Euprepio Padula
DON DE GENTES
La clave para triunfar en la vida
Carisma. Magnetismo. Atractivo. Personalidad. Ese je ne sais quoi que hace que alguien te conquiste, te atrape, te inspire confianza… te mueva el alma. ¿Cuántas veces hemos escuchado la expresión «don de gentes»? ¿Y cuántas veces nos hemos preguntado si existe realmente esa cualidad y, en caso que así sea, si nosotros la poseemos?
El coach y experto en liderazgo Euprepio Padula, lleva trabajando durante más de veinte años entrenando a líderes políticos y empresariales. Gracias a ello, ha podido constatar que sí existen personas tocadas por este don y que son fácilmente reconocibles, pues dejan huella. Pero no sólo eso, sino que además el don funciona: es un potentísimo acelerador de éxito, el multiplicador más eficaz y una herramienta que consigue hacer saltar todos los límites del resto de nuestras cualidades.
Este libro nace con la intención de arrojar luz sobre las claves de ese don de gentes, para que todos puedan alcanzarlo. Tanto quienes lo llevan innato, entrenándose para desarrollarlo, como quienes carecen de él, aprendiendo a conseguirlo y explotarlo.
EUPREPIO PADULA (@EuprepioPadula) es experto en liderazgo político y empresarial, coach de dirigentes y conferenciante de éxito. Asimismo, también ejerce como headhunter, escritor y artista. Fundador y director de Padula & Partners, trabaja desde 2005 como consultor de organización y gestión empresarial especializado en la búsqueda, desarrollo y gestión del talento. Es, además, un reconocido experto en negociación que ayuda a políticos y partidos a llegar a acuerdos de coalición.
En los últimos años se ha consolidado su presencia en importantes medios de comunicación como Telecinco, La Sexta, Cuatro y Telemadrid, donde actualmente presenta el espacio: «Café y parole con Euprepio.» Es autor de El coaching del peluche rosa (2014), Cree, lucha, logra (2016) y Treinta cafés: las cualidades del liderazgo (2019).
Más información en http://www.padulapartners.com/euprepio-padula/
ALGUNOS EXTRACTOS DEL LIBRO
«El libro que tienes entre las manos nace de una premisa básica: el don de gentes se puede entrenar y perfeccionar. Como reza el conocido refrán, “unos nacen, otros se hacen”. Quien tiene la fortuna de llevarlo en sus genes será más capaz de afinar su puntería en este aspecto; quien, por el contrario, no lo lleva de serie, deberá esforzarse, trabajar duro por conseguirlo. ¡Pero se puede! Para ello hay que poner en juego compromiso, trabajo, energía, dedicación, determinación, paciencia y pasión.»
«A las personas con don de gentes se las reconoce porque dejan huella sin saber por qué… y porque de ellas se aprende. Son personas que triunfan en la vida porque no necesitan más herramientas para triunfar. El don de gentes es, en sí mismo, un potentísimo acelerador del éxito, el multiplicador más eficaz y la herramienta que consigue hacer saltar todos los límites del resto de nuestras cualidades.»
«En mis ya más de veinticinco años de trabajo entrenando a líderes puedo decir humildemente que he cambiado de rumbo la vida de decenas de políticos y profesionales que entraban en mi despacho pensando en que jamás conseguirían brillar a la luz del carisma; muchos de ellos hoy dirigen empresas, equipos y partidos. Para conseguirlo han tenido que cuestionarse a sí mismos, han desaprendido muchas tonterías, se han librado de muchos complejos y han trabajado duro para buscar dentro de sí mismos la receta, la pócima mágica y única que les librara de sus limitaciones y frenos.»
EL GIMNASIO EMOCIONAL
«Si hay una cualidad clave, la que salva la diferencia entre una posición notable y la preeminencia absoluta es, sin duda, la capacidad de autogestionarse a sí mismos y a sus emociones. Algunos lo llaman, simplemente, control o dominio de la propia voluntad.»
«Crecer significa salir de una zona de confort para pasar a otra y el liderazgo personal es la capacidad de expandir nuestras zonas de confort, volviéndonos cada vez más elásticos mentalmente. O lo que es lo mismo, más flexibles para adaptarnos a circunstancias cambiantes sin per- der el control por el hecho de que las cosas discurran por territorios que, hasta ese momento, nos eran desconocidos. Haciéndonos capaces, en suma, de tomar el control de nosotros mismos.»
