La increíble historia de António Salazar, el dictador que murió dos veces.

Una crónica apasionante de la dictadura más longeva de Europa y de su asombroso final.

Durante cuarenta años, Portugal y su inmenso imperio colonial fueron dirigidos por António Salazar, un hombre lleno de contradicciones. Este brillante ensayo recorre las peculiaridades del Estado Novo, desde los años treinta con Hitler, Franco y Mussolini, hasta el final de sus días en los años setenta, marcados por un episodio, tan fascinante como patético, a partir del golpe que el dictador recibió en la cabeza en una visita al callista. Al quedar impedido, se orquestó a su alrededor una impresionante puesta en escena con el fin de ocultarle que ya no era él quien gobernaba. Esta incluía reuniones de gabinete simuladas, visitas de Estado falsas y, sobre todo, un sistema de medios de comunicación hecho a medida para Salazar, con entrevistas en radio y televisión y ejemplares de su diario favorito solo para él.

Exseminarista y creador de un sutil sistema de represión, Salazar se libró de la Segunda Guerra Mundial cediendo bases a los Aliados en las Azores y vendiendo material a los nazis. Se dedicó a construir duras penitenciarías en islas remotas y en antiguas fortalezas medievales, y convirtió Lisboa en una ciudad llena de espías. El régimen corporativista y autoritario que creó fue derrocado por la Revolución de los Claveles, que trajo consigo la vuelta de Portugal a Europa.

MARCO FERRARI es escritor y periodista y un profundo conocedor de Portugal. Es autor de la novela A la revolución en un dos caballos, que dio lugar a la película ganadora del Festival de Locarno en 2001.

«A partir de entonces todos los días recibió a dos o tres personalidades, sobre todo a última hora de la tarde. Eran ministros, gobernadores, amigos, confidentes, jefes de la PIDE y de los gremios. Todos cumplían la orden impartida por el nuevo presidente del Consejo y el viejo presidente de la República: fingir que todavía era él quien dirigía los territorios portugueses. Para dar más verosimilitud a la farsa, a veces los interlocutores hablaban mal de Marcelo Caetano o de Américo Tomás, lo que alimentaba el ego del antiguo déspota».

Esta incluía reuniones de gabinete simuladas, visitas de Estado falsas y, sobre todo, un sistema de medios de comunicación hecho a medida para Salazar, con entrevistas en radio y televisión y ejemplares de su diario favorito solo para él.

«El sistema ideado por De Castro se basaba en una concienzuda relectura y reescritura de las páginas de su periódico. Como primera medida, cada reunión con el expresidente tenía que quedar debidamente registrada para poder reconstruir la primera página. Luego había que tapar todos los artículos que mencionaban a Marcelo Caetano como presidente del Consejo y a las nuevas personalidades del marcelismo, si acaso con publicidad o sucesos. Ahora De Castro acudía a la redacción todas las noches, y en cuanto estaban listos los ejemplares del diario destinados a los quioscos, acompañado por el jefe de tipógrafos, escribía con esmero un ejemplar y solo uno, destinado a su amigo Salazar».

Nadie le dijo a Salazar que ya no desempeñaba su cargo, es más, se hizo todo lo posible por hacerle creer lo contrario. En un estado medio vegetativo, el profesor de Coímbra siguió firmando papel tras papel, dando consejos a los ministros, quejándose de su desinterés, celebrando reuniones de gobierno, concediendo audiencias y mandando misivas a todos los rincones del imperio. En definitiva, en esos dos años se montó la mayor pantomima jamás vivida por ningún poder político o institución.

Más allá de este episodio, La increíble historia de António Salazar recorre ágilmente la vida del dictador, desde su infancia en una zona rural, su adolescencia en el seminario y sus posteriores estudios en la universidad, hasta la llegada al poder. Marco Ferrari da también cuenta de la implantación del Estado Novo, su fundamentación teórica e ideológica («Dios, patria y familia»), las distintas posturas adoptadas por el gobierno de Salazar durante los conflictos más importantes del siglo XX –incluida la Guerra Civil española–, las distintas crisis sufridas durante los años de su gobierno y los mecanismos de su gobierno para controlar a la población, su organización represiva (la Pide), los campos de concentración en Cabo Verde y la prisión de Cascais donde se encarcelaban y torturaban a los opositores al régimen.

Salazar era la sombra del terror: no aparecía, no hablaba, no se le veía nunca salvo en escasos actos oficiales. Estaba convencido de que la gran entidad euro-africana-asiática de Portugal era lo más importante, lo que justificaba el terror y la represión en nombre del mantenimiento de la unidad del inmenso imperio. La misión del régimen era mantener la civilización en zonas paganas del planeta, y Salazar, por mandato divino, había abrazado esta causa y permaneció soltero toda su vida. Era el fruto de una conjunción astral que le había elegido como misionero del verbo civilizador.

«Estaba casado con su patria: tal fue su justificación para permanecer soltero toda su vida. Más que misógino, António Oliveira Salazar era misántropo; no obstante, se le atribuyen amoríos, supuestos o verdaderos, con varias mujeres».

Su pasión por los libros de Historia y las biografías de personajes históricos, su fe, su reducidísimo patrimonio personal, la poca tolerancia que tenía con los líderes políticos extranjeros que no tenían tanta formación académica como él, la decisión de no hacer viajes oficiales (Salazar nunca viajó) y su aversión hacia las cenas oficiales, sus amores, el inmenso poder que acordó a su gobernanta Maria de Jesus Caetano Freire y la gran promoción que hizo del fútbol (Benfica), del fado y de las apariciones de Fátima.

Exseminarista y creador de un sutil sistema de represión, Salazar se libró de la Segunda Guerra Mundial cediendo bases en las Azores a los Aliados y al mismo tiempo vendiendo material a los nazis. Se dedicó a construir crueles penitenciarías en islas remotas y en antiguas fortalezas medievales, y convirtió Lisboa en una ciudad llena de espías.

Este régimen corporativista y autoritario gobernó durante décadas sobre un inmenso imperio colonial que se extendía desde Guinea hasta Mozambique, y fue derrocado por la Revolución de los Claveles, que trajo consigo la vuelta de Portugal a Europa.

Criticas

«Escritor experto en temas lusitanos, Marco Ferrari escribe con brío y precisión este libro gozoso que es al mismo tiempo el retrato de un hombre, un régimen, un país fabuloso y una reflexión sobre el poder, la esfera humana más expuesta a las corrientes de burla. Si planean viajar a Portugal, metan este libro en la maleta».Il Venerdì, La Reppublica

«Un ensayo histórico apasionante. Se diría que es una historia de ficción, pero no es más que la realidad. Al reconstruirla, Ferrari ofrece un retrato vívido de este dictador silencioso, cuya invisibilidad es la clave de décadas de poder. Imprescindible para lectores de Sostiene Pereira, de Tabucchi o El año de la muerte de Ricardo Reis, de Saramago».La Stampa

«Una historia trágica y surrealista contada de manera magistral por Marco Ferrari».Gazzetta di Parma

«Narrado con un estilo en la frontera entre la reconstrucción histórica y la novela».Avvenire

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