El último tren
de Hortensia Búa Martín

Hay un ritmo en los pasos de quienes patean las estaciones, una cadencia monótona que seguimos los viajeros como regidos por un diapasón que marcase el compás de espera en el que nos hallamos embutidos, dentro de un destino común momentáneo y efímero que compartimos, sin habernos propuesto ese encuentro, con gentes a las que no volveremos a ver en la vida…

Así comienza esta novela ─en la que conviven historia, amor y psicología─, con esta reflexión del personaje central: Arthur Kimbal, profesor de inglés, quien sube al tren la mañana del 11 de marzo de 2004 en la estación de Alcalá de Henares rumbo a Madrid, donde planea encontrarse con su amigo Octavio para visitar, como suelen, el Museo del Prado. Pero el destino se encargará de deshacer sus designios.

Hay en esta novela una sensación de avance continuo y rítmico, semejante a la que se tiene cuando se viaja en tren, que facilita al lector el adentrarse en la historia. Es un estado casi de letargo que permite avanzar hacia atrás en el tiempo y que da pie a la construcción del pasado de los personajes de una manera fluida. Está todo en consonancia, por lo que el libro funciona a las mil maravillas. La autora mantiene al lector cogido de la mano en todo momento.
Se trata de una novela poderosa, intimista y difícil, arriesgada y valiente que, como añadido, incluye un universo metaliterario que hace las delicias de cualquier amante de las letras.

Sobre el libro

UNA HISTORIA EN PARALELO A LOS ATENTADOS DEL 11-M

El último tren, la nueva novela de Hortensia Búa Martín, retrata el sentimiento de pérdida con una narrativa valiente y honesta.

En 2024 se cumplirán veinte años de los atentados terroristas de Atocha. Con la perspectiva de este tiempo transcurrido desde entonces, en su nueva novela, la escritora Hortensia Búa Martín presenta una historia de amor aderezada de elementos psicológicos y metaliterarios que fluye con suavidad, diseminando el sentimiento de pérdida como efecto catalizador en la vida de los seres humanos.

El libro se inicia con un fragmento que marca las pautas en las que se irá desarrollando: «Hay un ritmo en los pasos de quienes patean las estaciones, una cadencia monótona que seguimos los viajeros como regidos por un diapasón que marcase el compás de espera en el que nos hallamos embutidos, dentro de un destino común momentáneo y efímero que compartimos, sin habernos propuesto ese encuentro, con gentes a las que no volveremos a ver en la vida…».

Arthur Kimbal, profesor de inglés, sube al tren la mañana del 11 de marzo de 2004 en la estación de Alcalá de Henares rumbo a Madrid, donde planea encontrarse con su amigo Octavio para visitar, como suelen, el Museo del Prado. A partir de esa premisa, y de los acontecimientos que sucedieron ese día, el lector deambulará entre hechos pasados y presentes, entre narraciones en primera y tercera persona, a través de lo cual la autora permite al lector ir dibujando el cuadro silente de una pequeña gran historia oculta en la confusión de uno de esos momentos en que la realidad sufre una terrible sacudida.

Alcanzando una gran consonancia entre todos los elementos propuestos, la escritora se permite, además, hacer un sentido homenaje a los amantes de la literatura a través de referencias constantes a grandes autores de la edad dorada de las letras españolas, un juego en paralelo que sirve de alivio a la dureza del marco en el que se engloba la trama.

El último tren es la tercera novela publicada por Hortensia Búa, tras Madrid Blues: la extranjera (Ediciones Atlantis, 2009) e … y no estar locos (Ediciones HBM, 2015). Licenciada en Filología Inglesa y Semítica y profesora de Lengua Española e Inglés, es autora de la biografía María Moliner: la luz de las palabras y ha colaborado en distintas publicaciones, destacando las referidas a María Teresa León, Juana de Castilla o Wallada la Omeya.

*Contenido original proporcionado por la editorial

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