DANIEL DEFOE
Diario del año de la peste 

Traducción de Carlos Pujol
Introducción de Anthony Burgess
«La calamidad volvió a reconciliarlos a todos». 
«Ahora llenaban las calles, y estas pobres gentes que iban restableciéndose, para ser justos con ellos, parecían ser muy conscientes de lo inesperado de su salvación; y sería muy injusto con ellos si no reconociera que creo que muchos de ellos estaban verdaderamente llenos de gratitud.»
Daniel Defoe, Diario del año de la peste.Debido a la crisis del Covid-19 este título de momento solo está disponible en eBook. Esperamos que muy pronto lo puedas adquirir en papel en tu librería habitual. 
LEER MUESTRA
Daniel Defoe nació en 1660 en Londres, hijo de un fabricante de velas presbiteriano. Estudió en la Academia Presbiteriana para Disidentes de Newington Greene, donde recibió una educación basada en lenguas modernas y conocimientos científicos, muy alejada de los patrones clásicos. En 1697 publicó su primera obra extensa, An Essay Upon Projects. Compuso en 1703 el que se considera el primer reportaje moderno, The Storm, sobre una gran tormenta que asoló el sur de Inglaterra. Defoe no escribió su primera obra de ficción hasta 1719, pero con ella creó un mito universal: Robinson Crusoe. A ésta siguieron Moll Flanders y Diario del año de la peste en 1722, y Roxane en 1724. Murió en Londres en 1731.

En 1720 la peste, que prácticamente había desaparecido de Europa después del gran brote de 1665, volvía inopinadamente a declararse en Marsella. En Londres muchos recordaban esa tragedia de su niñez; en cada casa se contaban terribles historias sucedidas a parientes y amigos. Las noticias que llegaban de Marsella traían ahora de nuevo el pánico y la inseguridad. Daniel Defoe, que se ganaba la vida como periodista, aunque había publicado ya dos novelas en torno —precisamente— a un personaje sometido a la angustia de una situación límite (Robinson Crusoe y Moll Flanders), había sido uno de esos niños que en 1665 sobrevivieron a la epidemia. Su preocupación por la actualidad y lo que podría ocurrir en caso de que sobreviniera otro «azote» le llevó en 1722 a escribir el Diario del año de la peste, bajo la forma de las memorias de un superviviente de la catástrofe. Aquí el personaje no es, sin embargo, un individuo, sino toda una ciudad, y al recrear sus padecimientos con tanta viveza y realismo —sirviéndose de estadísticas y tratados de medicina tanto como de patéticos episodios personales— Defoe consiguió algo insólito: como apunta Anthony Burgess en la introducción a esta edición, el motivo de que este libro se haya convertido en un clásico es que «además de aceptarlo como ficción, cada generación lo ha leído también como Historia».

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