Vértigos y norias
de Rulo (Raúl Gutiérrez Andérez)
Publicación: 4 noviembre 2021
Editorial: AGUILAR
Páginas: 128
ISBN: 978-8403522121
Biografía del autor
«En mi DNI pone Raúl Gutiérrez Andérez, aunque todos me dicen Rulo. Soy un chico de Reinosa (Cantabria) que soñaba con cantar. Y vaya que sí. Mi primer concierto lo di con 15 años recién cumplidos. Canté dos años en Suizidio (sí, con “z”, era joven y radical, ¿acaso no es lo mismo?). Después canté trece años en La Fuga, dando unas cuantas vueltas a España, vueltitas por Europa y algunos tumbos por Latinoamérica. Como no me he cansado de cantar, cuando eso saltó por los (malos) aires, seguí con lo del cante en Rulo y La Contrabanda.
Y ya llevo once años. He grabado 14 discos, he publicado un libro de fotos de gran formato, Adentro, y otro libro de conversaciones, con tintes biográficos, Tres acordes y la verdad. Este es mi primer libro de variedades, en el que caben los textos cortos, aforismos y demás peripecias que he ido escribiendo a lo largo y ancho de los dos últimos años. Ni soy ni voy de poeta. Soy escritor de canciones, pero he disfrutado intensamente de este viaje que recién empiezas. Ojalá en algún rincón de este libro encuentres refugio o calor. Buen viaje (o sigamos cantando)».
Sinopsis
Rulo se atreve por primera vez a ir más allá del universo de sus letras musicales y nos abre las puertas a su mundo interior a través de este libro repleto de textos, poemas y reflexiones.
«La infancia es ese hogar que nunca podrás deshabitar».
No somos más que niños en un parque de atracciones, un cúmulo de vértigos y norias, una aventura desordenada a la que a veces le falta argumento y otras le sobran giros de guion. Pero en ese imprevisto juego de azar está la gracia: sentir es un deporte de riesgo en el que no hay medidas de seguridad. Estas páginas componen un dibujo perfecto de esa apuesta que es vivir, de esa carrera de obstáculos que es latir cada día, de esa nostalgia y ese deseo que nos hacen caminar hacia delante sin olvidar el laberinto que nos trajo hasta aquí.
En este libro, Rulo, cantante, compositor y uno de los grandes exponentes del rock español de las últimas décadas, se atreve por primera vez a ir más allá del universo de sus letras musicales y nos abre las puertas a su mundo interior a través de una gran variedad de textos, poemas y reflexiones fruto de sus experiencias y anécdotas rodadas a lo largo de miles de kilómetros con su furgoneta y tras los escenarios.
Nota de prensa
Vértigos y norias es el primer libro de relatos poéticos de Rulo, uno de los grandes exponentes del rock español, es el universo por descubrir más rebeldemente poético de músico.
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ:
«Tu cuenta premium de Spoti. Tus pasos en la escalera. Tus vinilos de Norah Jones. Tus cabellos en la bañera. Tus braguitas en el cesto. Tu impaciencia.»
TÚ Y LA MAR:
«Tú, como la mar. Fría. Profunda. Con tus subidas y bajadas. Con tu calma chicha y tus tormentas. Con tus resacas y tu sabor salado. Inspiradora. Bella. Traicionera. Y tan imposible de abarcar.»
«Este es mi primer libro de variedades, en el que caben los textos cortos, aforismos y demás
peripecias que he ido escribiendo a lo largo y ancho de los dos
últimos años. Ni soy ni voy de poeta. Soy escritor de canciones,
pero he disfrutado intensamente de este viaje que recién empiezas.
Ojalá en algún rincón de este libro encuentres refugio o calor. Buen viaje (o sigamos cantando)».
Rulo
Rulo, el chico rockero de Reinosa que transforma todo escenario nacional e internacional donde pone el pie, se atreve por primera vez con un libro de relatos poéticos que va más allá del universo de sus letras musicales. El músico abre las puertas a su mundo interior a través de una variedad de textos, poemas y reflexiones fruto de tantas experiencias y anécdotas rodadas en miles de kilómetros con su furgoneta.
Con prólogo de Bunbury, este libro es una ventana a la esfera más personal de Rulo, una mirada poética más allá de su universo musical con textos urbanos y llenos de la melancolía, la profundidad y el tono canalla de sus composiciones.
LA OBRA
No somos más que niños en un parque de atracciones, un cúmulo de vértigos y norias, una aventura desordenada a la que a veces le falta argumento y otras le sobran giros de guion. Pero en ese imprevisto juego de azar está la gracia: sentir es un deporte de riesgo en el que no hay medidas de seguridad. Estas páginas componen un dibujo perfecto de esa apuesta que es vivir, de esa carrera de obstáculos que es latir cada día, de esa nostalgia y ese deseo que nos hacen caminar hacia delante sin olvidar el laberinto que nos trajo hasta aquí.
