La niña de Rusia
de Celia Santos
Esta es una historia real que nunca debió ocurrir. Este es el retrato de un mundo que nos acecha de nuevo. La vida de una mujer que concentra la emoción de todo un siglo.
La nueva novela de Celia Santos cuenta la vida de Teresa Alonso, una «niña de Rusia» refugiada durante la Guerra Civil en un país ajeno, en el que el frío, la soledad, la esperanza del amor y la Segunda Guerral Mundial le mancarán para siempre.
1937. Mientras los aviones se abalanzaban sobre Guernica, Teresa Alonso miraba las bombas caer desde una colina cercana y, con solo doce años, supo que la vida que había conocido se enterraba bajo los escombros. Fue entonces cuando su madre decidió que partiera hacia a la URSS, donde los hijos de republicanos españoles se refugiaron durante la Guerra Civil.
Esta novela cuenta la historia de la juventud de Teresa, de los personajes que conoció -los más importantes de la izquierda europea- y de su sed de pasión y libertad, algo que en ningún momento ha dejado atrás. Pero también es el relato de la guerra que oscureció el continente y de un amor que, cuando todo se desplomaba, fue capaz de sostener su universo.
Celia Santos nos traslada a una Rusia ya extinta, a través de los recuerdos actuales de Teresa Alonso. Así, este emocionante libro exquisitamente documentado, se convierte también en un homenaje a la última generación que ha vivido la época que marcó, como ninguna otra, la historia de la humanidad.
Celia Santos (Bergara, 1972) reside en Barcelona. Durante siete años dirigió la sección de recomendaciones literarias en Tele Taxi TV, así como la web literaria Más que palabras. Tras cursar estudios de narrativa en el Ateneo de Barcelona, ha escrito numerosos relatos y cuentos, en su mayoría dirigidos a un público infantil y juvenil. Su primera novela para adultos, La maleta de Ana, basada en la historia de las mujeres españolas que emigraron a Alemania a trabajar en los años sesenta y setenta, cultivó un gran éxito. Más rápida que la vida es su nueva novela, en ella narra la historia de Dorothy Levitt una mujer que rompió con todos los prejuicios de la época.
Sobre el libro
« Teresa es mi vecina, mi amiga y mi espejo. Una mujer de acero y paz. Esta es su historia, al menos tal y como ella me la ha contado. Tengo grabadas más de cien horas narrándome sus vivencias materializadas en esta novela que tienes en las manos. Teresa quedará para siempre en el disco duro de la dignidad universal y en mi corazón. Hoy Teresa tiene noventa y siete años. Vive sola, con sus fotos, sus carpetas de recuerdos y sus fantasmas. Camina cansada, pero no se abandona. Le tiemblan las manos por el párkinson y dice que se siente mayor porque necesita gafas para leer y dibujar mandalas y puntos de libro. Cada mañana acude a la piscina y nada una hora. Dice que el agua le da la vida.
Le encantan los abrazos y siempre tiene algún regalo para quien la visita. En mis encuentros con ella durante estos tres años, nunca he salido de su casa con las manos vacías. Ha quedado impregnado en mi paladar el sabor de los caramelos de café que siempre lleva encima para repartir con todos. Le preocupa, mucho, el futuro de los jóvenes y cuando le preguntas qué es lo que más le asusta, no tiene dudas: el fascismo. Estos últimos meses recibió otro duro golpe, su tercera guerra, que agrietó de nuevo su corazón. Sus dos patrias de adopción, Ucrania y Rusia, sus dos países amados que la acogieron y formaron como persona, enfrentados en una invasión. Lo único que acierta a decir es: «Por qué pasan estas cosas».
Mi única intención es dar a conocer a una mujer, una víctima, una de esas páginas de la historia arrancadas de cuajo por las fauces del fascismo. Mostrar lo que ese fascismo supuso para cientos de miles de familias españolas. La brecha histórica y evolutiva que aún permanece y amenaza de nuevo nuestra sociedad. Teresa no aparece en los libros de texto, ninguno de los exiliados de este país, salvo unos pocos intelectuales que regresaron. Y mucho menos las mujeres exiliadas, como Carmen Castellote, María Teresa León, Luisa Carnés y muchas otras, que se vieron obligadas a abandonar España en barcos como el Sontay, el Winnipeg o el Sinaia. Desde aquí mi homenaje a todas ellas» . Celia Santos.
*Contenido original proporcionado por la editorial
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