Reseña del libro «Vampiros en las sombras» de Pilar Pedraza.
Por Beatriz Mabbut.
Hace ya casi diez años que Taika Waititi y Jemaine Clement, dos directores gamberros como ellos solos, pergeñaron la divertidísima Lo que hacemos en las sombras, un mockumentary en el que se recogía el día a día ―o la noche a noche― de un grupo de vampiros que compartían casa en Wellington. El humor negro y absurdo de Waititi y compañía encandiló a muchos ―entre quienes me incluyo― y le sirvió para hacerse un hueco en Hollywood. El éxito de aquella comedia también daría pie a una especie de versión para la televisión que lleva ya cuatro temporadas emitiéndose en el canal estadounidense FX, y que aquí, en España, puede verse en HBO.
Pilar Pedraza, profesora de Historia del Arte, aclamada novelista y estudiosa del género fantástico, consideró que las aventuras y desventuras de estos chupasangres bien merecían un repaso y se puso manos a la obra. El fruto de ese trabajo es este libro que reseño, Vampiros en las sombras, en el que se analizan no solo la película de 2014 y la serie de televisión, sino también el más desconocido primer cortometraje que Waititi y Clement rodaron en 2005 sobre la misma idea que más tarde perfeccionarían, y también el spin off de 2018 Wellington Paranormal, en el que los protagonistas son una pareja de policías neozelandeses bastante patosos que investigan fenómenos extraños.
La primera pregunta es obvia: ¿da para tanto esta película, luego adaptada a la pequeña pantalla? La respuesta es sí, y Pilar Pedraza parece ser la persona más adecuada para dar cuenta de ello. Bajo una pátina de humor aparente mente tonto ―que con frecuencia se revela muy ácido e inteligente―, Lo que hacemos en las sombras bebe de muchos de los clásicos góticos de la literatura de terror, pero sobre todo del imaginario pop que se ha creado en torno a la figura del vampiro. En Vampiros en las sombras no solo se mencionan obras literarias decimonónicas de sobra conocidas, como Dracula o Carmilla, sino otras mucho más actuales, como Entrevista con el vampiro o Buffy cazavampiros, que sin duda han servido como referentes a los creadores de la película y las series. Aparentemente frívola ―quizás lo sea―, esta serie da mucho juego a la hora de examinar con detenimiento qué tiene de atractivo y de repulsivo el vampiro para haber estimulado durante siglos la imaginación de tantos artistas. Se comprende, pues, que una especialista en cine y en historia del arte haya decidido analizarla. Recordemos que el que el hecho de que un producto sea divertido no implica, ni mucho menos, que no sea algo a lo que se le haya puesto cuidado y cerebro.
El único «pero» que se le puede poner a Vampiros en las sombras es que se trata de un libro pensado para los entusiastas de esta saga. No se lo recomendaría a nadie que no hubiera visto al menos la película y la serie de FX. En mi caso desconocía tanto el cortometraje como el spin off, que, por supuesto, tuve que buscar y que encuentro muy disfrutables, pero creo que lo ideal es haber tenido contacto con estos estrambóticos colmilludos antes de hincarle el diente al ensayo de Pilar Pedraza. En cualquier caso, se trata de un libro que seguramente gustará a los aficionados al subgénero vampírico y, sobre todo, al humor más negro.
Echadle un ojo a Vampiros en las sombras. No os arrepentiréis.
Por Beatriz Alcaná
@AlcanaBeatriz