TRAS LOS PASOS DE JANE AUSTEN
Los paisajes y lugares que marcaron la vida de la escritora.

A LA VENTA EL 10 DE FEBRERO

SINOPSIS
Este libro no es un ensayo al uso, tampoco un libro de viajes, aunque tenga mucho de ambos. Es un recorrido emocional por los territorios reales y ficticios de una de las escritoras británicas más admiradas. Con multitud de lectoras, Jane Austen sigue siendo un referente de la novela de sentimientos y de la literatura femenina de superación y empoderamiento. Austen es también un modelo en cuanto a construcción literaria e integración de vida y obra. Jane Austen agrada a quienes deseen una bonita historia de amor y a quienes quieran encontrar un mensaje de valor e independencia. Como todos los clásicos, nos ofrece un espejo deslumbrante de nuestra esencia, pero, a diferencia de otros autores, lo hace con tal habilidad que parece cotidiano. Con ternura y admiración, Espido Freire recorre los paisajes y lugares que marcaron la vida de la escritora, sin ocultar sus contradicciones. La autora británica que normalmente se asocia con el puritanismo y la imagen de una solterona compulsiva se desvela en estas páginas como una gran amante: una mujer en muchos momentos apasionada y revolucionaria. Sin duda, una obra más que necesaria en los tiempos actuales.

LA AUTORA
Espido Freire debutó como narradora con Irlanda, galardonada con el Premio Millepage. Poco después publicó Donde siempre es octubre y la obra con la que se convertiría en la ganadora más joven del Premio Planeta: Melocotones helados. Merecedora del Premio Ateneo de Sevilla con Soria Moria y del Premio Azorín con Llamadme Alejandra, es autora de numerosas novelas, varias colecciones de cuentos, novelas juveniles y libros de poemas. Entre sus obras publicadas por Ariel destacan Para vos nací, Quería volar, Primer amor y Los malos del cuento.

 

EXTRACTOS DE LA OBRA
STEVENTON «Esta será, en muchos aspectos, una historia de familias, de familia, como lo fue la vida de Jane Austen. De hecho, es posible que el lector acabe tan harto de hermanos, sobrinos y cuñadas Austen como en ocasiones lo debió de estar la propia Jane: la sociedad del siglo XVIII se sustentaba firmemente en los lazos de sangre y de clase, y los padres de Jane cultivaron con esmero esas relaciones, de las que dependía su subsistencia y, como podremos comprobar, también la de sus hijos.»

« […] En Jane veía la capacidad de lucha y el triunfo de una voluntad individual. Es más, me molestaban incluso los autores que pudieran haber influido en su formación o haber compuesto su biblioteca. Quería creer en una Jane inventada a sí misma, que no debiera nada a nadie, una variante literaria y femenina del héroe elegido de un poema épico.»

«Los viajes, los años y las evidencias han modificado esa mirada, que yo sabía falsa por mucho que me empeñara en creer en ella. Jane, extraordinaria como fue, surgió en un contexto histórico y familiar tan fascinante en su complejidad como su propia obra: nada le roba un ápice de mérito, y su entorno representa, precisamente, otra vía para conocer mejor su obra y su propia relevancia. Creo, de hecho, que valoro más a la autora y sus logros ahora que entiendo y escudriño mejor en lo que la rodeaba.»

OXFORD « […] Jane y Cassandra hija, habían llegado a Oxford, una ciudad casi mítica por su tradición e historia. Es posible que las niñas vivieran en la casa de la señora Cawley y que, de una forma similar a como hacían los padres de Jane, la maestra se encargara no solo de su formación, sino también de su mantenimiento.»

«Jane regresó a Steventon en un momento en el que sus hermanos mayores eran ya hombres jóvenes muy interesados en el sexo opuesto. Aunque no conservó el contacto ni el trato con las niñas con las que estudió en Oxford, Southampton o Reading, su mundo femenino comenzó a enriquecerse con amistades y relaciones familiares nuevas que definirán otro anillo de su esfera personal.»

