña Lacada, que le sirve al escritor para relatar lo acaecido en la Ciudad Prohibida y el Palacio de Verano asumiendo que ciertos datos no le parecieron del todo fieles a la verdad. De este modo, Uña Lacada aporta su punto de vista, que puede o no ser fidedigno, pero que resulta esencial para el ritmo de la novela y para entender el final extraordinario de la misma. De paso, esta figura permite conocer el mundo de los eunucos, en su mayoría niños castrados (también los había casados) que pasaban a formar parte de la servidumbre de palacio y que dado que carecían de sexualidad no se acercaban a la mujer y a las concubinas del emperador. A todos ellos, si trabajaban de manera honrada y leal, al final de su vida se les entregaban sus partes más íntimas, que habían sido conservadas, para poder ser enterrados con ellas. “Las esposas de los eunucos viven mejor de lo que habrían vivido en caso contrario. Sus hijos comen bien y están bien cuidados. Los eunucos reciben a menudo autorización para salir de palacio de noche ¿sabes? Y las disposiciones no impiden que la mujer no pueda recibir ninguna clase de placer”, le cuentan a Uña Lacada antes de ser él mismo uno.
Bloque 4. Ellas. A pesar de que esta es una novela donde las decisiones las toman los hombres y son ellos quienes pelean jugándose la vida en las fortalezas o en los mares, las mujeres son el pilar del guion. En ellas, como Mei Ling, su cuñada Sauce, su hija Radiante Luna, Emily, la hija de John Trader y Agnes Lomond, están la verdad, la fuerza y la tradición.
*Mei Ling se hará concubina a la muerte de su marido para garantizarle un futuro a su hija. “Shi-Rong no tardó en advertir que su inteligencia iba más allá de sus dotes para conversar con los criados zhuang. Es una campesina, con una parte de sangra hakka, pero es inteligente y muy hermosa”.
*Radiante Luna verá sus pies vendados a los siete años para aspirar a una vida de lujo, motivo que le servirá al autor para pormenorizar sobre esta técnica de sumisión y dolor. “Solo se romperán los dedos. Los huesecillos se partirán al quedar doblados bajo los pies, pero a esa edad son tan pequeños y blandos que no duele mucho”, le cuenta la vendedora produciéndole, sin embargo, un gran pesar a la pequeña.
*Emily Trader viajará de Escocia a China y pondrá en peligro su vida y la de su hijo por seguir a su marido misionero. “Henry tiene arrestos para esto (matar a su propia familia) pero me temo que se negaría, porque seguramente iría en contra de su fe. Es como una fortaleza”.
*Sauce morirá de pena y abandono porque solo tiene hijas. La paradoja es que al final alumbra un varón, pero no lo llegará a ver porque fallecerá en el parto. “A Sauce le habían vendado cuando era niña, por eso ahora caminaba con el distinguido cimbreo que la diferenciaba de las campesinas pobres. Ya había dado una hija a su marido… aunque solo fuera una niña. Por fortuna, volvía a estar embarazada de cinco meses”.
*Marisa, amante portuguesa de Trader. Por ella dudará de su amor por Agnes y cubrirá los tiempos de soledad desplegando toda la pasión carnal. Es asimismo su conexión con la sociedad de Macao. “Su relación pronto se volvió pasional. Le bastaba verla trabajando en la cocina o aspirar el olor del delicado aroma de su piel para que lo invadiera un intenso deseo”.
*Y Cixi, antes Yi, se erigirá en el cerebro que suple la debilidad de los niños emperadores para enfrentarse a los invasores. “Esa noche se acostó en la posición correcta, con la cabeza orientada hacia el sur y murió. Falleció por voluntad propia. Nunca hubo una mujer como ella”, escribe Uña Lacada del personaje al que sirvió hasta el último aliento, entregado y diríase, que enamorado.
