Una pregunta para Elena
de Marga Durá

Las vidas de toda una generación de mujeres marcadas por el consultorio más famoso de la radio. Por la autora de El prodigio de las migas de pan

Mayo de 1952. Berta, una huérfana de veintiún años procedente de un pueblo aragonés, viaja a Barcelona junto con su madre adoptiva, Eleonora, y su hermana Ramona para asistir al XXV Congreso Eucarístico, la gran celebración de la fe católica que pretende insuflar esperanza a una España rota por la miseria de la posguerra. Pero el principal interés de la joven es otro, pues es una ferviente seguidora del consultorio radiofónico conducido por la doctora Elena Francis, un espacio que hechiza a las mujeres de todo el país donde las oyentes y sus historias son las protagonistas. Berta quiere conocer a la célebre doctora y pedirle un consejo que puede dar un giro a su vida, y se alojarán en casa de la prima de Eleonora, Úrsula, guionista del programa y cuya hija, Gabriela, es locutora.

En el momento en que pisa el estudio de radio, la vida de Berta da un vuelco, y se atreverá a soñar con formar parte de este mundo, que la acerca a la tan ansiada libertad. A lo largo de su estancia en la ciudad tendrá la oportunidad de conocer a una serie de mujeres que la cambiarán para siempre, y el azar las hará cómplices de un suceso del que serán a la vez víctimas y responsables, y que las mantendrá unidas pase lo que pase.

Una novela de solidaridad entre mujeres con el trasfondo del consultorio más famoso de la radio y uno de sus personajes míticos: Elena Francis.

Marga Durá (Barcelona, 1971) se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha trabajado para revistas como Magazine de La Vanguardia, Vanity Fair, Yo Dona o CNR y medios digitales como Yorokobu, Vanitatis, MujerHoy, SModa o El Confidencial. Durante seis años fue subdirectora de la revista Nuevo Vale y durante siete, jefa de redacción de Men’s Health. También ha sido realizadora de documentales para museos y oenegés. El prodigio de las migas de pan (Destino, 2021) supuso su debut literario después de haber publicado dos libros de no ficción: Guía para madres rebeldes (2018) y Mujeres poderosas (2019). Una pregunta para Elena es su nueva incursión en el ámbito de la ficción.

Sobre el libro

Elena Francis, uno de los grandes fakes de nuestra historia

«Consúltale a Francis. Sé la amiga de Francis, Francis, Francis. El consejo es de Francis. Francis, Francis. La belleza es de Francis. Francis. Francis.»

Las vidas de toda una generación de mujeres marcadas por el consultorio más famoso de la radio. Por la autora de El prodigio de las migas de pan.

La propaganda franquista entraba a través de las ondas en todos los hogares del país de la forma más inocua: un supuesto consultorio de belleza radiofónico creado únicamente para domesticar a las mujeres españolas. Las instruían para perdonar infidelidades, perdonar humillaciones, perdonar golpes, que en el perdón está la salvación. Pero no a perdonarse a sí mismas.

«Si tuviera algo de decencia, querida amiga, si realmente quisiera consolar a las mujeres españolas, acabaría con su programa. Ojalá llegue el día en que no volvamos a oír nunca más su voz, porque las palabras matan, y usted lo sabe.»

Esta novela pretende ajustar las cuentas con nuestro pasado a través de la historia Berta, Gabriela, Ramona, Jacqueline, Carmen y Elvira. Ellas no agacharán la cabeza y decidirán su propio destino.

Barcelona, mayo de 1952. La ciudad bulle con los preparativos del XXXV Congreso Eucarístico, una imponente celebración de la fe católica que pretende insuflar esperanza a un país roto por la miseria de la posguerra. La radio, como sinónimo de modernidad, hechiza a las mujeres de todo el país con un espacio donde ellas son las protagonistas: el consultorio de la doctora Elena Francis.

Berta, una huérfana de veinte años adoptada por Eleonora y Sebastián, llega a la ciudad con su madre y su hermana pequeña para asistir al Congreso. Provienen de un pueblo aragonés y son fervientes seguidoras del consultorio. Las tres albergan la esperanza de conocer a la mítica doctora Francis y que ella las guíe para resolver un problema personal que no comparten con nadie más. Nunca han sospechado el engaño que se oculta tras aquella voz que con la excusa de ayudarlas las oprime.

