La edad del desconsuelo

Hoy les presento La edad del desconsuelo (Sexto Piso), una novela que publicó la autora Jane Smiley el pasado año y que, creo, arropa una serie de sentimientos que alcanzan toda su vigencia a día de hoy, cuando parece que todo lo que ocurrió o se publicó antes del 2020 sucedió en otra vida, una que ya no nos pertenece.

Jane Smiley (Los Ángeles, 1949) es autora de una veintena de obras de ficción y ensayo. Ha recibido varios premios de renombre mundial, entre otros, el Pulitzer de narrativa. La edad del desconsuelo es uno de esos libros en los que parece no pasar nada, como parece no pasar nada en nuestro día a día. Pero apenas nos habremos dado cuenta, que las ciento trece páginas de este libro se habrán desvanecido entre nuestros dedos.

Con esta obra, la autora crea un poderoso retrato de la intimidad familiar. Sus protagonistas, Dana y Dave, son un matrimonio con tres hijas a punto de perder aquello que un día desearon. Dave está convencido de que Dana se ha enamorado de otro hombre y decide que la mejor manera de salvar su relación es evitar que su esposa descubra que él lo sabe. Y es precisamente Dave el narrador de la historia, una primera persona poderosa como pocas he leído últimamente. Comprueben si no:

«Tengo treinta y cinco años y creo que he alcanzado la edad del desconsuelo. Otros llegan antes. Casi nadie llega mucho después. No creo que sea por los años en sí, ni por la desintegración del cuerpo […]. No es solo que sepamos que el amor se acaba, que nos roban a los hijos, que nuestros padres mueren sintiendo que sus vidas no han valido la pena. Es más bien que nuestras circunstancias y las del resto del mundo se han derrumbado.»

Leer esta historia es como ver pasar una película casera, donde hay desayunos apresurados, discusiones estúpidas, risas, deseos, secretos, gritos y silencios. No es fácil escribir sobre lo cotidiano, de hecho, creo que es mucho más complicado reflejar de forma literaria la cotidianeidad de una familia que un acontecimiento inesperado y de gran calado emocional, pero Smiley es capaz de rasgar las entrañas de un matrimonio convencional y poner en jaque nuestras convicciones solo describiendo lo que ocurre en una casa cuando un niño enferma de gripe o no quedan cereales para el desayuno del día siguiente.

Les dejo con una frase sobre la obra que publicó Kakutani en The New York Times y que creo que contiene la esencia de este libro: «Una preciosa y tristísima reflexión sobre el desgaste y la pervivencia del amor».

Por Aránzazu Gordillo
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