«Este primer libro, La Isla del Durmiente, como en realidad todos los de la saga, trata de la esperanza ante la adversidad, de la hermandad entre los seres de buena voluntad en aras de un bien común, luchando contra la tiranía, el horror y la crueldad del déspota. Trata del despertar a la vida, de las ilusiones y anhelos de unos seres que comienzan a florecer, a sentir la llama del amor nacer en sus corazones. Trata de la tierra como hogar hospitalario, como útero acogedor, como madre paciente y abnegada. Trata de los elementos, donde leyendas inventadas les harán reverencia, por ser lo que somos, y lo que somos ser ellos. Trata de los miedos y los traumas irracionales, de la lucha por vencer aquello que nos incapacita de forma ilógica. Trata de la amistad incondicional,
de los lazos más allá de la sangre, trata de la empatía ante el sufrimiento, del dolor por el dolor, de sentir, en definitiva, amor hacia nuestros semejantes, y mucho más lejos, hacia todas las almas de la creación, y más, a cada objeto inanimado, por insignificante y efímero que sea. Trata del gozo de lo banal, del disfrute de lo nimio, de los pequeños detalles, de los roces etéreos que nos llegan
a las entrañas. Trata de historia y mitología, trata de leyendas y narraciones a pie de hoguera, de cuentos de trovadores y susurros llevados por el viento. Trata de estas y muchas otras cosas, muchas más. Vestidas con la piel de la fantasía, camufladas, escondidas en cada renglón, agazapadas a la espera de ser entendidas, de ser valoradas. Como lo son, y ahora pronto lo será La Isla del Durmiente».
Publicación financiada por crowdfunding
- «Brising descendió hasta donde se encontraba la primera entrada al Submundo de la que se tenía constancia, y de la que, para el resto de Elaurin, su localización exacta se había perdido en la memoria del tiempo, tan solo el enano conocía de su existencia y de la de los colosos de zafiro de estrella, aquellas magníficas animáquinas se hallaban apostadas a sus puertas».
- «Elaurin estaba habitado por animales salvajes sin apenas inteligencia, y las pocas razas que la tenían solo estaban empezando a germinar, a poblar el planeta. Cerca de donde hoy se asienta la ciudad de Tastarabás, un poco más al norte, había un pequeño poblado de humanos que vivían en estrecha comunión con la naturaleza, respetaban y rezaban a todos los elementos de la tierra y a cada una de las bestias mágicas que vivían en su entorno».
- «Las dos chicas se acercaron a Alina e intentaron que no se sintiera sola en el dolor. Fue doloroso para Alina, pero aquellas muestras de cariño la hicieron sentirse querida y comprendida. Después de este mágico momento las tres tuvieron la absoluta certeza de que pasase lo que pasase siempre estarían unidas».
- «La Orden te señalará el camino a seguir, la locura te dará lo que deseas de corazón».
- «Agarrando con fuerza su espada Eridan con una mano, herencia de un antepasado remoto de la familia, y en la otra el escudo con el emblema de los Caballeros de la Orden de la Rueda, Balor pudo sentir la amenaza y la falta de piedad cuando la voz de la negra bestia resonó en su cabeza».
- «Todos se pusieron de rodillas alrededor del Pozo de los Deseos, cerraron los ojos y dejaron que sus sentimientos fluyeran para comunicarse con el espíritu del agua, aquel que siempre había estado allí, y que sin lugar a dudas siempre estaría. Y el espíritu del agua los escuchó».
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