Almas grises

Reseña del libro «Almas grises» de Philippe Claudel.
Por Paqui Bernal.

Leí “Almas grises” hace años, pero si aún he podido hacer la reseña ha sido porque la novela es una de esas obras que te dejan huella.

Cuando pienso en la historia, todavía puedo visualizar ese pueblo de principios del siglo XX, gracias a que el autor, Philippe Claudel, es un maestro de la descripción y de la caracterización de personajes.

El argumento narra cómo alguien descubre una hermosa niña que ha sido asesinada flotando en el canal próximo a la localidad. Es Belle, una de las hijas de Borrauche, el posadero. En ese pequeño pueblo de provincias el asesinato de Belle despierta numerosas sospechas y antiguos rencores y desmonta el orden social que ya se tambaleaba por la guerra, la Primera Guerra Mundial -uno de cuyos frentes está muy cerca de allí-.

El principal sospechoso es el fiscal, pero como pertenece a una de las familias ricas del pueblo, la investigación se desvía en otra dirección. Finalmente el juez dictará sentencia en contra de dos desertores apresados cerca del lugar del crimen.

El policía que llevó la investigación escribe una crónica de los sucesos veinte años más tarde (es entonces cuando se atreve a dar la cara y analizar los hechos). Y al lector no se le escapa que, como en las mejores novelas de Agatha Christie, existen varios sospechosos por diversos motivos: el tonto del pueblo (que está enamorado de la profesora, que también desaparece), el fiscal Destinat mismo -porque su esposa murió a los seis meses de matrimonio,  le dejó una enorme mansión y podría haberla matado por codicia-, dos desertores que podrían haber abusado de la niña o matarla para no ser delatados… Incluso el propio Mierck, el juez, que es una persona desagradable.

El cronista no da un veredicto, pero sí nos presenta a los desertores condenados como chivos expiatorios.

Una de las conclusiones de la lectura, y tal vez la principal, podría ser que en realidad nadie es inocente: los humanos somos tan grises como el clima de esa región, como la cobardía de los responsables y como la muerte que asola ese pueblo. Escribe Claudel: “… en aquellos días de guerra en que todos los asesinos habían cogido vacaciones en la vida civil para encarnizarse mejor bajo el uniforme…». Esta frase es sólo un ejemplo del estilo del autor, que no por irónico deja de ser a menudo muy poético también.

“Almas grises” recibió el premio Renaudot en 2003, posee una trama maravillosamente ligada y está muybien escrita. Para mí es una de las mejores obras de la literatura francesa contemporánea. Pero por encima de todo eso, es una novela tremendamente conmovedora.

Como decía al empezar la reseña, una historia memorable.

Por Paqui Bernal
@_PaquiBernal