DETRÁS DE CADA NOMBRE HAY UNA HISTORIA La autora, en una de sus últimas entrevistas, publicada en Paris Review, advertía: «Recientemente en Charlottesville, pero en toda Europa y más allá, la extrema derecha se acerca, afortunadamente todavía de puntillas y en les petits pas, lo que, por supuesto, no lo hace menos peligroso. No hay pequeños fascismos, no hay pequeños nazismos benignos. De eso es de lo que trato de hablar en mis libros, de la importancia de recordar. En esta era de revisionismo agresivo, que tiende a lavar el cerebro de nuestras mentes ya dañadas y deformadas, sin memoria, somos presa fácil de la manipulación, perdemos identidad». Y recordar es, precisamente, lo que ha hecho el nieto de Alfredo Tramer. Este lector halló el nombre de su abuelo en la página 275 de Trieste. Hoy ha creado el proyecto La Voce dei Nomi para recordar los nombres de los 9016 italianos deportados: «Dar una voz a los nombres es una manera de hacerlos eternos y vivos». Enlace al proyecto #LaVoceDeiNomi
Trieste en la prensa: «Una pieza de alta cultura europea». The New York Times. «Una ventana a otro mundo, y un vistazo (el mejor) a la literatura croata del momento, tan desconocida más allá de sus fronteras y, en especial, en España». El Mundo. «Hay muchas formas de ficción histórica… Pero pocas como la de Daša Drndić en Trieste, un libro que abre heridas del pasado nazi en Italia». FantasticMag. «Una obra monumental (en propósitos y resultados) de Daša Drndić». Detour. «Trieste creo que es una maravilla. (…) Hacía mucho tiempo que no leía algo de ese nivel. (…) De alguna manera (o de muchas), resume lo que creo que la literatura centroeuropea del siglo xx ha conseguido mejor que nadie, que es una búsqueda de la identidad en lugares de frontera. Y en esta novela, Daša Drndić lo eleva al cubo, lo consigue de una manera todavía más compleja. Para mí ha sido un descubrimiento». Eduardo Madina. «Las secuelas de Anni-Frid Lyngstad, la morena de ABBA, por ser hija bastarda de un teniente alemán de las SS durante la ocupación nazi de Noruega; que Ramón Serrano Suñer, ministro de Exteriores y cuñado de Franco, fue uno de los clientes del Salón Kitty, el famoso prostíbulo berlinés que los alemanes usaban para espiar a sus usuarios; el papel del papa Pío XII y la Iglesia Católica con los niños judíos; el pasado nazi de Herbert von Karajan; el proyecto de muñeca hinchable para desahogo de los soldados encargado por Hitler; el pasado familiar de judíos huidos del Holocausto de la exsecretaria de Estado de EEUU Madeleine Albright y del dramaturgo Tom Stoppard… Son solo algunas de las decenas de piezas del «rompecabezas», como lo llama la traductora Simona Skrabec, que obliga al lector a construir el pasado para que no deje de existir, que la escritora croata Daša Drndić deconstruye en Trieste (Automática Editorial), una atípica novela sobre el nazismo». Anna Abella, El periódico. |