Amores que matan (Muerte en Santa Rita 2)
de Elia Barceló

30 marzo 2023
HAY UN LUGAR DONDE DUERMEN ANTIGUOS SECRETOS OLVIDADOS:
SECRETOS DE AMOR Y MUERTE, DE SANGRE Y HUESOS.
BIENVENIDOS A SANTA RITA.

Los habitantes de Santa Rita, con sus problemas e historias, y dos cadáveres – uno, un bebé cuyo esqueleto se acaba de encontrar entre los restos de un muro derribado, en la zona antigua de Santa Rita, junto a unos cuadros muy valiosos de la escuela expresionista «Der Blaue Reiter», el otro, un conocido especialista de historia del arte que tenía que hacer el peritaje de los cuadros – forman el núcleo narrativo de la nueva obra de Elia Barceló, un Noir Mediterráneo, con guiños a clásicos del suspense como Colombo o Dexter. La inspectora Lola Galindo, con la ayuda de Robles y otros más, investiga un caso lleno de misterios y secretos, tanto en el mundo del arte del siglo pasado como en la actualidad.

Elia Barceló (Elda, Alicante, 1957)
Se la considera una de las escritoras más versátiles de la narrativa española y es una de las autoras de mayor prestigio en el ámbito del fantástico y la ciencia ficción. Ha publicado treinta novelas, realistas, criminales, históricas…, unas para adultos y otras para jóvenes, y unos setenta relatos, en España y en el extranjero. Ha sido traducida a veinte idiomas con gran éxito de público y crítica, consolidándose como una de las voces españolas más internacionales de la narrativa actual. Es autora de obras de gran éxito como El color del silencio, El secreto del orfebre, Las largas sombras, El eco de la piel, La noche de plata, Disfraces terribles y Muerte en Santa Rita.

Ha obtenido numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2020 por El efecto Frankenstein.

Durante muchos años fue profesora de Estudios Hispánicos en la Universidad de Innsbruck, en Austria. Ahora se dedica a la escritura a tiempo completo.

VERANO EN SANTA RITA

 

Después de la primavera convulsa que vivimos en Muerte en Santa Rita, llega el verano en Amores que matan. El calor sofocante, las chicharras de día y los grillos de noche pintan el escenario de esta nueva historia, tan intensa como la primera.

«El auténtico verano, sin embargo, en Santa Rita, empieza temprano, antes de que salga el sol, cuando el mar apenas se distingue del cielo y una bruma ligera difumina los contornos de las sierras en la distancia. Es entonces cuando, poco a poco, se van desperezando las plantas, cuando las flores empiezan a abrir sus corolas al roce de los primeros rayos de color rubí y los pájaros se lanzan a cruzar el cielo que aún es de un delicado amarillo limón. Si entonces se riegan los parterres, el olor de la tierra mojada sube, mezclado con el del jazmín y el de las rosas hasta llenar el aire de promesas. Más tarde, con la algarabía de los pájaros, despertará el perfume de los pinos. Así debía de oler el paraíso antes de las churrerías y las barbacoas, ha pensado siempre Sofía.»

De nuevo, Elia Barceló consigue hacer de Santa Rita un lugar apetecible, casi idílico, en el que el verano vuelve a ser aquella época en la que el tiempo pasa lento, y el calor del día se transforma en largas noches bajo las estrellas. Es casi idílico porqueen Santa Rita los secretos burbujean ansiosos por salir a la luz. Sabemos que fue un balneario y un antiguo sanatorio, y que sus paredes guardan todavía muchos misterios. Tantos, o más, como los de la propia Sofía que, sin duda, vale más por lo que calla que por lo que cuenta.

En esta ocasión, todo empieza cuando unas reformas en uno de los pabellones desocupados de Santa Rita revelan un doble muro que esconde una colección de pinturas expresionistas que podrían ser originales y de un valor incalculable. Pero en Santa Rita nada es tan sencillo. Junto a los cuadros, una caja guarda el cuerpo de un bebé fallecido muchas décadas atrás.

«Había siete lienzos, todos de tamaños medianos, unos ochenta por cincuenta, y uno más pequeño, enmarcado de un modo sencillo y que no parecía ser de la misma mano. […] Todos, menos uno, llevaban la firma de Werefkin, aunque uno de ellos, el retrato de hombre, estaba firmado detrás, no delante como los otros. El que no era de Werefkin, el retrato femenino en tonos rojos, estaba firmado por Jawlensky, un artista que le sonaba muy vagamente, sin poder precisar de qué, y fechado en 1913. Ya investigaría. Y, por supuesto, el que estaba enmarcado llevaba la firma de Kandinsky y la fecha de 1912.»

