Reseña del libro «El castillo» de Franz Kafka.
Por Ander Terrones Arellano.
‘El castillo’ es una de las novelas más conocidas de Franz Kafka. El autor checo, que escribía en alemán, expone en esta obra, publicada póstumamente por su amigo Max Brod, las ideas principales que más tarde se conocerían como lo ‘kafkiano’. Es una obra inconclusa, lo que da mayor sensación aún de absurdo y de historia en círculo.
Describir el argumento no es tarea sencilla. El protagonista, conocido únicamente como K., llega a un pueblo perdido a los pies de un gran castillo para trabajar como agrimensor. Sin embargo, desde el principio, mezclando una burocracia exasperante que le impide acceder a su trabajo, con un surrealismo que hace que prácticamente cada acción carezca de sentido, el protagonista camina de un lado a otro, relacionándose con distintos actores del pueblo tratando de llegar al castillo para entender qué ocurre con su contrato de trabajo. Durante la obra esta intención se diluye, olvida su trabajo y busca integrarse y ascender en la escala social de ese pueblo. De alguna forma, la historia versa sobre un hombre tratando de ascender y hacerse un hueco.
Uno de los elementos más interesantes es el tratamiento del tiempo. Hacia el final de la obra se menciona que han pasado cuatro días y, siguiendo estrictamente el paso del tiempo de la novela, vemos que es verdad. Sin embargo, la sensación de eternidad que Kafka transmite con su forma de escribir hace que nos parezca que ha pasado mucho más. Al fin y al cabo, es lo que el autor buscaba: presentar a un hombre atrapado en una eternidad de pérdida de tiempo en ambientes oscuros y con personas oscuras, en un sistema burócrata que, cuanto más se presenta en la obra, más absurdo es.
Todos los personajes de la historia están escasamente definidos. El propio K. es una persona a la que no comprendemos con claridad. Sus decisiones y acciones no son coherentes y nos cuesta saber qué piensa. Los demás personajes, su novia Frieda, Barnabás el mensajero y sus hermanas o los ayudantes de K. son oscuros, tanto de ánimo como de claridad en sus intenciones.
Al estar la obra inacabada, y haber sido editada por su amigo Max Brod tras su muerte, hay muchas dudas sobre el mensaje que Kafka quería mandar, aunque las críticas a la burocracia, por ejemplo, se muestran claramente. No podemos saber cómo querría acabar la historia Kafka y todo lo que nos ha quedado es la novela ‘El castillo’ que hoy en día podemos leer.
Desde luego, esta obra no es fácil de leer. Sus constantes interrupciones en el tiempo de la acción, con conversaciones interminables con personajes que no llevan a ningún sitio o las esperas infructuosas de K. copan gran parte de las páginas. Las últimas páginas se acaban con la sensación de haber dado vueltas sin llegar a ningún sitio y con el absurdo de toda la historia en mente, lo que probablemente era la intención de Kafka. La oscuridad que rodea a todas las acciones, bajo la sombra del alto castillo, inalcanzable y misterioso, están premeditadas, para desesperar al lector más aún que al propio personaje. El castillo, así, actuaría de metáfora de las cosas que deseamos y que desconocemos que jamás lograremos alcanzar.
Por Ander Terrones Arellano
@anderterrones
Editorial: DEBOLSILLO
Publicado: 23 enero 2004
Páginas: 368
ISBN: 978-8497593267