Un oscuro cuento de hadas en el que conviven la crudeza de la realidad y los cuentos infantiles
Una novela en la línea de El laberinto del fauno y Neil Gaiman, sobre una niña que se refugia en su propio mundo para superar una historia de abusos y un crimen familiar.
«Deliciosamente terrorífico», The Guardian
Incluso su familia estaba convencida de su culpabilidad. Cuando Cassandra desaparece, serán sus sobrinos los que deberán descubrir todos los secretos que tuvo que esconder desde niña. Cassandra Tipp, excéntrica escritora de novelas románticas, ha desaparecido dejando una enorme herencia y un misterioso manuscrito. La policía cree que se trata de un homicidio. Sin embargo, los habitantes del pequeño pueblo donde ha pasado recluida toda su vida no están tan seguros de ello, puesto que su cuerpo no ha sido encontrado y no sería este el primer escándalo en el que se viera involucrada. Aunque fuera absuelta, nadie ha olvidado los sobrecogedores acontecimientos que rodearon el asesinato de su marido. Convocados por una carta de la propia Cassandra, sus sobrinos, Penélope y Janus, acuden a la antigua casa familiar en busca de respuestas. ¿Qué le sucedió hace años a su tía en el bosque que hay detrás de la casa? ¿A quién ha estado protegiendo desde niña? Y lo más importante para ellos, ¿cómo pueden acceder a su fortuna?
Claves de la novela
Una mezcla única: un thriller gótico, que combina elementos propios del domestic noir como Heridas abiertas de Gillian Flynn, con el universo de Tim Burton, Guillermo del Toro y Neil Gaiman.
Una historia para una nueva generación de lectores: Tanto por la forma de afrontar temas como el abuso o el bullying, como por la inteligente forma de hacer suyo el mito de la “bruja”, Me dejaste entrar ha sido recibida como “un clásico feminista moderno”.
Mark Heyman, guionista de Cisne negro, está preparando su adaptación a la gran pantalla.
Cassandra Tipp, excéntrica escritora de novelas románticas, ha desaparecido y ha dejado una gran fortuna y un misterioso manuscrito. La policía supone que se trata de un homicidio. Sin embargo, los habitantes del pequeño pueblo en el que vivía no están seguros de su muerte. Aunque resultara absuelta, nadie ha olvidado el juicio por el sobrecogedor asesinato de su marido. Siguiendo las instrucciones del testamento, sus sobrinos, Penelope y Janus, acuden a su mansión en busca de respuestas. ¿Qué le sucedió a Cassie de niña en el bosque?, ¿a quién ha estado protegiendo? Y, lo más importante para ellos, ¿cómo pueden acceder a su fortuna?
Un thriller que combina el mejor domestic noir con un universo digno de Tim Burton.
Así Empieza…
Conducís por un camino de tierra entre viejos robles. Es octubre, así que supongo que debe de estar lloviendo. Quizá también sople el viento y caigan hojas amarillentas en el parabrisas. Examináis con mucha atención los alrededores durante todo el trayecto, revisáis los espejos en busca de indicios de vida, pero no hay nadie. Aquí no hay vecinos ni familias en su paseo dominical. Sólo vosotros ante el camino terregoso y el frondoso bosque que os rodea, con árboles centenarios de troncos anchos y cortezas nudosas, raíces y ramas de formas intrincadas.
El sendero termina justo frente a mi puerta, así que os detenéis ahí. Aparcáis junto al gallinero vacío y, con expresión seria, observáis durante largo rato mi humilde hogar. Janus, tú te bajas primero del coche, te quitas las gafas de sol y te sacudes el cabello, cada vez más escaso. Tú, Penélope, frunces los labios y te proteges los ojos del sol con la mano, aunque está nublado. Los zapatos de tacón se te hunden en el suelo empapado, se llenan de restos de pasto amarillento y, tal vez, se les pega alguna vieja y maltrecha pluma de gallina.
Ninguno de los dos decís nada, creo, al menos no de inmediato. Parados ahí, miráis un rato la construcción de tres pisos con sus múltiples ventanas —algunas cuadradas, algunas redondas—, y la descascarillada pintura de un tono lila claro. Es una casa mágica, pero no es bonita. Es como un lujoso pastel de cumpleaños que se echó a perder y el glaseado rancio se desprende por los bordes. Los manzanos y cerezos que flanquean la casa dejaron de florecer hace mucho tiempo y tocan las paredes con sus ennegrecidos y afilados dedos. En esta época del año sirven sobre todo de hogar a las arañas. En las ventanas se aprecian visillos con encajes ya gastados y pesadas cortinas de terciopelo verde.
Janus, tú sacudes la cabeza, le diriges una mirada cómplice a tu hermana y murmuras entre dientes:
—La loca tía Cassie. No pensé que estuviera tan mal…
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