Las lealtades

Dicen que hoy, más que nunca, debemos hacer un esfuerzo de desconexión diaria; evadirnos durante unos momentos de la realidad para, cuando volvamos a ella, regresar fuertes y recuperados. Por eso, hoy queremos presentaros a una de esas autoras capaz de transportar al lector a un lugar lejano. Hablamos de Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966).

De Vigan publicó Nada se opone a la noche (Anagrama), una novela de autoficción en la que contaba la vida de su madre. La obra tuvo un gran éxito, no solo entre la crítica (fue galardonada, entre otros, con el Premio de Novela Fnac, Premio Renaudot de los Institutos de Francia) sino también entre el público, pues solo en Francia se vendieron más de 800.000 copias. Años después la autora publicó Basada en hechos reales (Anagrama), una nueva novela donde la realidad y la ficción se entrecruzan y en la que la escritora habla sobre el bloqueo literario que sufrió después del gran éxito de su anterior libro. Basada en hechos reales fue llevada al cine por Roman Polanski en 2017.

El último libro de la autora se titula Las lealtades (Anagrama) y puedo asegurarles que no se queda atrás respecto a las dos obras anteriores. En esta nueva novela, De Vigan se adentra en un tema tan desgarrador como lo es el alcoholismo adolescente. Es un texto relativamente corto, en comparación con sus anteriores novelas, donde Théo, el protagonista se refugia en el alcohol para hacer frente a la desgarradora realidad en la que vive:  un padre sumido en una depresión y una madre consumida por el odio hacia su exmarido.

Las lealtades es una de esas historias en las que al lector le resultará difícil separarse del libro, pues la autora sabe manejar de una forma exquisita el ritmo de su prosa. Maneja su prosa y nos maneja a nosotros, humildes lectores, que quedamos a su merced en cada una de las palabras que escribe.

La grandeza de esta autora radica, precisamente, en la claridad de su escritura. Sin artificios ni moralejas, su escritura directa y sencilla es lo que nos permite adentrarnos en profundidad en la cruda realidad que nos muestran sus personajes. Dicen que es la nueva Marguerite Duras, pues se sirve también de la materia autobiográfica y escribe de forma escueta y elegante, como Duras lo hacía. Sea o no ello cierto, De Vigan merece la pena por sí misma.

Por Aránzazu Gordillo
aranzazugordillo.com