«Aniquilar el modelo de mujer republicana. Por impía. Por vulgar. Por descarada. Por peligrosa. Por puta. Y en esas cenas, con cordero, con vino, con pan blanco, tanto ellas como ellos definían a esa mujer nacional católica, esa diosa sumisa, silenciosa, sonriente y discreta, siempre al servicio de Dios, de la familia, siempre mártir, más virtuosa cuanto más sufrimiento fuera capaz de abrazar en silencio.»

Las tres mujeres alojan en casa de Úrsula, la prima de Eleonora y guionista del consultorio radiofónico, y conocen a su hija, Gabriela, que trabaja de locutora. En el momento en que pisan el estudio de radio, la vida de Berta da un vuelco: se atreve a soñar con formar parte de ese mundo que la aparta de la miseria y la acerca a un tipo de vida prohibido para una chica pobre de un pueblo humilde.

Sus sueños de libertad chirrían en una sociedad en que el papel de la mujer se reduce al hogar. Y no solo los desvelos de Berta: también los de Gabriela, que esconde una historia de abusos. O los de Elvira, una prostituta bondadosa que huye del maltrato de su proxeneta. O la de Juana, una comadrona que ya no puede seguir ejerciendo su profesión. O los de Eleonora, que se culpa de no conseguir la atención de su marido. Todas ellas, mujeres aplastadas, deberán decidir si son capaces de tomar decisiones que las aparten del destino de infelicidad que la sociedad les ha impuesto.

«El Gobierno y la Iglesia las han convencido de que su deber es estar en casa, cuidando de los suyos, protegidas de los supuestos peligros que las acechan al traspasar la puerta de su casa. Y observan la calle a través del cristal de su ventana, igual que mis pequeñines. —Acaricia la pecera—. Las han convencido de que aquel es su lugar, de que deben ser ángeles del hogar. Ángeles del hogar… qué ridícula me ha parecido siempre esta expresión. Ángeles dulces, obedientes… complacientes. Ángeles amargos que juzgan a las mujeres que nadan en mar abierto sin saber tampoco muy bien qué es eso.»

LA MUJER EN LA POSGUERRA Y EL CONSULTORIO DE ELENA FRANCIS

La posguerra española fue un tiempo especialmente opresivo para las mujeres, que vieron mermadas no solo sus libertades sino también su pensamiento. Como si de un lavado de cerebro se tratara, toda la sociedad se imbuyó de unos principios que las infantilizaron, las juzgaron y las relegaron al hogar.

Se creó un modelo de mujer perfecta, sonriente, dulce, sacrificada, que no rebasaba las fronteras del hogar, que se anulaba en aras de la fe y el orden social, que aceptaba el sufrimiento y la injusticia sin protestar. A través de diferentes instituciones que pretendían proteger a la mujer y que se erigían como símbolos de la modernidad, como el Patronato de Protección a la Mujer, se implantó un sistema de control social que imponía duras penas para aquellas que lo infringían.

La eficacia del método no radicó únicamente en sus medidas de castigo, si no en la creación de un discurso que se asentó en la conciencia de millones de mujeres, que irrumpió en su intimidad, golpeándola con sentimientos de culpa y con una inseguridad constante.

Una de las herramientas para conseguirlo fue el consultorio de la doctora Elena Francis (1947- 1984), un espacio patrocinado por la supuesta doctora que dirigía el instituto de Belleza Elena Francis y que proporcionaba consejos sobre belleza.

«Le habían pedido que fuera más allá de los consejos de belleza, que combatiera la degeneración moral, que les enseñara a las españolas que su lugar estaba en el hogar, al servicio de sus maridos, de sus hijos, abrazando ideales nobles. Había alabado la astucia y la inteligencia con la que esculpía el personaje de Elena Francis. Otra diosa justa, perfecta, dura y salvadora. La voz de una mujer sabia que era escuchada, admirada, reverenciada en un país de mujeres sin voz. La doctora Elena Francis hablaría por todas.»