Vertigos y norias es un compendio de textos poéticos en los que el de Reinosa aglutina todo su universo. Con el estilo que le caracteriza, pero recogiendo todo aquello que no le cabe en una canción, como indica Bunbury en el prólogo, Rulo nos habla de amor y desamor, del cine, la música y poesía que le han marcado; de los lugares que forman parte de quien es.
«Me gusta leer así, libre, tal y como se nos presenta Rulo en Vértigos y norias, encogiéndose o agigantándose para recrearse en todo lo que no le cabe en una canción, con humor, con amor, con delicadeza, con dolor, con júbilo… En las distancias cortas, ajustándose a la rima cuando es preciso o en versos sueltos y atrevidos. (…)
Me gustan los cantantes que escriben o pintan. Igual que los cineastas que esculpen o los poetas que tocan el violín. Confirman que el modo creativo les supera y, a veces, no pueden evitar tener que expandir los horizontes y buscar una voz nueva en otra disciplina, cuando ya encontraron tono y carácter en el área de trabajo por la que recibieron reconocimiento y aplausos. Me gusta la valentía que supone enfrentarse a la crítica fácil de los que acusan de intrusismo a quien solo continúa haciendo su trabajo, ampliándolo».
Fragmento de Hijas de una misma musa,
el prólogo de Bunbury
*Contenido original proporcionado por la editorial Alianza Editorial
OTOÑO
Eres el más bello fundido a ocre,
como adagio perfecto.
Empapas todo de melancolía y de lluvia.
Curas o acentúas la resaca estival.
Te desean las musas y el duende.
La estación de las hojas:
de papel, para el que se enfrenta a la escritura,
y de los árboles, cayendo lentamente,
tejiendo un manto de infinitos marrones.
Me hueles a café recién molido.
ALMA FERIANTE
Tu alma es como un feriante que va de ciudad en ciudad.
Y reparte momentos de alegría a mucha gente.
Y no echa raíz en ningún sitio, porque es de todos los lugares.
Y no entiende ni de lazos ni de exclusivas.
Tu alma huele a dulce de algodón y almendras garrapiñadas.
Tu alma vive a la contra.
Trabaja duro en verano para aliviar olvidos
y descansa en invierno para disfrutar la lluvia y contar nubes.
Tu alma me suena a músicas diferentes a un volumen atronador,
como una competición loca de decibelios sin control.
Tu alma tiene mucha luz. ¿Qué digo luz? Luces.
De vivos colores.
Una amalgama infinita que tiñe tu piel gitana cada noche.
Tu alma es nómada y vive en una casa sobre ruedas,
aunque las cosas no siempre vayan sobre ellas.
Tu alma apenas llega, y ya sabe que tendrá que irse.
EL MAGO DE SICILIA
Se ha ido Battiato. Bueno, es un decir. Ya sabes, quedan las canciones,
la obra, el legado… Frases hechas que no me valen. Pienso
escuchar su música sin pausa. No quiero hablar con nadie. Él
entró en mi vida, para quedarse, desde aquella pantalla de televisión
cuando yo apenas calzaba 10 años. El mago de Sicilia, con
su aspecto de padre de familia del montón, sus gafas de pasta y su
imponente nariz. Sin necesidad de abalorios, sombreros, ni lentejuelas.
Sin esa postura (más bien impostura) de querer agradar
permanentemente. Casi como si aquello no fuera con él. Un artista
de otro tiempo evidentemente mejor que este, en el que él
ya no está. Un genio 5.1.
CANTABRIA
Regreso a ti porque eres raíz y tierra.
Regreso a ti cuando me siento herido
y el mundo me pega un revolcón,
como diciéndome: ¿Dónde vas?
Regreso a ti porque eres madre,
amante, mujer, abuela…
Regreso a ti, a veces por aire,
—descendiendo por los collados del Asón,
hasta llegar al Seve—,
a veces por tierra.
Cruzando los suelos castellanos de Machado
diviso, a lo lejos, tus montañas.
Esas que retienen las nubes
y marcaron mi carácter y aquella timidez primera.
Cuando la dama del velo me lleve
me quedaré para siempre en ti.
Llevadme por la cuesta del polvorín
con alegría y sin duelo.
Hacedlo por mí.
No me lloréis. Celebrad.
Descorchad el mejor vino. Besaos.
Brindad por la dicha de lo recorrido.
Y colocadme con vistas al Pico Tres Mares.
Es importante el último hogar,
en el que más tiempo vas a pasar.
La vida es un regalo en forma de caramelo.
Entre saborear o atragantarme,
entre bailar o llorar,
elegí lo primero.
Regreso a ti irremediablemente
porque, aunque suene cursi, te quiero.
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