La trastienda de los servicios de inteligencia
de Fernando San Agustín

Por el autor de Os matarán en nombre de Dios.

«Fernando San Agustín es un espía listo, valiente y hábil. Sus operaciones cambiaron la historia de España. Un libro apasionante.» Fernando Rueda

«Una sola palabra: ESPELUZNANTE. Una frase: Cada página es más contundente y aterradora que la anterior. No hay un momento de respiro.» Jordi Bordas

La trastienda de los servicios de inteligencia es un recuento de hechos reales, algunos de ellos ficcionados, en los que Fernando San Agustín ha participado como Agente de Inteligencia.

El autor cuenta en primera persona las operaciones que ha realizado desde mediados de los años 60, cuando terminó el servicio militar y fue reclutado para ser un agente de inteligencia. El protagonista es el mismo autor con diferentes nombres, según cada operación. Cuenta cómo ha participado en diferentes operaciones antiterroristas en la lucha contra ETA, cómo intentó convencer a miembros de ETA sin delitos de sangre para alejarles de la lucha armada, crearles una nueva identidad y enviarlos lejos de España.

Cómo se infiltró para conseguir información de alto nivel y evitar atentados. También cómo participó en una operación en el Vaticano para limpiar la corrupción de algunos cardenales y obispos.

Un libro riguroso, unas memorias que se leen como un thriller de espionaje al puro estilo de John LeCarré.

Fernando San Agustín. Nacido en San Mateo del Gállego (Zaragoza) se traslada a Barcelona para cursar los estudios superiores. Sirvió en el ejército en los servicios de Inteligencia. Actualmente trabaja como consultor y asesor de empresas multinacionales y diferentes gobiernos extranjeros. Es autor de Os matarán en nombre de Dios, thriller de corte religioso que cosechó grandes elogios de crítica y lectores. Este es su segundo libro publicado en este sello editorial.

Sobre el libro

Las memorias de uno de los hombres que mejor conoce los servicios de secretos.

En La trastienda de los servicios de inteligencia, Fernando San Agustín nos sumerge en el apasionante y a menudo desconocido mundo de los servicios secretos españoles, del que ha sido testigo privilegiado desde mediados de los años sesenta, cuando terminó el servicio militar y fue reclutado para ser agente de Inteligencia.

El autor nos conduce, sobre todo en la primera parte de esta suerte de memorias noveladas, a través de los años más negros de ETA, en los que parecía imposible abrirse paso hasta la estructura de la organización, camuflada a la perfección gracias a la complicidad de la población y de un sector del clero.

Frente a los fracasos cosechados por los cuerpos de seguridad del Estado y la vía legal, Aneto, nombre en clave del narrador, avalado por el director del Centro, forma una unidad secreta cuyo cometido consiste en sacudir los cimientos de ETA, fomentando la deserción de aquellos miembros que no hubieran cometido delitos de sangre, siendo enviados, tras haber sido anulados sus respectivos comandos gracias a la información proporcionada por el acogido al programa Exilio Protegido, al extranjero, donde vivirían bajo una nueva identidad.

 Los mensajes se hacían llegar a los familiares de los posibles interesados a través del servicio postal; las octavillas venían en sobres blancos, evitando así delatar su origen antes de tiempo. En algunas de ellas, sin duda las más impactantes, se podían leer mensajes como el siguiente: “La sangre no forma caminos, forma charcos”.

La información recabada gracias a la unidad de Aneto permitió desmantelar numerosos alijos de armas y dinero de ETA, al tiempo que consolidaba una red de establecimientos que servían como tapadera a los agentes de campo del Centro, que llegó a tener presencia en numerosos países. También fue decisivo en la desactivación de diversos comandos responsables de arrestos y asesinatos, siempre al margen de la legalidad, en una región difusa que raramente coincide con lo que llamamos justicia, en la que deben aprender a vivir los espías.

 El autor no rehúye la confrontación moral con su pasado, evitando cualquier tipo de complacencia ¿Es lícito ofrecer una vía de escape a simpatizantes de una organización terrorista? ¿Quién decide qué límites pueden cruzarse y cuáles no? ¿Puede alcanzarse la paz derramando la sangre de aquellos que defienden el asesinato como vía política?

