Reseña del libro «La mirada vaciada» de Paqui Bernal. Por Ana Moya.

La segunda novela de Paqui Bernal llegó a casa un viernes por la mañana. “Yo fui. / Columna ardiente, luna de primavera. / Mar dorado, ojos grandes.” Leí el poema de Luis Cernuda con el que se inicia el libro y decidí meterlo en la mochila que me llevaba de fin de semana. La mirada vaciada me acompañó en cada uno de los momentos de esos días, no podía soltarlo. Y el domingo, cuando llegué de nuevo a casa, ya había acabado la novela, pero las vidas de Pablo, Sam y Emma continuaban acompañándome y siguieron haciéndolo durante días. ¿Qué tiene La mirada vaciada que nos atrapa de una forma tan potente?

Paqui Bernal nos cuenta la historia de Pablo, un estudiante de informática, que se enamora de la bella y desenvuelta Sameentha, una angloíndia graduada en Arquitectura, con la que inicia una relación muy sensual. El exotismo de sus respectivas culturas contribuye a incrementar la enorme atracción física del uno hacia el otro. Al inicio de la relación, durante sus viajes al Rajasthan y a Bristol, y en la propia Barcelona, todo parece idílico. La familia de Pablo, y en concreto su madre, Emma, acogen con interés a la atractiva e inteligente nueva pareja del hijo.

“En cuanto empezó la cena, me tranquilizó ver cómo todos escuchaban a Sam boquiabiertos. Mis padres en cierto modo se acomplejaban ante cualquiera que enlazase dos frases en inglés, y a Nina parecía que le desconcertaba su acento porque no rodaba la erre —con la aspereza que había oído hacerlo a los angloíndios en la tele. Todavía no habían caído en la cuenta de que ella pertenecía ya a la segunda generación de emigrados de las colonias”.

Pero las cosas empiezan a complicarse y alguien descubre una cajita que contiene un juego en el que Sameentha y Pablo participarán. A partir de aquí se desencadenan una serie de sucesos –que no desvelaremos– explicados desde varios puntos de vista, y con los cinco sentidos, a través de un estilo fluido, inteligente y con buenas dosis de tensión narrativa por parte de la escritora.

“Pablo había colgado un gran espejo rectangular a una altura bastante elocuente y lo había inclinado. Tenía un marco con una cenefa plateada, lo habría escogido Sam, sin duda alguna. Bueno, a quién no le gusta observarse. Lo desconcertante (sin embargo) era que a él no le importase que su madre pudiese adivinar la utilidad de ese espejo, con lo pudoroso que era. Se me escapó una media sonrisa: definitivamente, mi hijito se estaba soltando la melena”.

Aquí leemos a Emma, madre de Pablo y una de las tras protagonistas de la historia. Y es que uno de los principales atractivos de la novela es precisamente el que tiene que ver con los tres narradores protagonistas. Se trata de tres voces diferenciadas y coherentes muy bien construidas que nos regalan tres versiones de los acontecimientos. Si entendemos la escritura como un diálogo autor-lector, Paqui Bernal nos sitúa en el lugar de un lector aventajado e inteligente que encuentra entre las líneas de estos tres narradores, poco fiables a causa de la subjetividad, la trama de una historia sobre una relación tóxica y un proceso de sometimiento en el ámbito de pareja, un abuso de poder que puede llegar a transformar los lazos afectivos en una tela de araña opresiva y resistente. Otra de las virtudes del trabajo con los narradores de la autora es que, dependiendo del personaje que narra cada uno de los capítulos, la mayoría bastante breves, sientes que transitas de un género a otro: desde la novela romántica hasta la erótica, pasando por la de suspense.

La mirada vaciada, escrita con una aparente sencillez, avanza con agilidad mientras describe y reflexiona sobre situaciones complejas de gran profundidad: ¿cuándo una relación se convierte en enfermiza?, ¿dónde ponemos el límite?, ¿cuál es el papel de amigos y familiares frente a una relación abusiva?, ¿hasta qué punto el sexo es una herramienta de poder?, ¿quién tiene el poder de vaciarnos la mirada? Además, a través de un lenguaje cuidado a la vez que accesible, la novela también incorpora a su trama uno de los temas importantes en la narrativa de los últimos años: la reflexión sobre los estereotipos de origen cultural, el tratamiento de la diferencia y los conflictos que pueden comportar el desconocimiento y la combinación de cosmovisiones distintas en las parejas mixtas. La autora trata este tema tabú sin maniqueísmos ni simplificaciones, a través de una mirada transgresora, y evitando los tópicos y los prejuicios con los que a menudo se caricaturizan las diferentes culturas.

“Era indudable que el peor defecto de los españoles era el inmovilismo, les costaban los cambios, tenían mentalidad de funcionario. Por el contrario, en Gran Bretaña a la gente le horroriza estar siempre atrapados en la misma profesión.”

Llegados a este punto de la reseña, ¿podemos responder la pregunta sobre el poder adictivo de esta novela? Sin duda. La mirada vaciada de Paqui Bernal nos atrapa porque se trata de una buena novela con múltiples capas de interés que no va a dejarte indiferente.

Por Ana Moya
@anamoyabcn

Título: La mirada vaciada
Autor:  Paqui Bernal
Editorial: Nova Casa Editorial
Publicado: 1 abril 2021
ISBN: 978-8418013829
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Ana Moya
Ana Moya (Barcelona, 1974) es miembro del equipo y del claustro de profesorado de la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès, del Centro de Estudios Africanos e Interculturales de Barcelona y autora de la novela Cafè Zoo (Viena Edicions, Premio Ciudad de Badalona de narrativa en 2012) y del poemario Monstres i rellotges (Ediciones Oblicuas). Con Ediciones de Salinas ha publicado su obra más reciente Immorality Act (marzo 2022).