Como la sombra que se va

Reseña del libro «Como la sombra que se va» de Antonio Muñoz Molina.
Por Paqui Bernal.

Antonio Muñoz Molina escribió “Como la sombra que se va” en 2014, después de ser galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Cuando iniciamos la lectura de la novela, ya hemos leído en la contraportada que trata de la huida del asesino de Martin Luther King (supuestamente James Earl Ray), y en el primer capítulo nos encontramos con un hombre encerrado en una habitación y confundido. Nos imaginamos que es el fugitivo hasta que nos damos cuenta de que se trata del narrador, el cual ha viajado a Lisboa (por donde el criminal pasaría en la ficción después de volar a Londres) para documentarse y escribir la historia. Poco a poco, imperceptiblemente, se bifurcan los dos personajes, él y el fugitivo. Pienso que hay que tener mucho arte, como dirían en la tierra de Muñoz Molina, para conseguir darle coherencia a un texto así. Y al mismo tiempo es un desafío para el lector que no le permite aburrirse.

Más adelante, el lector se siente como si se desplazara a la vez por los recovecos de las calles de Lisboa -donde el autor imagina que Earl Ray permaneció escondido bastantes días- y de su mente criminal. Otro logro incomparable.
Muñoz Molina consigue transmitirnos una gran sensación de misterio, no solo con pequeñas pistas del asesinato en cuentagotas, sino también creando un velo tejido con múltiples elementos. Lo extraño que le resultan al fugitivo el portugués (un idioma incomprensible para él), su desconocimiento de la cultura e historia portuguesas y de su imperio (representada en una estatua que va apareciendo de vez en cuando), el ritmo lento de los funcionarios que le gestionan un visado para viajar a África…

Y al mismo tiempo, Muñoz Molina nos sumerge en la desorientación del asesino al dejar caer de pronto pequeños flashes de su infancia en la pobreza, de escenas de películas de James Bond -a quien él admira-, de su vida adulta en Estados Unidos, ideas que ha sacado de sus lecturas, etc. De esta manera, el autor nos da a entender que Earl Ray se ha forjado por su cuenta una especie de cultura (que es una amalgama sin mucho sentido), y mientras tanto somos nosotros quienes vamos construyendo al personaje.

Todo el texto nos habla de una biografía triste y solitaria, ya antes de cometer el asesinato y escapar.
Y es que yo diría que el autor pone el acento, más que en la trama, en la psicología y el estado de ánimo de un criminal huido, asustado. Subraya el enorme malestar de una persona a quien todo el dinero recibido por sus servicios no podrá compensar de su inadaptación y su desgracia.

Son más de quinientas páginas de pura literatura. Me ha parecido una historia buenísima para saborear la voz del narrador y el saber hacer de Antonio Muñoz Molina. Una novela estupenda para “disfrutones” de la lectura en sí.

Por Paqui Bernal
@_PaquiBernal