La hija del khan

La hija del khan
de Marga Bas

Una novela histórica sobre una joven que partió de Samarcanda siendo princesa y se convirtió en esclava.

Myrah es una niña muy especial que lucha para estudiar y alcanzar los conocimientos de su padre, Ulugh Beg, khan de Samarcanda, un reconocido astrónomo y matemático nieto de Tamerlán el Grande. La primera esposa del khan, Rukaiya, y su primogénito, Abdal, se opondrán ferozmente y asesinarán a Ulugh Beg. Además, Myrah es secuestrada y entregada como esclava por orden de Abdal, que, influenciado por su madre, teme perder el trono. A lo largo de la ruta, intentará escapar en varias ocasiones, pero la férrea vigilancia de Ghazam, jefe de los mercenarios, lo impedirá. Ella se jura soportar todas las penurias y seguir con vida con un solo propósito: volver a su ciudad y vengar la muerte de su padre.

Una mujer que cruzó el mundo y que conoció el amor para perderlo después.

Marga Bas (Barcelona, 1957) se formó en interiorismo en Barcelona. Amante de la historia y de los viajes que propicien conocer otras culturas, su pasión por escribir la llevó a estudiar escritura creativa. De allí nació La hija del khan, su primera novela.

FRAGMENTO

«Las luces nocturnas hacían brillar las cúpulas que dominaban Samarcanda y las fachadas revestidas de azulejos de la madrasa, el colegio sufí y el palacio. Entre ellas destacaba Bibi Chanum: su interior podía compararse con la bóveda celeste. Fuera, cuatro minaretes alzaban sus torres desafiantes al cielo desde las esqui- nas que unían la pared exterior, cincelada con hermosas caligrafías y motivos or- namentales. En el centro se extendía la gran explanada del Reguistán.

Myrah contemplaba embelesada la ciudad desde el terrado, al que una vez más había subido al anochecer, aprovechando el silencio que envolvía el palacio cuan- do todos descansaban ya en sus aposentos. Tras una última mirada más allá del muro por donde se asomaba de puntillas, se desplazó hasta el centro del lugar y allí, como si se tratase de un ritual, desenrolló una alfombrilla para estirarse sobre ella y así poder contemplar los astros a placer para plasmarlas con detalle en el pergamino. La Vía Láctea en su plenitud cubría con un manto de estrellas el firmamento. La noche era tan clara y luminosa que le pareció que alargando la mano podría alcanzar alguna de ellas».

Reseña del libro «La hija del khan» de Marga Bas.
Por Raquel San Martín Rodríguez 

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