Consumidos por el fuego

Hoy la editora y escritora Carmen Moreno reseña para el blog el libro Consumidos por el fuego de Jaume Cabré publicado por Ediciones Destino.

Hay novelas que sorprenden, otras que son como un puñetazo en el estómago, alguna que te engancha hasta la adicción más terrible a las palabras y por último las que no terminas porque «pa’qué».

Consumidos por el fuego, de Juame Cabré aún las tres primeras características: sorprende, es un puñetazo y te engancha.

Un acierto desde la cubierta, de esas a las que tienes que acercarte sí o sí en cualquier librería, hasta el final: «En vez de saltar de alegría, Jabatín pensó qué responsabilidad». Final que a ustedes, si aún no la han leído, no les dirá nada, pero que cuando la lean les gritará todo.

«Seguro que alguna vez, de noche, habéis visto una falena grande o pequeña volando de esa forma tan irregular, atraída por la luz de una farola».

Ismael se pasa la novela explicando qué es una falena y, a medida que pasas las páginas te vas dando cuenta de que adquiere un significado diferente, aunque el insecto siempre sea el mismo. Y es diferente porque la metáfora crece, se engrandece, juega a transformarse y a quemarse con un fuego que vamos prendiendo a medida que pasamos las páginas.

Ismael, que comparte nombre con el protagonista de Moby Dick, es un cazador de sueños que se cruza en un mar de asfalto con la más testaruda, la más cruel, la invencible, pero sigue queriendo ganar, aunque solo sea un asalto.

Ismael no es un tipo normal porque lee y nadie que lea es normal. Todos los buenos lectores son, en realidad, guardianes de un tesoro que, tarde o temprano quieres compartir con otros.

La novela narra dos historias paralelas que acabarán confluyendo en una porque hay un determinismo literario latente que los aboca a encontrarse. Un dolor de haber perdido y querer encontrar, de huir y no ser hallado. Pero, más allá de eso, hay una necesidad vital de sobrevivir y reconocerse en los ojos del otro, algo que no siempre sucede. Algo que nos invita a ser más allá de nosotros mismos.

La prosa de Cabré es un acierto, un acertijo y la certidumbre de estar en compañía de Ausiàs March y de tantos escritores catalanes que han legado a la literatura de nuestro país lo mejor de la imaginación de una Cataluña que forma parte del imaginario más sublime de las letras españolas, que no en español.

La novela de Cabré es una auténtica delicia que hay que beber con avidez porque todo sabe a poco.

Por Carmen Moreno
@morenopcarmen