Dune

Reseña del libro «Dune» de Frank Herbert.
Por Ander Terrones Arellano.

‘Dune’, entre otras cosas, es una obra profundamente política, en la que el colonialismo, la lucha entre casas aristocráticas y las guerras marcan el devenir de la historia. Las críticas a la realidad son evidentes y, como en otras tantas historias modernas, las actitudes de las grandes potencias en los últimos siglos han marcado la obra de Herbert.

Una de las cosas más curiosas de la novela es como mezcla lo antiguo con la ciencia ficción. La obra de Herbert coge elementos de la ciencia ficción más clásica y la fusiona con la temática medieval interplanetaria, creando una novela muy original y propia. Pelean con espadas, pero, a la vez, cuentan con unos escudos invisibles tecnológicos que repelen los ataques del contrario, por ejemplo.

El autor crea toda una mitología propia, cogiendo elementos del Islam y mostrando toda una cultura. La obra se centra en Arrakis, planeta desértico e inclemente, y el lector comprueba a medida que avanza la novela lo bien que Herbert implantó conceptos de la realidad con una fantasía muy elaborada. Además, la ecología es un punto central en ‘Dune’. Partes enteras de la novela se dedican a elaborar un complejo sistema de funcionamiento del planeta, mientras que el Imperio solamente piensa en la especia que se encuentra en Arrakis.

De lo más interesante de ‘Dune’ es la raza de los Fremen, los habitantes del desierto. Luchan por sobrevivir en los lugares donde es prácticamente imposible y consideran el agua como un elemento sagrado. Incluso les sorprende cuando una persona externa comenta que, de donde ellos vienen, el agua cae del cielo. El protagonista, Paul Atreides, tiene relación con ellos, y el contraste entre las dos formas de entender el mundo es acusado a lo largo de la novela.

Quizá lo más famoso de ‘Dune’, en parte debido a sus adaptaciones cinematográficas, son los gusanos de arena gigante. Son un toque más de fantasía terrorífica en una descripción completísima del desierto. Las vibraciones en las dunas les hace salir a la superficie y arrasar con todo lo que pillan. Lo mejor es que, a lo largo de la novela, la perspectiva de los protagonistas con respecto a estas criaturas cambia, y con ella la del lector.

En cuanto al estilo, Frank Herbert narra casi toda la acción mediante conversaciones. La mayor parte de la novela son diálogos explicativos, en los que se va comprendiendo el funcionamiento de la política y del planeta Arrakis. Por otra parte, el escritor nos sumerge en las mentes de los protagonistas en estilo directo, para que sepamos en todo momento las ideas de los personajes que a él le interesan. Va cambiando de una mente a otra en función de las necesidades de la historia. Esto hace que el margen para la sorpresa sea escaso, pero también que los personajes estén bien definidos y sean cercanos.

La trama se muestra casi desde el principio, pues se puede intuir lo que va a ir ocurriendo antes de que se cuente. Lo bueno es que el lector no puede saber cómo va a pasar, y, en un lugar como Arrakis, siempre se puede sorprender.

Por Ander Terrones Arellano
@anderterrones