Panza de burro, la primera novela de la periodista y escritora Andrea Abreu, es un retrato sin igual de su cultura canaria, sus costumbres, su léxico. En esta obra acompañamos a dos amigas de diez años en su día a día. Aunque la protagonista es Isora, la novela está narrada desde el punto de vista de su mejor amiga (cuyo nombre no aparece en toda la narración), que actúa como narradora testigo de todo lo que acontece en la vida de Isora sin dejar, por ello, de expresar sus propios sentimientos.
La trama de la novela es muy fácil de seguir y va avanzando con un ritmo muy ágil. La mejor amiga de Isora va narrando cómo es la rutina de las amigas en la isla durante el verano del año 2000. Es el momento en la vida de las amigas en el que están saliendo de la infancia y adentrándose en la adolescencia.
El punto fuerte de la novela está en la relación entre sus personajes. A lo largo de la narración, vamos viendo cómo las amigas van explorando su sexualidad y empiezan a fijarse en detalles propios del despertar adolescente. Destacan, sobre todo, los temas relacionados con el cuerpo femenino y la toma de conciencia sobre temas como la depilación, la menstruación o los cambios de peso.
Andrea Abreu consigue trasladar perfectamente a la escritura los rasgos de la oralidad en los diálogos entre Isora y su amiga. También es muy característica la falta de pudor con la que hablan los personajes, que tratan con total libertad y naturalidad temas considerados tabú en nuestra sociedad.
Uno de los rasgos que más me han llamado la atención de esta magnífica obra es el uso tan natural que hace la autora del habla canario. No importa que seas o no seas de las islas, la narración de Andrea Abreu a través de las voces de sus personajes te transporta a Canarias y, sin darte cuenta, te ves envuelto en su atmósfera. Y es que la autora no se limita a dejar reflejado el léxico canario: en la narración también podemos ver los rasgos fonéticos de su habla. La esencia canaria lo empapa todo en Panza de burro.
Otro de los aspectos que más me han gustado de Panza de burro es la inclusión de elementos típicos de la cultura popular de principios de nuestro milenio. El uso del “mesinye” o el chat de Terra, las canciones de Aventura que tan de moda estaban por aquella época, la costumbre de escribir alternando mayúsculas y minúsculas de forma totalmente indiscriminada, las tardes con Pasión de Gavilanes. Como seguramente le pasará a cualquiera que haya nacido en los noventa, con cada uno de estos detalles me he podido sentir identificada transportada a mi adolescencia.
Antes de que Panza de burro viera la luz en 2020, Andrea Abreu ya había publicado el poemario Mujer sin párpados y el fanzine Primavera que sangra. En 2019, Andrea Abreu ganó el accésit del XXXI Premio Ana María Matute de narrativa de mujeres. Todo este reconocimiento no deja de llamar la atención si tenemos en cuenta que la autora nació en 1995.
Andrea Abreu ha sido el descubrimiento del año para mí y me ha dejado con muchas ganas de leer lo próximo que publique. Panza de burro introduce en la literatura un mundo del que poco (o nada) se había escrito y de una forma igualmente innovadora. La novela y su autora se merecen todo el reconocimiento que puedan conseguir.
Por Isabel Fresno
@armoredlilibet
Título: Panza de burro Autor: Andrea Abreu Editorial: Barrett Publicado: 15 abril 2020 Páginas: 176 ISBN: 978-8412135336 |