La Letra herida. Autores suicidas, toxicómanos y dementes
de Toni Montesinos

Escritores inadaptados e inconformistas, angustiados y superdotados, se reúnen en un libro cuyo nexo común es la autodestrucción. Las vías para ello, diversas: voluntarias o inconscientes, definitivas o pasajeras, violentas o discretas. Con el precedente literario de Werther y el tedio vital que ejemplifica como nadie Cioran, surgen en «La letra herida» aquellos que abusaron de la bebida (Fante, Bukowski, Rulfo, Pessoa) o de las drogas (Ginsberg, Kerouac, Capote, Dick, Thompson); aquellos que padecieron depresiones como Toole, Woolf o London, tuvieron personalidades dementes, caso de Nietzsche, Hamsun o Strindberg, o aunaron parte de ello en un mismo destino suicida. Todo queda envuelto en sendos textos que hablan de la melancolía y la locura, por medio de otro grupo de autores y estudiosos. A lo que se añadiría un estremecedor prefacio en que Toni Montesinos habla de por qué ha dedicado tantos años a interesarse por artistas sufrientes, desde un trasfondo íntimamente autobiográfico, con la figura paterna detrás, lejana y presente, destructiva no solo para sí sino, sobre todo, para su propio hijo.

«Desde la novela, el ensayo o el periódico, Montesinos es una voz sugestiva y estimulante dentro de un panorama en el que lo artificial y efímero del mercado del entretenimiento predominan por encima de lo genuino y duradero. Debemos estarle reconocidos por su compromiso con la literatura y el arte de siempre». GONZALO NAVAJAS

«Un texto de Toni Montesinos, la sensibilidad que manifiesta, nunca deja indiferente y siempre amplía nuestro horizonte vital. (…) Va como delante de nosotros, haciendo de guía. Levanta con la palabra sugerente los velos de lo oculto». GERMÁN GULLÓN

Toni Montesinos (Barcelona, 1972) es crítico literario del periódico La Razón desde el año 2000 y redactor jefe de la revista Qué Leer, además de colaborador de Clarín, Cuadernos Hispanoamericanos, Cultura/s (de La Vanguardia), El Viajero (de El País) y del programa de radio Aquí amb Josep Cuní. Autor de cuatro novelas, Solos en los bares de noche, Hildur, La soledad del tirador y El fantasma de la verdad, recogió sus versos en Alma en las palabras. Poesía reunida 1990-2010, más en la apócrifa Antología poética del suicidio (siglo XX), y sus últimos ensayos, aparte de sus biografías de Thoreau (El triunfo de los principios) y Whitman (El dios más poderoso), son: Muy al norte en el turbio mar. Una historia de la literatura inglesa; La ofensiva K de Kafka. Un escritor sagrado y puro; El realismo ficticio. Con lecturas de narradores españoles e hispanoamericanos; El sueño esclavo. Tríos de artículos de comportamientos literarios; y Palabrería de lujo. De la Ilustración hasta Houellebecq.

Sobre el libro

Berenice presenta La letra herida. Autores suicidas, toxicómanos y dementes, de Toni Montesinos

Morir para contarlo: genios de la literatura en plena autodestrucción

La letra herida es el nuevo ensayo que firma Toni Montesinos y edita Berenice. Desde la inusual dedicatoria (“En olvido de mi padre, que me destruyó para siempre”) que da paso al prólogo, duro como un golpe directo al estómago, el autor, con una amplísima carrera literaria y como crítico literario, sitúa al lector en un terreno tan sufriente como inspirador desde el punto de vista artístico.

El lector se abrirá a este enjundioso ensayo, escrito con una prosa vívida y profunda sensibilidad, con una serie de vidas dantescas de escritores aferrados a las letras y que vivieron a remolque. O que sobrevivieron. O que, sencillamente, un día se quitaron de en medio dándose muerte. Borracheras, accesos de demencia y todo tipo de drogas sirvieron para soportar sus vidas o, incluso, llegar a concebir algunas de las más bellas páginas que ha dado la literatura.

Habla este texto de soledades y sufrimientos, de seres trastornados y alcoholizados: del culto al cuerpo de Mishima hasta hacerse el harakiri y la impaciencia por salir del mundo de Pavese; del doliente y enloquecido Nietzsche y del hondo inferno de Strindberg; del suicidio tan mísero como su existencia de un superventas como Salgari; del hígado incompatible con la vida de Rubén Darío; de las duras y malas calles que pisó Jack London, surcador de mares; de la inteligencia demente de Virginia Woolf; del yo múltiple bañado en aguardiente de Pessoa o del paraíso perdido de Lowry. Y también, de la melancolía y el tedio de vivir, del personaje Werther y de Cioran. De tantas vidas creativas –Bukowski, Fante, Kerouac, Capote, P. K. Dick…– tantas veces malogradas por voluntad propia.

*Contenido original proporcionado por la editorial 

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