Bloque 5. Batallas y épica. Las descripciones bélicas ocupan muchas páginas de la novela, porque explican el papel de China en el siglo XIX: defenderse de los asaltantes que buscaban sus mercados como modo de enriquecerse. Cuando la inteligencia y el diálogo no servían, había que llegar a los cañones. Estas páginas, que corresponden a distintos momentos del intento chino por mantener su supremacía en el continente, descubren también las diversas familias dentro de la población amarilla: los ha, los hakka, los ming, los manchúes, los taiping, los terribles bóxers… Y sugiere que se aplicaba el castigo atroz cuando era necesario, lo que pone a prueba la fortaleza del preso y también del que se lo infringe: “El uso de la tortura estaba estrictamente reglamentado en el Imperio chino. Sólo se permitían ciertos procedimientos. El funcionario que aplicara un método no autorizado podía acabar compareciendo ante la justicia por el cargo criminal… Encajaron los dedos del preso (el pirata Dragón de Mar) entre las tablillas y tras colocar las pequeñas clavijas de madera en los nudos de los cordeles, el sargento empezó a retorcerlos”, relata cuando Shi-Rong debe sacarle información vital a la víctima.
Bloque 6. Tradiciones. Toda la novela destila, a pesar de la animosidad de las escenas bélicas y de las muertes que se suceden a lo largo de tiempo, la mayoría violentas, una delicadeza innata a las refinadas tradiciones, como la ceremonia del té, y otras menos, como los matrimonios concertados, que los chinos asumían como indispensables para seguir las normas de la sociedad y no ser apartados de ella. También se contempla la sumisión de la población a una autoridad superior incuestionable, la del emperador o señor celestial, al que no se podía mirar a los ojos o era ejecutado al instante. Un poder que va decayendo y haciendo de esa figura un muñeco sin capacidad de reacción. Uno de los saludos que fluye por todo el libro y fija de manera soberbia su final es el Kowtow, inclinarse ante el emperador hasta el extremo de tocar el suelo con la frente. Esta obligación es la metáfora que cierra una novela histórica sensacional, hecha de realidad y de dolor, pero también de invención y de entretenimiento elevado al cubo. Made in Rutherfurd. “Lentamente, dobló las rodillas. Entonces levantó la vista y en el relumbre de sus ojos apareció un eco del señor Liu de antes”.
Bloque 6. El encanto del autor. No se puede leer China sin conocer bien los secretos de Edward Rutherfurd. Bajo la capa del escritor de best sellers, hay un trabajo que deslumbra, de construcción recia y de maquinaria engrasada al milímetro. Este envoltorio digno de un ingeniero no es fácil que funcione en cientos de páginas si no es por la facilidad con que se consume, por el encanto y la sencillez de los que se sirve Rutherfurd. Creador de meganovelas exitosas, el autor ha confirmado en China su innata capacidad para contar casi toda la verdad de la humanidad. El mérito consiste en que el lector pueda tener una idea general pero bien descrita del lugar donde se ambienta el argumento, sin dejar de pasárselo bien, muy bien. Hay que ser muy sabio para obtener semejante objetivo: divertir, ilustrar, formar y hacer viajar a la mente.
LOS VIAJES:
Esta es, también, una novela para viajar. Su contenido funciona como una guía ilustrada para viajeros ansiosos y curiosos. Una vez se lea, es fácil conocer el país asiático con otra perspectiva. Se entenderá mejor por qué China se convirtió en lo que es actualmente; tendremos un equipaje más completo para recorrer los pasillos de edificios inmortales que han sido testigos de la historia pasada y reciente, como la Ciudad Prohibida y el Palacio de Verano; se podrá visualizar en el presente cómo fueron las puertas de entrada de Hong Kong y de Macao al desarrollo económico del país; por qué el agua y la naturaleza hacían del gigante amarillo un vergel inexplorado; qué tiene China de misterioso y enigmático para que todos sueñen con ir.
*Contenido original proporcionado por la editorial Roca Libros
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