Las mujeres, admiradas por su cercanía, empezaron a cambiar el cariz de sus consultas, que derivaron en temas personales. Las respuestas, escritas por guionistas, psicólogos y censores, aconsejaban a las oyentes que aceptasen el maltrato o que perdonasen lo que fuera por el bien de la unidad familiar. En definitiva, a no protestar y aceptar, ya que como repetía la doctora habitualmente: la mujer ha venido a este mundo a sufrir. En el programa se respondían siete cartas en directo, pero la cantidad de correspondencia que recibían era ingente y muchas de ellas no podían radiarse por su contenido escabroso. Para ello se contrató a un equipo de «contestadoras de cartas» que debían «guiar» a las mujeres, enviándoles una respuesta personalizada y con un contenido siempre represivo.

«Eso no es lo peor, al menos para ella, pues no tienen suficiente con adoctrinar a las mujeres desde la radio. También lo hacen respondiendo una a una las cartas desesperadas que reciben. Fingiendo que la doctora ficticia se preocupa por todas y cada una de ellas y les responde personalmente a su domicilio con cartas que deberían consolar, pero que solo constriñen y aíslan a sus autoras. Cartas que escriben ella y sus once compañeras y que repasa don Paco y que firman como Elena Francis, convirtiéndose en cómplices del gran engaño.»

EL CONTEXTO HISTÓRICO

El XXXV Congreso Eucarístico es el marco en el que discurre la narración. Este acontecimiento supuso la consolidación el régimen franquista auspiciado por el clero, que a cambio logró privilegios que le sirvieron para imponer sus convicciones a lo largo de generaciones. Esta celebración quiso marcar el fin de la miseria de la posguerra, pero fue un acto cosmético: las cartillas de racionamiento se suprimieron dos meses antes de la celebración, pero volvieron poco después de que esta acabara.

«Todo esto es un montaje. Sí. Un montaje atroz, porque la Iglesia apoya al régimen, porque ahora el demonio ya no es el fascismo, sino el comunismo — habla muy rápido—. ¿Y qué? Lo importante es que esta gente durante unos días tendrá algo en que creer y esperanza, que es lo que más necesitan.»

El Patronato de Protección a la Mujer se creó en 1941, pertenecía al Ministerio de Justicia y lo presidía Carmen Polo de Franco. Era una entidad que con la excusa de ayudar a las mujeres las controlaba, las perseguía y las encerraba. Las celadoras del Patronato controlaban a las jóvenes, y si veían una actitud que consideraban indecorosa, como caminar de la mano con un hombre que no fuera de su familia, llamaban a la policía. Después les pedían a los padres que firmaran una cesión de la potestad en favor del Patronato y las jóvenes eran encerradas en conventos, que hacían las veces de correccional. No había una condena: el Patronato decidiría cuándo consideraba oportuno liberarlas. Además, podían alargar la mayoría de edad —y por tanto el encierro— hasta los veinticinco años.

El chabolismo es otro de los temas que colateralmente aparece en la novela, que se ejemplifica con uno de los personajes, Juana, que antes del Congreso vivía en un asentamiento ilegal en la avenida Diagonal —entonces conocida como avenida del Generalísimo— que fue destruido unos días antes de la celebración. En su lugar se edificó un gigantesco altar por el que desfiló la curia internacional en grandes misas multitudinarias. Los habitantes de las antiguas chabolas fueron trasladados a los edificios de Can Clos, que estaban a medio construir, por lo que carecían de los suministros básicos. También resultaban insuficientes para albergar a todos los habitantes del asentamiento desmantelado, por lo que diferentes familias tenían que compartir pisos tan diminutos que en ocasiones sus moradores se veían obligados a dormir de pie por la falta de espacio.

La prostitución, también muy presente, muestra la doble moral de la época, pues pese a los principios asfixiantes que se imponían a las mujeres, los burdeles que pagaban sus impuestos al Estado estaban permitidos, aunque paralelamente se perseguía la prostitución callejera.

*Contenido original proporcionado por la editorial 

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Una pregunta para Elena (Áncora & Delfín)
Autor: Marga Durá

Editorial: Ediciones Destino

Publicado: 4 octubre 2023

Páginas: 608

ISBN: 978-8423363957

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