 

«Greta metió las puntas de los dedos entre las telas, con toda la delicadeza del mundo, por si el contenido de la caja fuera algún objeto de porcelana o cristal que pudiera romperse con un movimiento brusco. Su piel le confirmó que no se equivocaba: el tacto era suave, fresco, como marfil. Un objeto pequeño y redondeado […] pero en el mismo instante en que sus ojos se posaron en el objeto que sujetaban sus dedos, dio un grito y tuvo que hacer acopio de toda su presencia de ánimo para no soltarlo ni arrojarlo al suelo. De inmediato, la manaza de Robles rodeó su muñeca para estabilizarla y con la otra se hizo cargo de lo que había salido de la caja: un cráneo diminuto. El cráneo de un bebé, posiblemente de un recién nacido.»

Podría parecer que descubrir el cuerpo emparedado de un bebé y de siete pinturas expresionistas originales, incluido un Kandinsky, es ya un buen punto de partida para una novela negra. Sin duda, hay mucho que investigar. Sin embargo, la historia no ha hecho más que empezar.

Un experto en arte, especialista en la escuela expresionista alemana de El Jinete Azul, deberá analizar los lienzos y certificar que, efectivamente, se trata de obras originales pintadas por los artistas que las firman. Este experto será el profesor suizo Marco Heyni, que se plantará en Santa Rita con muchas intenciones en la maleta, pero cuyo papel en toda esta historia terminará muy pronto porque poco después de llegar a Benalfaro será brutalmente asesinado a las puertas de la habitación del hotel en el que se aloja.

«Toda su vida había sido una estafa y ahora se lo había quitado todo. No pensaba consentirlo. De todas formas, se iba a quedar sin nada de lo que hasta ese momento había sido su vida. Era justo que a él le pasara lo mismo. Con un espasmo de dolor físico, tomó la decisión definitiva. Iba a matar a su marido. Ahora solo tenía que decidir cómo.»

Nada de esto es un spoiler. El lector descubrirá el asesinato muy pronto. También sabrá desde el principio quién ha orquestado el crimen porque si en Muerte en Santa Rita Elia Barceló quiso hacer un homenaje al misterio clásico de Agatha Christie, en esta ocasión el guiño es para Colombo, la serie de televisión de los setenta que, por primera vez, propuso que el espectador supiera de entrada quién era el asesino y que la trama se centrara en las pesquisas del detective para encontrarlo. En Amores que matan, el papel de Colombo es para Lola Galindo, la inspectora a la que ya conocimos en Muerte en Santa Rita y que, por supuesto, contará con la ayuda del excomisario Robles, mientras que el resto de personajes también harán sus propias indagaciones por su cuenta.

Sobre Muerte en Santa Rita

Santa Rita es mi declaración de amor al Mediterráneo, y también a uno de los géneros literarios que más disfruto, el de crimen y misterio clásico, esas maravillosas novelas que recuerdo de mi adolescencia, que se leen muy rápido, que te llevan a otro lugar, te presentan un puzle que tienes que resolver, y se cierran con una sonrisa. Si he conseguido eso, estaré más que pagada.Elia Barceló

«Un bienvenido contrapunto al ‘noir nórdico’ y a sus inhóspitos escenarios de nieve y hielo. Frente a esa moda del frío, resulta más que bienvenida una novela como Muerte en Santa Rita, representativa de lo que podemos llamar, con todo derecho, ‘noir mediterráneo, y en la que su autora, Elia Barceló, nos introduce con una idílica y luminosa descripción primaveral de rosas de todos los colores.» Iñaki Ezkerra, El Diario Vasco

«Una novela donde no faltan el misterio y la intriga y donde hay ecos del pasado, pero que es sobre todo una reivindicación de la amistad y la vida en comunidad.» La Vanguardia

«La autora de enigmas como El color del silencio (2017) y La noche de plata (2020) -y de una abundante y premiada obra, también juvenil y también de fantasía- apela a las formas heredadas de Agatha Christie. Y lo más interesante es que, sin salir de esa estricta forma, desarrolla una serie de transgresiones. Para empezar, y ya se ve en otros libros suyos, se lleva por delante la invisibilidad de las mujeres a partir de cierta edad.» Lilian Neuman

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