En la boca del lobo
de Elvira Lindo
Julieta y su madre llegan a La Sabina a pasar las vacaciones. A sus once años esa aldea perdida le parece a Julieta el mejor lugar para dejar atrás problemas a los que no sabe poner nombre. Ese verano eterno lleno de primeras veces, descubrirá que los cimientos del pueblo están hechos de secretos y recuerdos; los lindes del bosque, de cuentos y leyendas; y el corazón de las personas de miedo, odio, amor y esperanza, los cuatro sentimientos que nutren sus sueños y también sus peores pesadillas.
En la boca del lobo surge de la mirada de una autora que ha destinado gran parte de su obra a observar la infancia en toda su riqueza, singularidad y vulnerabilidad, y muestra que las historias que compartimos, y las que nos contamos, pueden romper la maldición de una herencia envenenada.
Elvira Lindo regresa a la pura ficción creando un territorio literario propio, la despoblada Sabina y sus bosques, un escenario en el que realidad y fábula se dan la mano, como en los cuentos clásicos. El lector que se adentre en él, se verá inmerso en una novela magnífica, de intensidad creciente, ante cuyo misterio solo podrá responder con asombro y emoción.
Elvira Lindo nació en Cádiz en 1962. Realizó estudios de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y en 1981 empezó a trabajar en Radio Nacional de España, donde hizo labores de guionista, locutora, comentarista y presentadora, tareas que repitió en la Cadena SER y en la televisión. Es en los guiones radiofónicos donde surgió el personaje de Manolito Gafotas, que desde la publicación del primer libro de la serie, en 1994, goza de un éxito enorme. Su obra incluye las novelas El otro barrio (1998, 2019), Algo más inesperado que la muerte (2003), adaptada a los escenarios, Lo que me queda por vivir (2010), Lugares que no quiero compartir con nadie (2011), Noches sin dormir (2015) y A corazón abierto (2020), la obra de teatro La ley de la selva (1996), sus crónicas de El País en Tinto de verano (2001), Otro verano contigo (2002) y Don de gentes (2011), y 30 maneras de quitarse el sombrero (2018). En 1998 fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, y en 2005 recibió el Premio Biblioteca Breve por la novela Una palabra tuya, llevada al cine con gran éxito por Ángeles González-Sinde. También ha escrito numerosos guiones cinematográficos, como La vida inesperada (2014) o La primera noche de mi vida (1998), que cosechó varios premios en festivales nacionales e internacionales. Ganadora del Premio Internacional de Periodismo 2015 y del Premio Atlántida del Gremio de Editores de Cataluña en 2009, colabora habitualmente en el diario El País y en el programa «La Ventana» de Cadena Ser.
Sobre el libro
Las historias que compartimos pueden cambiar nuestro destino.
Vuelve Elvira Lindo con una novela de suspense en la mejor tradición del cuento clásico.
La publicación de su nueva novela, En la boca del lobo, coincidirá en el tiempo con el
estreno de la película Alguien que cuide de mí, coescrita y codirigida por Elvira Lindo con
Daniela Fejerman, con producción de Tornasol Media, y que se estrenará en cines el 28 de
abril.
Acerca de En la boca del lobo, en palabras de Elvira Lindo En aquellas Navidades de entonces, bajo el pesado calor de siete mantas, soñaba despierta con que una nevada aislaba el pueblo y ya no podíamos marcharnos a donde quiera que mi padre hubiera sido trasladado. El pueblo era Ademuz, mi centro sentimental, mi paraíso, el referente inamovible de una infancia nómada. Deseaba que algo nos impidiera regresar a la vida normal, deseaba incluso enfermar y quedarme al cuidado de mis tías, ir con mis primos a la escuelita de doña Milagros, pasar parte de la mañana en el horno de mis tíos, comer el pan caliente de camino a casa de mi tía Concha, dormir con ella, entrar en el sueño mecida por sus cuentos y sus cantos. Pero Ademuz no era solo un pueblo, no lo es, es la capital de una comarca que posee un carácter poderoso y peculiar. Enclave que pertenece a Valencia pero lindante con Teruel y Cuenca, el Rincón de Ademuz es un conjunto de pueblos y aldeas que a pesar de haber sido víctima del olvido y de la despoblación mantiene vivos los lazos sociales entre los habitantes de la comarca y ofrece a los sentidos un paisaje que siempre me ha parecido mágico por lo que tiene de frondoso y recoleto, un entorno que parece haber sido creado para los juegos de los niños.
Esta historia se alimenta de la única nostalgia a la que mi carácter poco nostálgico se rindió desde la niñez, cuando la palabra nostalgia no estaba en mi vocabulario. En mi memoria resuenan los nombres de los pueblos y aldeas del enclave porque mi tío panadero viajaba a diario por las carreterillas del Rincón para repartir el pan. Val de la Sabina, Mas del Olmo, Sesga, las tres aldeas ademuceras ligadas a este paraíso infantil. En 2021 subí a la más alta de todas ellas, Sesga, poblada en estos momentos por once personas. Me impresionó que al instante fueran saliendo a nuestro paso alguna de las paisanas para saludarnos y acompañarnos en el paseo, mostrándonos con la mayor naturalidad lo más preciado que tenían, el bellísimo paraje. Ya desde aquella tarde sentí que mi corazón se entregaba a ese pequeño conjunto de casas apiñadas a los pies de la sierra de la Tortajada, con vistas a esa riqueza natural que es el valle ademucero. Ese paisaje fue nutriendo una historia que cada vez percibía con más claridad, como si ya existiera y me hubiera estado esperando para ser contada.
El paisaje de mi novela ha sido el alimento que ha nutrido la historia y los personajes, todos ellos inventados, crecieron de tal manera en mi imaginación y ocuparon tanto espacio en mi mente durante un año que ahora me resulta difícil afirmar que jamás han existido. Me resisto a negar su existencia. Acabé el libro con la congoja que sentía por no volver a convivir con ellos, tan honda fue mi implicación emocional en el trascurrir de sus vidas. Julieta, Emma, Virtudes, Leonardo, me resulta difícil hablar de ellos porque he pretendido que se muevan envueltos en un misterio que va esclareciéndose según el lector avanza en la historia. Avanzan y caminan a ciegas en lo oscuro del bosque real o figurado, internándose inocentes en la boca del lobo, como así les ocurría a los personajes de los cuentos antiguos que tan clara influencia tienen en este relato.
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