STEVENTON DE NUEVO «Los años de adolescencia de Jane Austen, entre los doce y los diecinueve (1788- 1795), ofrecen enormes dificultades para quienes quieran indagar en ellos, en su cotidianidad, y en cómo debía ser la rutina diaria de la rectoría. Por un lado, aún no existe la valiosa, aunque mutilada, correspondencia que mantuvo con Cassy, que se inicia en enero de 1796. […] Sin embargo, fueron esenciales en su formación como escritora, no digamos ya como persona: durante ellos se inició en lecturas más serias y en la redacción de sus primeras obras juveniles; cubren, además, los años en la vida de una joven en los que sus heroínas, más tarde en las novelas, desarrollarán tramas y evoluciones dramáticas. Y tanto para su país como para su familia, los acontecimientos determinarían que una era había acabado para siempre, y que el mundo conocido se adentraba en una etapa que aún hoy se llama Edad Contemporánea.»

KENT « […] Eliza le había pedido a Jane que le contara cada detalle de los chicos que conocía: “Si es alto o bajo, rubio o moreno, y, sobre todo, si tiene ojos oscuros o azules”. Y muy pronto Jane tendría algo que contar, porque ese fue el invierno en el que apareció Tom Langlois Lefroy.»

MANYDOWN PARK «En diciembre de 1802 ocurrió uno de los acontecimientos más reseñados de la vida de Jane Austen y que mayor misterio e interpretaciones más peregrinas ha arrastrado: el 3 de diciembre, tras haber aceptado la noche anterior la proposición de matrimonio de Harris Bigg-Wither, Jane se arrepintió, y abandonó de manera precipitada la casa de este, en la cual se hospedaba con Cassy. Las dos Austen regresaron a Bath, adonde las llevó su hermano James. De esta anécdota, que algunos consideran crucial para la vida y la obra de la autora, se ha escrito mucho y se ha fantaseado más.»

CHAWTON « […] Jane Austen no era un genio al que el contacto con la vida en el campo despertara, de pronto, el gusto por contar historias: muy al contrario, un entorno más estable, una apuesta más decidida, una seguridad económica mayor habían permitido que el trabajo realizado en solitario, invisible, cristalizara de pronto con una contundencia pocas veces vista.»

EPÍLOGO
«Nos lleven adonde nos lleven los pasos que damos tras Jane Austen, hay algo que sirve de consuelo a cualquier lector: no importa lo mucho que indaguemos en sus papeles y en sus cartas, los árboles familiares que memoricemos o la documentación recogida, leída e interpretada mil veces por sus estudiosos; de la misma manera que no puede desentrañarse el sutil encanto de su humor o que la mejor de las traducciones desvirtúa ligeramente la intención de la autora, Jane misma desafía a cualquiera que desee encasillarla en unas palabras.» «Esa es la lección que nos deja, después de este camino recorrido: no hay respuestas, sino un nuevo camino tendido. No hay una solución a un enigma, sino las lecturas infinitas de seis novelas que ganan en profundidad cada vez que se abordan. El resto, un puñado de cartas, varias ciudades, algunas casas, unas pocas reliquias supervivientes, no son sino pistas para atraparnos, una deliciosa trampa para que no abandonemos la búsqueda ni perdamos, bajo ningún desánimo pasajero, la curiosidad.»

«Orgullo y prejuicio no apareció como una autopublicación: Jane vendió los derechos a Egerton por ciento diez libras, algo menos del importe que le hubiera gustado. Ella aspiraba a ciento cincuenta, lo que desmiente algunas de las pudorosas interpretaciones posteriores de sus parientes de que nunca persiguió un interés monetario cuando escribía, ni mucho menos la fama, sino que lo hacía por una necesidad acuciante de su alma pura y creativa. Por supuesto que aspiraba a ganar dinero con su obra, y si, como ella, otros hubieran estado sujetos a una asignación ajena durante toda su vida y por primera vez obtuvieran ingresos propios a través de su talento y su trabajo, entenderían el vértigo y la satisfacción que produce.»

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