Hoy os traemos la reseña de la última novela de Domingo Villar titulada El Último Barco tercera novela en la que nos volvemos a reencontrar con el inspector Leo Caldas y con su “férreo” compañero Estévez. Hace años que leí “Ojos de Agua” y “La Playa de los Ahogados” y había muchas ganas, casi una necesidad.
La espera ha sido larga, la expectación era máxima tras el bombazo de La playa de los ahogados y he de confesar que no me ha defraudado…..
La hija del doctor Andrade vive en una casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de la otra orilla. Allí las mariscadoras rastrillan la arena, los marineros lanzan sus aparejos al agua y quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle la llegada del barco que cruza cada media hora la ría de Vigo.
Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios.
Y aunque nada parezca haber alterado la casa ni la vida de Mónica Andrade, Leo Caldas pronto comprobará que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies puede ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes.
Un complicado caso para el Inspector Caldas, un caso para el que el autor se ha servido tanto de personajes reales como de otros son fruto de su imaginación, la trama se desarrolla lenta y minuciosa sin por ello entorpecer la lectura o aburrir al lector con descripciones innecesarias, una historia que como un buen puchero se cuece a fuego lento y en la cual el autor nos transmite sensaciones únicas, la melancolía, la bruma, la luz mágica y especial que baña los escenarios se palpa se siente.
Caldas ya está más que demostrado no es un inspector al uso como tenemos muchos ejemplos en miles de novelas, es concienzudo, meticuloso y trabaja sin descanso, a pesar de que en este caso parece que los elementos se han confabulado para que durante el transcurso de la investigación cada paso adelante parece suponer un par de pasos atrás, un registro de llamadas del teléfono de la desaparecida que parece no llegar nunca, el visionario de unas cámaras que parecen no reflejar ni recoger nada que no sea un elemento vital en Galicia … los paraguas .
La ambientación espectacular y para los que como yo tenemos la gran suerte de conocer bastante bien los escenarios que describe Villar, es fácil trasladarse desde la tranquilidad del sofá y recorrer los escenarios desde los ojos de Caldas.
Una novela en la que a pesar de que el protagonismo absoluto sea Caldas, todos y cada uno de los personajes “secundarios” están tratados con un mimo exquisito, desde ese rotundo Estévez que es la personificación de la fuerza bruta es el contrapunto perfecto de Caldas, sin poder dejar de mencionar al padre de Caldas, un personaje instalado en la sabiduría que nos concede la edad y nos regala maravillosas reflexiones a través de las conversaciones que mantiene con su hijo, Napoleón el mendigo filósofo uno de los personajes que me ha fascinado.
Sin duda una novela redonda que a pesar de su longitud más de setecientas páginas se me ha hecho corta, la he saboreado tal y como Domingo Villar la ha cocinado a fuego lento dejando que sus ingredientes se vayan infusionando para crear un caldo rico en matices, una novela que se paladea con los cinco sentidos.
Han sido más de ocho años de espera y desde aquí deseamos a Domingo Villar muchos éxitos con esta novela y esperamos que la próxima ya sea una nueva entrega de Leo Caldas o algo absolutamente distinto no se haga esperar tanto y si tiene que ser así aquí estaremos siempre…
Agradecer a la Editorial Siruela el habernos enviado un ejemplar de la novela para su lectura y reseña en el Blog.
Título: El Último Barco Autor: Domingo Villar Editorial: Siruela Publicado: 18 de marzo de 2019 Páginas: 712 ISBN: 978-8417624279 |