Bienvenidos a América

Reseña del libro «Bienvenidos a América» de Linda Boström Knausgard. Por Paqui Bernal.

“Bienvenidos a América” es una novela de Linda Boström Knausgard que se ha traducido a más de veinte idiomas y fue finalista de varios premios literarios.

La historia está protagonizada por cuatro personajes que no pueden ser más idiosincráticos: una madre actriz de éxito -cuya presencia es imprescindible en la vida de todos-, un padre abúlico que aparece y desaparece como si fuese una buena excusa para los demás, un hijo adolescente que únicamente sale de su habitación para conseguir comida e inmediatamente clavetea la puerta -y que orina en botellas de plástico en su dormitorio-, y una niña de once años, Ellen, que nunca habla porque ha hecho una especie de voto de silencio.

La novela está contada sin diálogos, desde el flujo de conciencia de Ellen. Su silencio exterior nos resulta aún más extraño por la dicotomía entre esa inmovilidad y nuestra constatación de que está llena de vida por dentro: la niña aprecia la naturaleza, se siente abrumada por las dudas sobre su pasado, el presente y el futuro, observa y juzga a los otros, ama a su madre y tiene terror a su hermano.

Y es que, aunque la vida familiar transcurre en un apartamento aparentemente normal, con sus horarios y sus rutinas, la violencia del hermano y del padre nos sorprenden continuamente. A través de esos claroscuros en la personalidad de los personajes -que se manifiestan de una forma totalmente inesperada-, la autora muestra una habilidad especial para conseguir que el lector se sienta impactado.

Por si todo eso no fuera suficiente, Boström nos zarandea por medio de continuos flashbacks, que no señala y que contribuyen a hacer más creíble esa desorientación en la que vive Ellen.

El título de la obra alude a la canción favorita de su padre, “Bienvenidos a América”, la cual lo convierte en un personaje penoso cada vez que la canta a voz en grito -como si se sintiera con autoridad para recibir a los demás cuando en realidad es un pobre borracho, entre sumiso y directamente fracasado-.

Como en “Un buen hijo”, de Pascal Bruckner, la protagonista desea la muerte de su padre, pero no parece sentirse culpable de ello, no vive ese odio a través de ningún sentido moral. Quizá porque “Un buen hijo” es una autobiografía y “Bienvenidos a América” se presenta como ficción. O porque la protagonista encuentra ese deseo justificado, ya que su padre amarga la vida a su madre bebiendo y pegándole.

Creo que el mayor mérito de “Bienvenidos a América” sería contar tanto en menos de noventa páginas y jugar con todos los recursos de la escritura para que nos identifiquemos con el sufrimiento de la niña.

En cualquier caso, definitivamente se trata de un libro para amantes de la novela psicológica, de la introspección y de la escritura.

Autores noveles, no os la perdáis.

Por Paqui Bernal
@_PaquiBernal