La clase de griego

La clase de griego es una novela mucho más introspectiva que las otras obras de Han Kang, como La vegetariana. Mientras que en sus trabajos anteriores la autora exploraba temas de alienación y violencia de manera más visceral, en La clase de griego el foco está puesto en la comunicación, o más precisamente, en su ausencia. A través de la enfermedad que deja mudo a Yun-su, Han Kang crea una metáfora poderosa sobre la incapacidad de las personas para expresarse y entenderse mutuamente.

La elección del griego antiguo como hilo conductor de la trama es significativa. El griego, como lengua muerta, sirve como símbolo de las barreras entre los personajes y el mundo que los rodea. En muchos sentidos, aprender un idioma que ya no tiene hablantes es un intento por parte de los personajes de reconectarse con algo esencial y primitivo, algo que han perdido en sus propias vidas. Esta búsqueda de reconexión se manifiesta no solo en las palabras que aprenden, sino en los mitos griegos que emergen en la historia. Los mitos trágicos, como los de Orfeo y Eurídice, o los de Ícaro, resuenan profundamente en las experiencias de los personajes, todos atrapados en sus propios mundos de dolor y pérdida.

Uno de los puntos más fuertes de la novela es cómo Han Kang utiliza el silencio de Yun-su no solo como una característica del personaje, sino como una herramienta narrativa. En la novela, el silencio se convierte en un espacio para la reflexión, la observación y, en última instancia, la comprensión. Yun-su no puede hablar, pero esto lo convierte en un testigo agudo de los dolores y luchas de las personas que lo rodean, desde sus compañeros de clase hasta la profesora. La presencia del silencio en la historia permite a Han Kang explorar las formas en que las personas se comunican más allá de las palabras, ya sea a través de gestos, miradas o incluso la ausencia de interacción.

Al mismo tiempo, La clase de griego también trata sobre el duelo y la posibilidad de redención. La profesora de griego ha experimentado una pérdida devastadora, y su enseñanza del idioma antiguo se convierte en un vehículo para procesar su dolor. En lugar de ser un escape, el griego antiguo le ofrece una nueva forma de enfrentarse a su sufrimiento. Al enseñar a sus alumnos, encuentra un sentido de propósito y, en cierta medida, una forma de reconciliarse con su pasado.

La novela está escrita con el estilo característico de Han Kang: prosa lírica, impregnada de simbolismo, que obliga al lector a detenerse y reflexionar sobre el significado de cada palabra y cada silencio. Aunque no es una lectura fácil debido a la carga emocional que lleva, La clase de griego es una obra profundamente conmovedora que explora las complejidades de la pérdida, el lenguaje y el acto de sanar.