Reseña del libro Las gratitudes de Delphine de Vigan, por Aránzazu Gordillo

A menudo, uno da las gracias casi sin darse cuenta: al cajero del supermercado que sonríe, a la panadera que te guarda la barra más tostada, al vecino que aguanta la puerta del ascensor, a la bibliotecaria que te reserva las novedades, a la farmacéutica que recuerda la alergia de tu hijo, al taxista que te desea un feliz día.

Otras veces, en cambio, la gratitud es una deuda moral, un acto del que tomamos plena conciencia y que, no en pocas ocasiones, resulta difícil a pesar de que sintamos la imperiosa necesidad de llevarlo a cabo.

Y sobre esta segunda forma de gratitud habla la escritora francesa Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) en su última novela. Dice de Vigan que es fácil dar las gracias, pero no tanto expresar gratitud. Y es eso lo que le ocurre a la protagonista en esta historia, quiere expresar esa gratitud antes de irse, necesita dar las gracias de forma visceral, con el corazón, con el estómago, con la piel.

Las gratitudes (Anagrama, 2021) es una narración a dos voces que nos habla de la memoria, el pasado, el envejecimiento y las palabras (y la ausencia de estas), pero, sobre todo, de la necesidad de dar las gracias. Esas dos voces narradoras pertenecen a Marie y a Jerôme, dos personajes que se involucran en el último deseo de la protagonista, la anciana Michka.

Michka necesita dar las gracias al matrimonio que la cuidó cuando era una niña y la salvó de morir en un campo de exterminio. Y necesita hacerlo antes de que esas palabras se esfumen para siempre.
La anciana pasará los últimos meses de su vida en una residencia para dependientes. Allí conocerá a Jerôme, el logopeda que tratará de ayudarla con la curiosa enfermedad que padece, una afasia que provoca que la protagonista pierda el habla y confunda las palabras. El tercer personaje es Marie, la vecina que Michka acogió en su casa desde que era niña. Ahora, ya adulta, siente también la necesidad de agradecer a su protectora todo lo que hizo años atrás.

Algunos críticos han recriminado a de Vigan que esta obra gire alrededor de tres personajes bondadosos, tres personas sin dobleces ni durezas. De hecho, le han espetado, no en pocas ocasiones, aquella frase de André Gide que dice que no se hace literatura con buenos sentimientos. Pero Las gratitudes es literatura, buena literatura. Y la bondad existe, igual que existe la mezquindad, de hecho, difícilmente podríamos hablar de una sin percibir la otra.

Escribe de Vigan en este libro que “envejecer es aprender a perder”, yo creo que es también aprender a dar las gracias pues, como le ocurre a la protagonista de esta historia, cuando uno se acerca al final, al final de lo que sea, de un trabajo, de una relación, de un viaje, la gratitud acumulada necesita un lugar en el que quedarse. Así pues, gracias.

Por Aránzazu Gordillo
https://aranzazugordillo.com/

Título: Las gratitudes
Autor:  Delphine de Vigan
Editorial: Anagrama
Publicado: 10 febrero 2021
Páginas: 176
ISBN: 978-8433980830
Artículo anteriorJavier Krahe. Ni feo, ni católico, ni sentimental
Artículo siguienteLa noche azul
Aranzazu Gordillo
Licenciatura de Derecho en la Universidad Pompeu Fabra y, desde hace unos años, compagino el trabajo jurídico con la escritura. Publico asiduamente en el blog "Un día de estos", del que soy autora. Colaboro en la sección literaria de la revista Culturamas.