Aguacero

“Aguacero” , supone el debut de Luis Roso y desde luego no había podido comenzar con mejor pie. Una novela negra ambientada en la España de los años 50, hasta Las Angustias un pequeño y recóndito pueblo de la sierra madrileña, donde se está construyendo un pantano llega el Inspector Ernesto Trevejo, para intentar arrojar luz sobre los asesinatos de dos guardias civiles, el alcalde y su mujer ocurridos en el pueblo y que apuntan a un asesino en serie.

La difícil relación entre los diferentes ostentadores del poder en el pueblo, pondrán a nuestro inspector en serios apuros para llevar a cabo su investigación.

Lo primero que llama la atención es la cuidadísima ambientación de la novela, un magistral retrato de una época oscura, de una España sometida al régimen franquista con todos sus condicionamientos. Unos personajes dibujados con mimo y con mucha precisión sitúan al lector en la vida de los mismos trasladándonos a los usos y costumbres de una época.

Protagonista absoluto de la novela el Inspector Trevejo, nos narra en primera persona esta magnífica historia llena de intriga, en la que las relaciones personales de los protagonistas cobran vital importancia, para llegar a esclarecer esta escabrosa trama.

Sorprende tras la lectura de la novela el cuidado trabajo de documentación de este jovencísimo autor (28 años), para acercarnos a una época que a él le queda demasiado lejana, la fuerza de los diálogos es absolutamente magistral, directos, ágiles y hasta rozar a veces en el sarcasmo.

Una novela que se lee a muy buen ritmo y que a pesar de la sencillez de la historia no deja en ningún momento de sorprender al lector con algún que otro giro argumental para mantener la tensión.

Una más que buena incursión de este prometedor autor dentro del género negro, que ha supuesto para mí un absoluto placer y un gran descubrimiento de un autor novel que va a dar mucho que hablar.

Agradecer a Ediciones B @Ediciones_B y a SalmaiaLit @SalmaiaLit el haberme enviado un ejemplar de esta historia para su lectura y reseña.