Reseña del libro «Jezabel» de Irène Némirovsky. Por Paqui Bernal.
No había leído nada de Irène Némirovsky (1903- 1942), una escritora judía francesa de familia ucraniana que falleció en un campo de concentración.
Una de sus obras más aclamadas es “Suite francesa”, pero no me apetecía adentrarme en el ambiente deprimente de la ocupación alemana durante mis vacaciones. Así que escogí “Jezabel”, una historia que tenía muy buenas críticas también.
Se trata de una novela clásica de una escritura impecable en el uso que hace la autora de los símiles y por su enorme habilidad para trabajar las imágener y crear vivas descripciones.
En cuanto al argumento, me ha recordado mucho a “El gran Gatsby” -por la forma tan fidedigna en que retrata el “dolce far niente” de las clases altas-, aunque se sitúe en Francia y parcialmente en otra época, antes de la Primera Guerra. Esta novela se publicó once años después que “El gran Gatsby”, así que ahí dejo la duda de si sirvió de inspiración a Irène Némirovsky, por si alguien quiere investigarlo.
La historia comienza “in media res”, en el juicio al que se somete a Gladys, la protagonista, por un asesinato, y retrocede a su juventud.
Llama mucho la atención el machismo del que hacen muestra tanto el público asistente y los testigos como el presidente del jurado. Comentan que las mujeres maduras deben tolerar el adulterio, que un hombre rechazado no tiene más salida que “entretenerse” -mientras que una mujer que “se entretiene” lleva una vida disoluta-, etc, etc. Esa mentalidad no resulta extraña para la época, pero sí porque se manifiesta de forma agresiva contra la acusada en un juicio, que debería ser un proceso más objetivo. Tal vez esta caracterización de los personajes fuese intencionada por parte de Irène Némirovsky, con el objetivo de darle tanto crédito a los chismes como al proceso para así trivializarlo todo. La propia narradora compara el juicio con una función de teatro.
Eso mismo tiene un efecto en el estilo: resulta muy moderno que la autora alterne el interrogatorio con los comentarios de parejas que forman parte del público sin previo aviso al lector.
A través del flujo de conciencia de Gladys totalmente obsesivo -vive exclusivamente para conservar su belleza y su juventud-, la protagonista se nos va desvelando como una viuda vanidosa y narcisista, que raya la psicopatía, cuya actuación sólo se justifica porque tuvo una madre fría y despreocupada. Como Atalía, reina tirana de Judea, hija de Jezabel. De ahí el título.
La relación entre la dócil hija de Gladys -Marie Thérèse, siempre a su sombra- y ella, una madre narcisista (que incluso la envidia), se trunca desde el momento en que la hija tiene su primer deseo.
El principal punto de giro llega cuando la hija le anuncia su intención de casarse justo cuando la madre acaba de ser rechazada por un amante. La madre se niega a que se case simplemente porque el hecho de ser suegra y abuela la envejecería.
Más tarde, el mayor conflicto de la novela, aunque brutal, se desencadena cuando la historia está ya demasiado avanzada, para mi gusto.
En definitiva, las estadísticas dicen que a un setenta por cien de los lectores les gusta este libro. Yo únicamente me atrevería a aconsejarlo a los aficionados a la novela clásica bien escrita y a los sociólogos y psicólogos interesados en la evolución de las relaciones machistas.
Por Paqui Bernal
@_PaquiBernal
Título: Jezabel Autor: Irène Némirovsky Editorial: SALAMANDRA ISBN: 978-8498384222 |