Reseña del libro «El mal de Portnoy» de Philip Roth.
Por Paqui Bernal.

Hace tiempo que quería reseñar “El mal de Portnoy”, porque -junto con Wilt (de Tom Sharp)- es una de las novelas que muchos lectores escogen como la lectura con la que más se han divertido.

Se trata de un extenso monólogo que el protagonista, Alexander, mantiene con su psicoanalista, quien sólo habla en la última línea para decir algo anodino y no saca ninguna conclusión.
Y es que el texto rezuma humor por todas partes. Roth nos presenta a Alexander, un hombre tremendamente marcado por un complejo de Edipo, dominado por una madre judía con un alto concepto de sí misma. Esther es una mujer hipervigilante, enfermizamente aprensiva, obsesionada con la limpieza y muy hipócrita en su condescendencia.
Su padre es un “hombre del frac” muy bien caracterizado, terriblemente racista contra los negros que no le pagan y se le burlan. Una persona acomplejada e hipocondríaca, que padece un estreñimiento grave que se acompasa con su estrechez de miras.

La familia de Alexander ha tenido siempre puestas todas las expectativas en él, en quien depositaban sus frustraciones. Desde la perspectiva de sus treinta y tres años describe su infancia, sometido a los TOCs de sus padres, en especial de la madre -que criminalizaba sus errores, a pesar de que él era un niño inusitadamente perfeccionista. A la larga, ese sometimiento no le impidía preguntarse porqué su madre se enfurecía de una manera extraña, lo echaba de casa e incluso lo dejaba en la calle.

La rebeldía contra todo eso asoma bajo la forma de un terrible y desaforado onanismo.
Es más, Alexander confiesa a su terapeuta que la obsesión por el sexo ha dominado su vida pero que es incapaz de relacionarse con las mujeres de un modo que no sea sexual.

De hecho, la tensión entre sexualidad y culpabilidad será una de las mayores fuentes del conflicto interior que vive el protagonista.
Toda esta exageración, el onanismo, la preocupación de su padre con su estreñimiento, etc.,son pasto para el humor escatológico y grandes dosis de ironía. El autor nos sorprende integrando un lenguaje coloquial, que contiene hasta onomatopeyas (escribe “ja, ja”, como si estuviese enviando un whatsapp a un amigo), y registros muy cultos. Pero sobre todo la voz de Alexander es muy realista, al relatar su vida se contradice o se repite a menudo, y resulta muy creíble.

Esta obra es un claro ejemplo de esa constante de la tragedia clásica que es el deseo de destruir al padre. Y al mismo tiempo abunda en claroscuros sobre la propia persona del protagonista.
Nos recuerda a menudo a una película de Woody Allen, pero más rica en ejemplos de contradicciones en la vida de una familia judía y menos repetitiva. En esta novela el autor lleva a cabo un verdadero ajuste de cuentas con su pasado.

“El mal de Portnoy”, además de ser una novela muy actual -por la forma en que muestra la contradicción que sigue viviendo la persona entre lo que hace y lo que verdaderamente piensa-, es una lectura que se disfruta enormemente.

Por Paqui Bernal
@_PaquiBernal

El mal de Portnoy (Contemporánea)
Autor: Philip Roth
Editorial: DEBOLSILLO
Publicado: 4 abril 2008
Páginas: 312
ISBN: 978-8483466308
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Paqui Bernal
Paqui Bernal es una escritora nacida en Andalucía. Publicó su segunda novela, “La mirada vaciada” (Nova Casa Editorial) en abril de 2021. También es autora de varios cuentos y artículos de prensa. Licenciada en Filología, estudió el Máster en Creación Literaria en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.