13 de febrero
Día Mundial de la Radio

«La radio marca los minutos de la vida;
el periódico, las horas; el libro, los días».
Jacques H. de la Lacreitelle, escritor.

 

 

Aquí, Unión Radio
Crónica de la primera cadena española
(1925-1939)
Ángeles Afuera
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Unión Radio fue el primer gran proyecto radiofónico español, nacido en 1924 y respaldado por las principales compañías internacionales, de la británica Marconi a las americanas General Electric y RCA, la Tudor francesa o la AFA alemana. Su objetivo, que cumplió en sus 14 años de existencia, fue crear una cadena de emisoras locales en torno a una cabecera potente, su emisora principal, la madrileña Unión Radio, que comenzó a emitir en junio de 1925.

Desde su nacimiento, Unión Radio, instalada en la Gran Vía, fue la voz y el reflejo de una época apasionante, de gran efervescencia creativa, de cambios políticos y sociales. En sus estudios coincidieron Gómez de la Serna, Benavente, Jardiel Poncela, García Lorca, Alberti, Joaquín Turina, Igor Stravinsky, Miguel Fleta, los Halffter, Victoria Kent, Clara Campoamor, La Argentinita y muchos otros, pero también personajes ahora olvidados que concibieron muchos de los géneros de la radio de hoy. Su micrófono recogió en directo la llegada de la Segunda República, y ni un solo día faltó a la cita con los oyentes, cada vez más numerosos, durante los tres años de la Guerra Civil.

Este libro cuenta la peripecia de Unión Radio, reconstruye su programación, los momentos trascendentales que narró y las anécdotas cotidianas. En suma, recupera su memoria y su nombre para la historia de la radio española.

 

Las cartas de Elena Francis
Una educación sentimental bajo el franquismo
Armand Balsebre
Rosario Fontova
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Elena Francis, un personaje de ficción, se convirtió en la consejera sentimental de las españolas a través de un consultorio de radio. Aunque fue concebido como motor publicitario de una empresa de productos de belleza, la influencia del programa trascendió hasta convertirse en un fenómeno de masas del brazo de la ideología nacionalcatólica.

El presente estudio analiza un conjunto de cartas, datado entre 1951 y 1970, que establecen el escenario sentimental, laboral y familiar en el que se movían las mujeres de la clase trabajadora.

Las cartas, que en su mayoría no se radiaron, constituyeron una vía de comunicación paralela al programa de radio y se contestaron particularmente, puesto que su contenido excedía la inocente consulta de belleza para describir graves casos de marginación, malos tratos y frustración personal. Este fondo documental confirma la supeditación de la mujer durante la dictadura a un sistema patriarcal que le vetaba la posibilidad de equipararse al varón en el ámbito educativo y social. Asimismo, revela las claves comunicativas que convirtieron a Elena Francis en un potente altavoz ideológico que se escuchaba religiosamente en los cuartos de servicio, los talleres de costura, las fábricas y las cocinas de un país amordazado.

 

Las cartas de La Pirenaica
Memoria del antifranquismo
Armand Balsebre
Rosario Fontova
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Radio España Independiente, la emisora del Partido Comunista de España, fue el más potente altavoz del antifranquismo entre 1941 y 1977, fecha en que cesó sus emisiones en su sede de Bucarest tras la constitución del primer parlamento democrático. Durante estos años, y sobre todo entre 1962 y 1967, el programa Correo de La Pirenaica dio lectura a las cartas que desde España o desde los países de la emigración sorteaban la censura o las dificultades de comunicación para contar sus experiencias personales y sus anhelos de libertad.

El presente libro analiza el contenido de las cartas que se han conservado, unas 15.500, e identifica a corresponsales y oyentes, los «ojos y oídos de La Pirenaica, entre los cuales se encuentran antiguos combatientes republicanos, exiliados, expresos, obreros, campesinos, mineros, profesores, amas de casa, escritores y estudiantes.

Las cartas de La Pirenaica recogen un largo memorial de agravios, comenzando por los recuerdos dramáticos de la guerra civil y el reguero de fosas comunes, prisiones y vejaciones que dejaron los vencedores. Contienen la peripecia de los inmigrantes que abandonaron sus pueblos, la lucha por la supervivencia en los suburbios, la indignación por la insoportable carestía de la vida y la falta de acceso a una educación digna. Constituyen, además, un lamento coral de las distintas sensibilidades ideológicas contra el imperio del terror impuesto por la dictadura, acentuado por la ejecución del dirigente del PCE Julián Grimau en 1963.

La España de Franco no pudo silenciar las voces de la disidencia y el descontento, que este fondo documental censa como un impresionante fresco colectivo surgido desde la clandestinidad. En definitiva, las cartas de La Pirenaica se alzan como un testimonio único de arrolladora autenticidad donde están presentes el dolor, la resignación, la solidaridad y el heroísmo de los ciudadanos que prefiguraron la democracia en España

Contenido original proporcionado por la editorial Ediciones Cátedra

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