El bosque en silencio
de Mónica Subietas

El debut de Mónica Subietas es una conmovedora novela que nos habla de amor, amistad y traición, de tiempos oscuros y días felices.
Una huida de los nazis y un misterio que se prolonga hasta nuestros días.

Max Müller, un famoso pintor suizo, yace inconsciente en el suelo de su estudio en Zúrich. Alguien le ha disparado con una pistola de clavos. Unos meses antes, Gottfried Messmer, propietario del Café Glück, recibe el legado de su padre: un bastón y una carta sellada depositada en una caja de seguridad de un banco suizo. El bastón esconde una valiosa pintura, «Dentro del bosque», y la carta, escrita en 1960 por su padre Hermann, insta a Gottfried a encontrar a su legítimo propietario: un judío al que Hermann ayudó a entrar ilegalmente en Suiza en 1942. Pero Gottfried tiene miedo. Tenía una relación complicada con su padre, quien se suicidó cuando tan solo era un niño. Cuando Gottfried cuelga la pintura en la pared de su café, varias personas muestran interés por la pequeña obra de arte. Entre ellos se encuentra su amigo y cliente habitual del café, el pintor Max, y recibe también una misteriosa llamada anónima.
El primero sospecha que su padre era el dueño del cuadro, mientras que el segundo necesita dinero y ya tiene comprador en EE.UU. Gottfried quita la pintura de la pared, pero solo cuando la persona que llama comienza a amenazarlo haciendo alusiones a la novia de Gottfried, Julia, está listo para actuar y finalmente cumplir el deseo de su padre.

Pronto se reconciliará con él y con su pasado.

Mónica Subietas, nacida en Barcelona en 1971, vive en Zúrich desde 2008. Es periodista cultural y diseñadora editorial, y también trabaja en la promoción de la lectura con grupos de adultos y preescolares. Antes de mudarse a Zúrich, vivió en Barcelona, Madrid y Nueva York. Además de castellano y catalán, domina el inglés y el alemán.
El bosque en silencio es su primera novela.

Sobre el libro

“La vida solo puede comprenderse hacia atrás, pero debe ser vivida hacia delante.” —Søren Kierkegaard.

 

El debut en la ficción de la periodista hispano-suiza Mónica Subietas (Barcelona, 1971) es toda una sorpresa narrativa: en una compleja trama de suspense, la autora habla del expolio y tráfico masivo de arte durante la Segunda Guerra Mundial, de un periodo oscuro de la historia de Suiza cuyas consecuencias llegan hasta nuestros días, de cuentas numeradas y durmientes, de la importancia de hacer las paces con el pasado, de lealtad, traición, amistad y amor.

 

 

“El bosque en silencio es una historia del presente

que llega para revisar el pasado; un crimen que sucede en 2011 pero cuya causa se remonta a 1938.”

 

Aunque el manuscrito original es en español, El bosque en silencio se publicó en alemán y en polaco antes que en su idioma original. En Alemania va por la 2ª edición
(10.000 ejemplares la primera, 15.000 la segunda).

  • La autora explica así el origen de El bosque en silencio:

Cuando me trasladé a Suiza quise conocer la historia del país y me topé con el Informe Bergier, el reporte de unacomisión independiente de expertos dirigida por el historiador Jean-François Bergier, a la que el Gobierno Federal encargó investigar el controvertido papel de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial. La comisión tuvo pleno acceso a cualquier documentación requerida. Me sorprendió que un país fuese capaz de revisar su pasado con ese nivel de exigencia y luego decidiera pedir las disculpas necesarias. Esa decisión no abrió antiguas heridas en la sociedad suiza, al contrario, sirvió para que muchas heridas sanasen; fue un antídoto contra el rencor. Los datos del Informe Bergier fueron la semilla de esta novela.

Qué cuenta El bosque en silencio

 

Zúrich, 2009. Gottfried Messmer (56) es el dueño del Kafi (Café) Glück, un lugar de público heterogéneo con una decoración ecléctica muy ligada a la vida de su dueño; un sitio en el que se escucha buena música y se sirve cerveza helada. El mundo presente de Gottfried es tranquilo; se reduce a su negocio, su pareja Julia Vogel, sus clientes y sus empleados. Su pasado, en cambio, acumula tragedias: su padre se suicidó cuando Gottfried era un niño, su madre murió en cuanto él alcanzó la mayoría de edad, y su esposa y su hijo fallecieron en un trágico accidente.

