Tetralogía de los elementos
de Aro Sáinz de la Maza
¿Qué tienen en común el fuego, el aire, la tierra y el agua? Además de ser los cuatro elementos clásicos de la naturaleza, son también los ejes temáticos de la tetralogía de novelas negras escrita por Aro Sáinz de la Maza, uno de los autores más originales y sorprendentes del panorama literario español.
La tetralogía de los elementos se compone de cuatro títulos que pueden leerse de forma independiente, pero que comparten un mismo protagonista: el inspector Milo Malart, un policía atormentado por su pasado y obsesionado con la justicia. Cada novela se centra en un caso diferente que pone a prueba las habilidades y los límites morales del inspector, al tiempo que explora las distintas facetas de Barcelona, una ciudad tan fascinante como peligrosa.
La primera entrega es El verdugo de Gaudí (anteriormente titulada El asesino de La Pedrera), publicada en 2012 y relacionada con el elemento fuego. En ella, Milo Malart debe enfrentarse a un asesino en serie que imita las obras del genio modernista Antoni Gaudí y que deja tras sus crímenes mensajes crípticos sobre el fin del mundo. Una novela trepidante que combina suspense, arte y misticismo.
La segunda entrega es El ángulo muerto, vinculada al elemento aire. En esta ocasión, Milo Malart investiga el asesinato de una joven periodista que había descubierto una trama corrupta en el seno del poder político y económico catalán. Una novela que denuncia la manipulación mediática y la podredumbre social.
La tercera entrega es Dócil, asociada al elemento tierra. Aquí, Milo Malart regresa tras unas vacaciones forzosas con una actitud extrañamente dócil y conciliadora, lo que desconcierta a sus compañeros. Su primer caso será el de una familia brutalmente masacrada en su casa del Pueblo Seco, sin ningún motivo aparente. Una novela que reflexiona sobre la banalización del mal y la deshumanización progresiva.
La cuarta y última entrega es Malart, conectada al elemento agua. En esta novela, Milo Malart desaparece sin dejar rastro después de que se cometan dos crímenes atroces en alta mar a bordo de un yate. Las víctimas son un matrimonio de la alta burguesía absuelto en un juicio por el asesinato de una joven gracias a la contaminación de las pruebas. Todos los indicios apuntan a que Milo ha sido el autor o está implicado en los hechos, pero su compañera Rebeca Mercader no le cree capaz y está dispuesta a encontrarlo antes de que sea demasiado tarde. Una novela que cierra magistralmente el círculo de la injusticia y la infamia.
La tetralogía de los elementos es una obra imprescindible para los amantes del género negro y para los lectores exigentes que buscan historias originales, bien escritas e inteligentes. Aro Sáinz de la Maza ha creado un universo propio donde se mezclan intriga, acción, humor negro, crítica social y psicología profunda. Un autor que rompe moldes con cada nuevo libro.
Libros que componen la Serie Milo Malart
El Verdugo de Gaudí: El asesino de La Pedrera (Tetralogía de los elementos 1)
En la fachada del emblemático edificio de La Pedrera de Gaudí aparece colgado un cuerpo en llamas a pocos días de la consagración de la Sagrada Familia por el papa. Cuando los investigadores del crimen se encuentran en un callejón sin salida, el inspector Milo Malart ―apartado del servicio por un expediente disciplinario― es reincorporado al Departamento de Homicidios para ayudar a aclarar el brutal asesinato. Tras analizar las pruebas, Milo sospecha que la ciudad se enfrenta a un asesino en serie cuya venganza no ha hecho más que comenzar. Al principio, sus ideas provocan incredulidad y rechazo en el Departamento, pero la sucesión de nuevos crímenes atroces va a confirmar la peor de las pesadillas.
El ángulo muerto (Tetralogía de los elementos 2)
La crueldad del ser humano no tiene límites y alguien lleva a cabo una matanza de perros en Barcelona para luego perpetrar con sus cuerpos unos rituales macabros en parques infantiles, provocando indignación en la ciudad. Sin embargo, las cosas pueden ir a peor. Cuando aparece el cuerpo de una estudiante universitaria estrangulada en un bosque, el caso adquiere una nueva dimensión. Mientras un frente frío golpea la ciudad y la lluvia cae sin cesar, el inspector Milo Malart intenta esclarecer una serie de crímenes por las calles de una Barcelona devastada por los estragos causados por la crisis, con el desempleo y la corrupción como telón de fondo.
Dócil (Tetralogía de los elementos 3)
El lunes al amanecer, un joven se presenta en comisaría empapado de sangre de pies a cabeza. «Todos están muertos», balbucea, y acto seguido se desmaya. El análisis de su ropa revela que la sangre pertenece a tres personas como mínimo. ¿Se encuentran ante una víctima más, el superviviente de una matanza? Pero entonces, ¿por qué guarda silencio cuando recupera el conocimiento? Cabe otra posibilidad: que se trate del asesino. Sin embargo, su entorno lo define como un chico dócil, incapaz de matar una mosca. ¿Quién es en realidad Lucas Torres?
Milo Malart, policía judicial de los Mossos, se enfrenta a un caso particularmente cruel y complejo. En una ciudad convulsa, sumido en una extraña sensación de irrealidad, está dispuesto a resolverlo, aunque le suponga un alto coste personal.
Los personajes de Dócil van en busca de un anhelo ―el amor, el amor correspondido― como última tabla de salvación para no naufragar. Aferrados a esta ilusión como única esperanza, mendigan por una ensoñación tan efímera como pueril, un espejismo alimentado por el miedo a la soledad. Y todo por unos instantes de aliento, fugaces, demasiado escasos para fertilizar un sentido. Especialmente cuando puede significar la muerte. O algo peor: el terror absoluto.
Malart (Tetralogía de los elementos 4)
De madrugada, en alta mar a bordo de un yate en la costa barcelonesa, se ha cometido un doble crimen atroz. El inspector Milo Malart conocía bien a las víctimas, un matrimonio de la alta burguesía absuelto en el juicio por el asesinato de una joven gracias a la oportuna contaminación de las pruebas. Torturado hasta la obsesión, todos en el Cuerpo sabían que el inspector estaba dispuesto a pararles los pies como fuera. Que Malart no olvida. Ni suelta la presa. Y ahora ha desaparecido sin dejar rastro. Mientras los indicios hallados en la escena del crimen se acumulan en su contra, para algunos resulta muy fácil unir los puntos. Para otros, en cambio, los hechos no acaban de encajar; sin embargo, no pueden responder a una sencilla pregunta: si es inocente, ¿por qué no da señales de vida?
Su compañera, la subinspectora Rebeca Mercader, no le cree capaz de haber traspasado la línea. Trabajando contrarreloj, está resuelta a esclarecer lo ocurrido aun en contra de las órdenes y a pesar de que puede arruinar su carrera.
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