Palabras para Olivia

Nativel Preciado es periodista, novelista y analista política. Fue cronista parlamentaria en la Transición y durante cuatro décadas ha trabajado en los principales medios de prensa, radio y televisión. Ha recibido numerosas distinciones por su trayectoria periodística; entre otras, el Premio Francisco Cerecedo, el Víctor de la Serna, la Pluma de Plata, el Premio de Honor de la Asociación de la Prensa y el de Periodismo Internacional Manuel Alcántara a toda una vida profesional. Es autora de ensayos, entre los que destacan Fuera de campo, El sentir de las mujeres, Amigos íntimos, Extrañas parejas, Hablemos de la vida (con José Antonio Marina), Nadie pudo con ellos, Si yo tuviera cien mil seguidores y Hagamos memoria, así como de las novelas El egoísta (finalista del Premio Planeta 1999), Bodas de plata, Camino de hierro (Premio Primavera de Novela 2007), Llegó el tiempo de las cerezas, Canta solo para mí (Premio Fernando Lara de Novela 2014), El Nobel y la corista, y El santuario de los elefantes (Premio Azorín 2022). Actualmente colabora en InfoLibre y en diversos programas de TVE y de Atresmedia

UN EXQUISITO CÓCTEL DE AMOR, ESCRITURA Y MÚSICA…
CON UNAS GOTAS DE AGATHA CHRISTIE
• Dos historias de amor circulan separadas por tres décadas. Un triángulo amoroso y una
infidelidad del pasado proyectan sus sombras sobre el presente. Una muerte extraña sigue
planteando más preguntas que respuestas treinta años después.
• Todos los personajes bien construidos y profundos. Nativel Preciado completa el retrato de
varios de ellos en dos marcos temporales distintos, de forma que, a los elementos
descriptivos habituales, suma otro más: su evolución con el paso de los años.
• La novela transcurre en Madrid y, sobre todo, en León y en la localidad de Boñar. Esos
lugares son algo más que un marco geográfico, se incrustan en la historia, ayudan a definir
a los personajes y tienen un peso enorme en el desarrollo de la trama.
• La novela se encuadra dentro de la literatura autorreferencial, pero en este caso la autora
añade una historia de amor con un toque detectivesco a lo Agatha Christie.
• ¿Cuánto tiene Olivia Casanova de Nativel Preciado, más allá de que ambas son escritoras
de éxito, pertenecen a la misma generación, han escrito una novela titulada Camino de
hierro y conocen bien León y Boñar?

Palabras para Olivia está narrada en una tercera persona que se focaliza en los tres personajes
principales: Olivia, Teo y Aitana. Esta triple visión no supone que veamos los mismo hechos
desde tres puntos de vista distintos, sino que impulsan la acción para que avance de forma
cronológica. La autora dota al conjunto de un ritmo espectacular que no da respiro al lector,
basándose en 51 capítulos cortos, divididos, a su vez, en varios apartados cada uno. El cambio
de apartado supone, también, el cambio del punto de vista.

Palabras para Olivia nos ofrece dos novelas en un solo libro. La novela principal está situada en la
actualidad. Se centra en el proceso de escritura de una novela, para el que la autora Olivia Casanova
contrata a Teo como negro literario. La segunda novela, titulada El locutor —destacada en letra
cursiva—, es la crónica de su relación amorosa con Mauro, padre de Teo, tres décadas atrás. Ambas
historias se sustentan en dos infidelidades, una laboral y otra amorosa, que dan lugar a dos
relaciones triangulares muy distintas. En la actualidad, Teo rompe con Aitana la confidencialidad de
su contrato con Olivia, formando los tres un triángulo laboral y emocional. En El locutor, la infidelidad
conyugal de Olivia y de Mauro dan lugar a un peligroso triángulo amoroso con el banquero Bernardo
Juncosa; al margen parece quedar Carmen, la esposa de Mauro.

Aunque no está concebida como una novela detectivesca, hay suspense en Palabras para Olivia.
Desde el principio dudamos de las intenciones de Olivia Casanova. Poco a poco, conforme
avanza la novela y, sobre todo, el texto de El locutor, descubrimos que la escritora sabe mucho
sobre el pasado de Teo. El lector va llenando lagunas de una historia que Teo ignora, creando
así un suspense básico, según lo formuló Hitchcock: el lector sabe más que el protagonista.