La angustia del agente Aneto encontrará una nueve fuente en el descubrimiento de un archivo secreto cuya documentación da buena cuenta de la protección que el régimen franquista ofreció, por orden del propio dictador, no solo a miembros del ejército raso alemán tras la Segunda Guerra Mundial, sino también a oficiales y otros miembros destacados de las SS que evitaron, gracias a esta protección, ser justamente procesados en los juicios de Nuremberg.

La destrucción de este archivo, cuyo único conocedor en profundidad es el propio Aneto, evitará una escalada diplomática a tres bandas entre España, Israel y Alemania de proporciones catastróficas. Las identidades reales de muchos perpetradores del Holocausto permanecen todavía hoy ocultas, si es que no se han perdido para siempre. Consciente de haber vivido durante mucho tiempo, quizás demasiado, al margen de la ley, en ocasiones por encima del bien y del mal, en la medida en que no debía responder prácticamente ante nadie de su acciones, siempre y cuando obtuvieran el resultado esperado y no dejaran huellas, Fernando San Agustín ofrece al lector una inesperada y profunda reflexión acerca de los sacrificios que, en ocasiones de forma inconsciente pero siempre irrevocable, deben llevar a cabo los espías en su entrega absoluta a la defensa de los intereses del país al que han jurado proteger.

 Perpetuo ausente de la vida familiar, perseguido por ETA y, eventualmente, por el servicio secreto marroquí, que pondrá precio a su cabeza tras un desastroso intento de asesinato del heredero de la familia alauita, el hijo de Hasán II, durante su estancia en una mansión de la Costa Azul, el peso de la soledad irá en aumento hasta volverse casi insoportable.

En busca de redención, el agente Aneto participará en el dispositivo de protección de un grupo reformista de la Iglesia Católica que aspira a adaptar la religión cristiana al mundo moderno. Trabajando en estrecha colaboración con miembros del servicio secreto israelí, italiano y ruso, el Yoyó, otro de los alias de Aneto, busca salvar la vida del nuevo papa reformista, Pablo VI, así como de los miembros afines de la curia, con un desenlace inesperado que, a pesar de todo, cabe calificar de afortunado ¿Cómo puede cambiar el mundo si el poder desea precisamente lo contrario, que nada se altere, que el equilibrio de fuerzas no sea perturbado?

Estas memorias de Fernando San Agustín ofrecen un variadísimo y riguroso retrato de algunos de los más destacados grupos de presión conservadores europeos, desde los legitimistas monárquicos franceses, cuyos intereses coincidirán sorprendentemente con los de la España tardofranquista, hasta los Servicios Secretos Vaticanos, empleados en la persecución del más mínimo atisbo de modernidad en el seno de la Iglesia.

Todo un mundo subterráneo, invisible excepto para aquellos que forman parte de él, se despliega ante nuestros ojos en estas páginas, ofreciéndonos la oportunidad de conocer secretos por los que muchos estarían dispuestos a matar –probablemente, ya lo hayan hecho– sin tener que pagar más precio que el de nuestra atención. Adéntrense en la trastienda, pero recuerden: nunca volverán a ser los mismos.

Críticas

«Un thriller de espías trepidante en el que se desvela la existencia de unos servicios secretos de carácter religioso que son capaces de robar, secuestrar y matar para conservar su poder y la continuidad de las leyendas sobre el origen de la religión católica.» Fernando Rueda

«Una historia de religiones y espías llenas de poder, violencia, engaños y corrupción. Estas cuatro variables han estado muy presentes en la vida de Fernando San Agustín.» La Rosa de los Vientos, Onda Cero

«Fernando San Agustín aprovecha su experiencia acumulada en los servicios de Inteligencia del Ejército para tejer un thriller entretenido con la religión como telón de fondo.» El Correo

«Bien escrito, con una prosa limpia acompañándose de buenos diálogos. Un libro que te hace cuestionarte muchas cosas y te plantea otras.» Anika entre libros

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