La sospecha eterna
de Pablo Alaña
Una abogada asume la defensa de una amiga acusada de homicidio. Cuando todas las pistas apuntan hacia ella, ¿qué pesará más: la amistad o la justicia?
Santander, 13 de noviembre de 2019.
Nada más iniciar su jornada laboral, la abogada penalista Clara Caballero recibe una noticia perturbadora: su amiga Irene, una dulce profesora universitaria, ha sido detenida en el pueblo cántabro de Comillas. Es la única sospechosa del asesinato de un hombre al que nadie parece conocer.
Convencida de que se trata de un error, Clara asume su defensa. Sin embargo, su confianza no tarda en desvanecerse cuando descubre que el marido de Irene la sorprendió en el jardín del domicilio familiar arrodillada junto al cadáver y empuñando el arma del crimen. La situación se complica todavía más cuando advierte que el asunto podría estar relacionado con la muerte violenta de la anterior pareja de Irene hace casi seis años, un caso que no se consiguió resolver. A partir de ese momento, Clara no podrá evitar preguntarse quién es realmente Irene.
Atenazada por las circunstancias, deberá investigar por su cuenta para averiguar la verdad. Ya no se trata de defender a su amiga, sino de encontrar al responsable de los asesinatos.
Una novela ambientada en un entorno en el que las apariencias son, a menudo, más importantes que la realidad.
Pablo Alaña (Castelló de la Plana, 1991) es un escritor con raíces vascas y gallegas que reside desde los ocho años en la ciudad de Santander. Licenciado en Derecho por la Universidad de Cantabria, trabaja como abogado y dedica parte de su tiempo libre a su auténtica vocación: la escritura. La sospecha eterna, ganadora por unanimidad del Premio València Nova de narrativa en castellano 2022, es su exitoso debut literario.
Sobre el libro
«En los entornos en los que todo el mundo se conoce,
las reacciones, las emociones y los comentarios se magnifican».
La sospecha eterna, de Pablo Alaña, ha obtenido el Premio València de Narrativa en castellano 2022 que concede la Institució Alfons el Magnànim. Y aunque Alaña tiene apenas 30 años, en esta edición el València Nova no premia al talento joven, sino que se dirige a primeras novelas de autores de cualquier edad. Otro de los cambios significativos del galardón es que aumenta su dotación económica, que pasa de 5000 a 7000 euros.
Pablo Alaña competía con escritores experimentados que por el momento no han conseguido ser publicados. Para este joven abogado cántabro, que su debut literario vaya acompañado de este galardón constituye «toda una inyección de confianza» por el reconocimiento que conlleva. La sospecha eterna saldrá a la venta el 7 de noviembre. Publicada por Ediciones Versátil.
La suya es una novela negra en estado puro que, según el jurado, integrado por dos autores del género con la trayectoria de Pere Cervantes y Susana Martín Gijón: «Mantiene la intriga y genera sorpresa en los lectores a través de una trama que supone un viaje a las entrañas del sistema judicial». En opinión del autor, la solvencia con la que maneja la intriga se explica por la pasión lectora que lo ha acompañado desde niño, especialmente centrada en el género negro, y por su capacidad de planificación, que roza lo obsesivo, «antes de sentarme a escribir, reflexiono mucho sobre los engranajes de la trama y sobre lo que conviene desvelar en cada página para mantener en vilo al lector». Y vaya si lo consigue.
La sospecha eterna es una novela de abogados, pero no solo para ellos. Es un thriller de lo que se ha llamado domestic noir, una novela centrada en el mal que encontramos en la vida cotidiana, con una investigadora no profesional, Clara Caballero, que no es policía ni detective, sino abogada y amiga de la principal sospechosa de haber cometido un crimen. El marido de Irene, la sospechosa, la encuentra en el jardín de su casa junto a un cadáver y tratando de esconder un cuchillo, el arma del crimen. Además, seis años antes a Irene ya se la había relacionado con la muerte de su pareja. De modo que Clara Caballero, más que defender a su clienta, tendrá que dar con el asesino y desentrañar si detrás de ambos casos está la misma mano negra.
Para Pablo Alaña, «esta es una novela sobre las apariencias, los prejuicios y la confianza», porque las relaciones se vuelven frágiles cuando hay que tomar partido por alguien a quien se acusa de haber matado. El autor juega con ventaja en un thriller de abogados porque hace años que lleva toga, reconoce que «ser abogado me ha ayudado a construir la trama con más realismo y a moverme por la historia con agilidad, también creo que me ha ayudado a la hora de narrarla, porque en ambos casos debes saber jerarquizar la información, dosificarla y relatarla con claridad».
La novela está ambientada, fundamentalmente, en la villa de Comillas (Cantabria), una localización que le permitía al autor jugar con el factor clave de la presión social. Buena parte de las decisiones de los personajes femeninos tienen que ver con una estrategia de huida, a consecuencia de un ambiente opresivo en el que las apariencias y la buena reputación son claves, para el autor «en los entornos en los que todo el mundo se conoce, las reacciones, las emociones y los comentarios se magnifican».
*Contenido original proporcionado por el autor
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