El pasado y el presente de Gottfried se reúnen el día en que recibe una herencia inesperada de su padre, Hermann Messmer, depositada en una caja de seguridad en un banco suizo. En su interior, Gottfried encuentra un bastón y una carta. El bastón oculta en la caña un lienzo pequeño pero valioso titulado Waldinneres (Dentro del bosque), una obra temprana de Gustav Klimt. La carta, escrita por su padre en 1960, le obliga a buscar al dueño legítimo de la obra y del bastón, un judío al que Hermann ayudó a entrar ilegalmente en Suiza en 1942 y que, poco después de cruzar la frontera, desaparece sin dejar pistas de su destino.

La búsqueda de Gottfried derivará en una exploración emocional de su propio pasado y del de su padre, a quien apenas conoció. El lienzo será asimismo el motivo de una disputa latente entre varios personajes nunca exenta de tensión, avaricia y suspense.

Así entramos en la historia de la obra Waldinneres. La existencia (real) de este cuadro –y su aparición en la vida de Gottfried– sirve de excusa para revisitar algunos hechos de la Segunda Guerra Mundial, especialmente una decisión poco conocida de la “neutral” Suiza: entre 1942 y 1944 el país cerró sus fronteras a los judíos que huían de la barbarie nazi. Los ciudadanos que desafiaron la decisión gubernamental y ayudaron a judíos a entrar ilegalmente en el país fueron aislados socialmente; incluso fueron juzgados y condenados por traición a la patria.

Pero, sobre todo, Waldinneres es el pretexto de la autora para abordar con pericia y meticulosidad uno de los asuntos centrales del libro: el arte expoliado por el régimen de Hitler; más de 600.000 obras sustraídas a sus propietarios o compradas a precios irrisorios por los partidarios del régimen y luego vendidas para financiar la propaganda nazi y la guerra. Muchas de ellas forman parte todavía hoy de colecciones privadas y fondos de museos de todo el mundo, y continúan siendo objeto de tráfico en el mercado negro del arte.

Los ganchos: de un crimen reciente a un pasado histórico conflictivo

 

Dividida en tres bloques –titulados Pasado, Presente y Futuro–, El bosque en silencio tiene en su original y rica estructura narrativa uno de los principales atractivos para el lector. El texto se mueve en un periodo de siete décadas, entre 1938 y 2011. Las profundas conexiones entre los personajes de los tres bloques temporales se van desvelando en pequeñas dosis a lo largo de la novela.

Con una narración ágil y muy visual, plagada de puntos que el lector deberá ir conectando, Mónica Subietas utiliza elipsis y oportunos saltos entre pasado y presente para desarrollar una trama que arranca en 2011 con un crimen: el pintor Max Müller aparece gravemente herido en su taller de Zúrich, tras haber sido atacado con la pistola de clavos que utiliza para montar los bastidores de sus obras. A partir ahí, el lector se sumerge en un relato de intrigapara averiguar quién intentó asesinar a Max y por qué. El motivo se remonta a 1938, cuando Jakob Sandler, un judío austriaco, empresario y coleccionista de arte, se ve obligado a abandonar su país tras la anexión de Austria por parte de la Alemania de Hitler.

Entre ambos sucesos la autora despliega varias subtramas en una novela de marcado carácter coral, protagonizadas por personajes muy distintos: Gabriel Baron, un viejo millonario estadounidense y Lucas Steiner, un traficante de arte; Tony Bambougou, el cocinero y Valeria, la encargada del Kafi Glück; Julia, pareja de Gottfried y un chantajista anónimo que los amenaza a ambos. Incluso el escritor James Joyce, enterrado en Zúrich, tiene su lugar en un guiño literario y muy sutil que la autora ejecuta hábilmente dentro de la novela.

Las mujeres, Ada Messmer, Julia y Valeria, son personajes fundamentales en la trama, pues son ellas quienes, con sus decisiones, hacen avanzar la acción y la conducen al desenlace. La historia reúne grandes dosis de psicologíaen la construcción de los personajes y en su manera poco convencional de relacionarse.

En la última parte, titulada Futuro, el lector asistirá a la resolución del crimen con el que se inicia la novela y también al nacimiento de un bebé que supone el giro definitivo de una trama muy elaborada.

Los escenarios

 

  • Zúrich. Escenario principal de la novela. Aquí se encuentra el Kafi Glück, donde terminan uniéndose las distintas subtramas. La autora pasea al lector por las calles, plazas, avenidas y lugares donde transcurre la acción. En Zúrich viven todos los personajes del presente y del futuro, y muchos del pasado.
  • Nueva York. Es a la vez un lugar de partida y de llegada. Aquí comienza la carrera como galerista y traficante de arte de Lucas Steiner. También es el destino de Gabriel Baron, fugitivo de la barbarie nazi que conoció a Jakob Sandler durante su huida.
  • Linz. La residencia de Jakob Sandler hasta que se ve obligado a huir de Austria.
  • República Dominicana. Este país forma parte del pasado más trágico de Gottfried.

*Contenido original proporcionado por la editorial 

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