La obra con la que Nietzsche alcanza la perfecta madurez y convierte en motivo central la «pasión por el conocimiento» que ya no abandonará hasta el final
Compuesta en su gran mayoría por aforismos, con Aurora (1881) Nietzsche afianza su filosofía del martillo en la madurez. En palabras del autor: «Con este libro comienza mi campaña contra la moral […] ¿Dónde busca su autor aquella nueva mañana, aquel delicado arrebol no descubierto aún, con el que de nuevo un día –¡ay, toda una serie, un mundo entero de nuevos días! –comienza? En una transvaloración de todos los valores, en el desvincularse de todos los valores morales, en un decir sí y en una confianza en todo lo que hasta hoy se ha venido prohibiendo, despreciando, maldiciendo…».
Si algo llega a ser moral —¡no es porque sea moral!— El sometimiento a la moral puede ser esclavo o vanidoso, egoísta o resignado, insensiblemente fanático o irreflexivo; puede ser un acto de desesperación, como la sumisión a la autoridad de un príncipe: en sí mismo, no es nada moral.
Transformación de la moral. —Existe en la moral un constante trabajo de transformación— es el resultado de los crímenes con desenlace feliz (entre éstos se encuentran, por ejemplo, todas las innovaciones del pensamiento moral).
En qué somos todos irracionales. —Seguimos sacando consecuencias de juicios que consideramos falsos, de doctrinas en las que ya no creemos— apoyándonos en nuestros sentimientos.
Friedrich Nietzsche (Röcken, 15 de octubre de 1844 – Weimar, 25 de agosto de 1900) fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XIX. Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidental mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales, positivas y negativas, hacia la vida.
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