Jara Morta
de Ángela Segovia
Estaba deseosa de subir al claro, así que no esperé mucho. Hacía tiempo ya que no iba por ese camino. Todo era igual y nada era lo mismo. Las jaras se caían derrumbadas hacia los lados del camino, la mayoría grisáceas ya. En medio de aquello, en el borde tras el cual empieza a descender el valle, un pequeño mirador secreto, estaba la antigua cabaña del abuelo. Me sorprendió ver que todavía quedaban vestigios. Un círculo de piedras. En mis primeras visitas apenas pude hacer nada aparte de mirar. Poco a poco aquel paisaje se me fue metiendo por el cuerpo. Durante varias largas mañana me dediqué a recoger ramas secas y llevarlas junto al círculo de piedras. Las ramas se enganchaban unas a otras como si se abrazaran. Empecé a advertir lo que estaba apareciendo. Una guarida. En todo ese tiempo yo iba escribiendo un cuaderno y anotaba todas las cosas que sucedían. Hablaba del miedo que pasaba estando en ese paisaje tantas horas, sola, en silencio. Luego hablaba del recogimiento que sentía cuando empecé a meterme en la guarida. También algunos poemas empezaron a aparecer bajo el título de Mi paese salvaje.
Ángela Segovia nace en 1987 en Las Navas del Marqués (Ávila), «esta tarde cuando salí de casa de mis padres el aire había cambiado de color, había algo un silencio que se cerraba contra el viento. Las nubes se agolpaban arriba, aún blancas. A lo lejos se oía el griterío de los niños, niños jugando». Ha publicado ¿Te duele? (V Premio de Poesía Joven Félix Grande, 2009) y de paso a la ya tan (ártese quien pueda, 2013). «Lírica hoy, para mí, es un acto de fe. Y en tanto eso, un acto de amor». En 2015 y 2016 es becaria de creación en la Residencia de Estudiantes. «El otro día cuando volvía a la Residencia, pasé el pasillo de los árboles de olor y junto a la cabañita de abastos apareció un viento enorme que me envolvió, era muy grande y lo agitaba todo con velocidad, me golpeaba en la cara fuertísimo». En 2016 publica en esta misma editorial La curva se volvió barricada, que al año siguiente obtiene el Premio Nacional de Poesía Joven, «y yo no sé dónde meterme, estoy muy feliz». En 2017 traduce del gallego de Alén al castellano de Las Navas CO CO CO U de Luz Pichel (también en La Uña Rota). En 2018 publica Amor divino, tras los que vinieron Pusieron debajo de mi mare un magüey (2020), Mi Paese Salvaje (2021) y su primera novela, Las vitalidades (2022).
Sobre el libro
Hay libros de los que cuesta hablar, y Jara Morta, de Ángela Segovia, es uno de ellos. Los lectores de la poeta reconocerán su voz desde la primera página, pero aun así, sentirán que ha dado un paso más en su cruce de géneros (“el híbrido perfecto entre narración y poesía, la mezcla exacta, el empate”, en palabras de Juan Marqués), dudando si se encuentran ante un diario, una narración, una novela, una plegaria. Probablemente tienen todo ello en sus manos, en un bellísimo libro con portada de Laura Ríos.
La protagonista de Jara Morta regresa al claro de un bosque donde, años atrás, su abuelo construyó una cabaña. Vuelve cada día y, casi sin darnos cuenta, la acompañamos en la reconstrucción de esa guarida. Pero, como cuenta la propia autora, no hay enseñanzas ni instrucciones en su pequeña hazaña: “lo que aquí presento es sólo una pequeña invitación. No os muestro mi cabaña, por tanto, os invito a entrar en la vuestra”.
Jara Morta, escogido por las librerías entre los 70 títulos imprescindibles de la Feria del Libro de Madrid en Babelia, continúa Bella Morte, la serie comenzada en 2021 en el aclamado Mi Paese Salvaje (Premio al Mejor Libro de Poesía «Las Librerías recomiendan», que concede Cegal), y surge de las anotaciones de Ángela en su visita diaria al citado lugar campestre. Su escritura habla del miedo y la ausencia, pero también del recogimiento que recibe en esa guarida reconstruida.
*Contenido original proporcionado por la editorial
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