Hoy os traemos la reseña de la esperadísima nueva novela de Joël Dicker, La Desaparición de Stephanie Mailer y que está catapultando al techo más alto de la literatura a su autor, como ya venía confirmando la crítica en los días previos a su lanzamiento.
Una novela difícil de reseñar más allá de lo que desvela la sinopsis porque cualquier detalle puede destripar la historia.
1994 en Orphea en la región de los Hamptons el día que se inauguraba el Festival de Teatro de la localidad, un cuádruple asesinato, sacude los cimientos de la localidad. El alcalde, su mujer y su hijo de cinco años son asesinados en su propia casa, y en la puerta
de la misma el cadáver de una mujer que estaba haciendo deporte. Los agentes Jesse Rosenberg y Dereck Scott consiguen dar con el asesino y así devolver la tranquilidad a la pequeña localidad pero…
Veinte años después el agente Jesse Rosenberg se va a jubilar y durante la ceremonia una periodista llamada Stephanie Mailer aparece para sembrar una duda sobre la resolución del cuádruple asesinato. ¿Encerraron al verdadero culpable? A la vista de la revelación de la periodista la duda ha germinado en Jesse, pero la desaparición pocos días después en sospechosas circunstancias de Stephanie Mailer hará sonar todas las alarmas y será el punto de inicio de esta magnífica historia.
La trama está servida y aquí es donde comienza la magia de Dicker, en la narración se van intercalando personajes del presente y del pasado y nos va situando en la trama retomando personajes y observando la evolución de los mismos veinte años después. La habilidad de Dicker reside en la complejidad, una novela llena de giros, de personajes (algunos prescindibles bajo mi punto de vista) que según los presenta el autor a “casi” todos les otorga motivos y razones para ser el asesino. Si tuviera que elegir entre los personajes creo que no tendría dudas me quedo con Kirk Harvey, un peculiar personaje ex de policía que ahora se dedica a escribir obras de teatro y que lleva veinte años una obra con la que espera asombrar al mundo.
Dilucidar si nos encontramos ante la mejor novela de Dicker, es complicado al igual que sus novelas, su estilo más que definido y su habilidad para convertir lo “sencillo” en algo tremendamente enrevesado, darle brillantez y resolver cada giro, cada detalle porque si es algo es bien cierto es que nada queda en el aire a pesar de la complejidad de la novela.
De lectura adictiva, cada capítulo deja siempre con ganas de más, de querer ahondar en aquel personaje, de descubrir ese “algo” que parece que todos ocultan y que solo son fruto del magnífico trabajo de una mente privilegiada como es la de Dicker que sabe dar al lector lo que en cada momento va pidiendo.
Una novela necesaria para los seguidores del ya encumbrado Joël Dicker que estábamos hambrientos de algo nuevo, un thriller intenso brillante y difícil de olvidar que para el lector que descubra con esta novela a su autor le despertara emociones intensas, porque Dicker es el maestro de los misterios y de las emociones.
Agradecer a la editorial Alfaguara el habernos proporcionado un ejemplar de la novela para su lectura y reseña en el Blog y el habernos invitado a la presentación privada en la cual tuvimos el enorme placer de conocer a Joël Dicker en persona.
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