Confesiones de un bot ruso: Me he pasado bastantes años insultándote en redes sociales porque alguien me pagaba. Ahora que ya no estoy en nómina, quiero contarte cómo lo hacía.

Desde la editorial Debate queríamos anunciaros la inminente publicación de Confesiones de un bot ruso, un libro escrito por un ex-empleado de una agencia dedicada al astroturfing que, tras la renuncia a su puesto, relata su experiencia, nos abre los ojos y nos proporciona herramientas para evitar caer en la red de los bulos y la manipulación de nuestras conversaciones.

En ese sentido, Confesiones de un bot ruso es un libro escrito desde el arrepentimiento ante el daño realizado. También está pensado para prevenirnos ante un negocio que, lejos de lo que podríamos pensar, es extremadamente sofisticado y amenaza con dejar en manos de las grandes corporaciones el control de la información y la opinión pública.

«Hemos sido testigos en los últimos años de cómo algunas agencias han difundido noticias falsas en los principales canales digitales y en las redes sociales. Muchos usuarios creen que la desinformación es algo que florece al azar, que surge de lobos solitarios que lanzan mensajes al aire para ver qué es lo que cazan. Sin embargo, la fuente de todos estos mensajes es mucho más profunda: detrás de cada noticia falsa hay un estudio minucioso de la información que nosotros compartimos en internet a través de las redes sociales».

Con un enfoque irónico y didáctico, Bot ruso desvela cómo durante años estuvo con un ejército de trols a su servicio, buscando el momento perfecto para adentrarse en las conversaciones de la red y poner en marcha la máquina de odio. En una era en la cual cualquier persona tiene un dispositivo móvil, el usuario está sometido a una constante infoxicación digital.

«Ha pasado ya algún tiempo desde que salí de la agencia y debo reconocer que, tras mi renuncia, nada ha vuelto a ser igual que antes de adentrarme en ese mundo. No he logrado deshacerme de la ansiedad y me he convertido en una persona desconfiada y un tanto paranoica».

Un relato sobre el cambio de paradigma que produjo la llegada de la web 2.0. Una exposición de las consecuencias de que las redes sociales sean ahora el mayor termómetro social.

«El astroturfing, es una estrategia que pervierte la autenticidad de ese termómetro social e impulsa artificialmente movimientos ciudadanos o tendencias de opinión. Ahora bien, eso no significa que todas las mentiras que encontremos en internet formen parte de una estrategia de astroturfing, que provengan de una agencia de relaciones públicas o que sean intencionadas. La web 2.0 ha dado voz a todos los usuarios y, por desgracia, algunos de ellos disponen de mucho tiempo libre y carecen de ética y moralidad».

Manipular la conversación, alterar encuestas u otras formas de participación, y poner en marcha los mecanismos necesarios para silenciar a una gran parte de los interlocutores es el objetivo de estas agencias.

Con un enfoque divertido, irónico y muy didáctico, este libro nos abre los ojos y nos da las herramientas para reconocer este tipo de prácticas, evitar caer en la red de bulos y desenmascarar el modus operandi de los que mueven este negocio oscuro y poco ético.

Vivimos en una era en la cual toda la información está a nuestro alcance en todo momento. Cualquier persona —o casi todas— tiene un dispositivo móvil que le permite acceder a aquella con facilidad. No solo eso: también contamos con la capacidad tecnológica para capturar fotografías y vídeos en tiempo real de cualquier suceso que ocurra en nuestro entorno y compartirlos al instante. Como consecuencia, tenemos a nuestra disposición una cantidad de información mucho mayor de la que una sola persona puede gestionar. Dicho de otra manera: estamos expuestos a una permanente infoxicación digital.

Bot ruso asegura que con la llegada de la web 2.0, los medios tradicionales han perdido el control —o la idea de control— sobre la información, y los gobiernos, los partidos políticos, las organizaciones y las grandes empresas han ido descubriendo que las relaciones que habían forjado con los principales medios de comunicación se han devaluado, pues estos ya no garantizan el control de la información.

Por supuesto, tenerlos a favor continúa siendo un punto importante. Sin embargo, eso ya no es suficiente, pues no solo los medios digitales han cobrado fuerza. También las redes sociales, de las que incluso los principales medios están pendientes, son un excelente termómetro social con respecto a la opinión sobre distintos temas de interés. Las agencias de relaciones públicas supieron ver este cambio y aprovechar la necesidad de comunicación que la web 2.0 había creado. En algunos casos, empezaron a practicar lo que hoy conocemos como astroturfing.

Manipular la conversación, así como alterar las encuestas u otras formas de participación, es un mecanismo que logra silenciar a una gran parte de los interlocutores. Los usuarios de internet tendemos a intervenir en conversaciones solo cuando nuestras ideas o creencias se reflejan en el sentimiento general. Cuando no es así, mayoritariamente, optamos por no participar.

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