De forma casi natural, instintiva o intuitiva, las personas que tienen don de gentes han pasado el filtro de estas normas básicas de la autoconfianza que lleva a la serenidad, que son:
1. Mens sana in corpore sano. Cuídate: duerme bien, haz dieta saludable y practica ejercicio físico.
2. Olvida la mentalidad de perdedor y el rendirte a la primera.
3. Piensa en grande. Proyecta tus sueños sin vergüenza.
4. Olvida para siempre tus excusas. Deja de engañarte.
5. No te machaques con tus prejuicios y autolimitaciones.
6. Olvida las recetas mágicas y trabaja duro.
7. Deja a un lado el perfeccionismo.
8. El multitasking es una mera ilusión.
9. Deja de querer controlarlo todo.
10. Olvídate de todas aquellas cosas que no te sirvan para llegar a cumplir tus objetivos. 11. Aleja de ti a la gente tóxica.
12. No seas vanidoso ni te obsesiones con gustar a todo el mundo.
13. No pierdas más el tiempo y toma el control de tu vida y de tu agenda.
CARISMA, EMPATÍA Y SIMPATÍA
«Carisma, empatía y simpatía son la trilogía imprescindible en la que se desarrolla la historia del don de gentes.»
«Susana Díaz, Esperanza Aguirre o Pedro Sánchez son insuperables en el contacto humano, de persona a persona. Tienen empatía, carisma, conexión… y conocen muy bien a su votante. Otros, como históricamente ha sido el caso de José María Aznar, Soraya Sáenz de Santamaría o Mariano Rajoy, podían ser más o menos valorados por su ideología o por su capacidad de gestión, pero no precisamente por tener un especial “buenrollismo”… ni siquiera con los suyos y menos en el contacto con la gente.»
El carisma, ese tesoro
«Una persona carismática, con don de gentes, es una persona a la que puede considerarse líder de sí misma. Ahora bien, ¿qué cualidades tienen aquellas personas que se lideran a sí mismas? En primer lugar, sentido de la responsabilidad […], tienen claras sus metas […], saben cuáles son sus puntos fuertes, las cualidades personales que le distinguen y que, por tanto, puede entrenar y potenciar para resultar cada vez más magnética.»
«El don de gentes y el carisma tienen que ver mucho con la comunicación […] Se trata de la característica esencial, junto a la capacidad de trabajo y a la constancia. Cuando hablamos de carisma queremos denotar, sobre todo, la habilidad de relacionarse con los otros de forma positiva. Quienes lo poseen saben perfectamente que lo más importante en el ámbito de la comunicación no estriba únicamente en lo que decimos, sino en cómo lo decimos.»
Decálogo de los líderes de sí mismos; de las condiciones que cumplen, sin excepción, las personas con carisma:
- Pasión, entusiasmo y optimismo… y capacidad para transmitirlo a quienes les rodean.
- Alegría. Sin ninguna duda, si hay algo que nos resulte atractivo en una mujer o en un hombre con don de gentes es su felicidad.
- Empoderamiento. Ayudan al desarrollo de quienes tienen cerca, son capaces de ver las cosas buenas que tienen los suyos y procuran potenciarlas.
- Implicación. Las mujeres y hombres que tienen don de gentes trabajan con intensidad, viven con intensidad y hacen suyos todos los proyectos profesionales y vitales en los que se embarcan.
- Generosidad. Es importante compartir sabiduría, recursos, tiempo, conocimientos, habilidades.
- Trabajo en equipo. Las personas con carisma se dejan ayudar. Funcionan como esponjas, absorben lo bueno que tienen los de alrededor y contagian su talento.
- Altruismo. Pensar en los demás. Ayudar a quien se tiene al lado y celebrar sus éxitos.
- Personalidad. Quien tiene don de gentes nos atrae por su atractivo único. Porque no se parece a nadie, porque es único y tiene su propio estilo.
- Autenticidad; Auténtico es quien hace las cosas de forma original, legal y siempre coherente con sus principios y valores.
10. Conexión/desconexión. O, como ahora se dice tanto, foco. Es decir, capacidad de concentración en lo que se hace, en lo que se habla, en lo que se vive. Escucha activa. Atención por el otro. Y desconexión. Porque estar conectado con uno mismo y con el de enfrente implica necesariamente desconectar de todo aquello que distrae.
Empatía: el arte de comprender las emociones de los demás
«La empatía es la capacidad de colocarnos en el lugar del otro, comprender lo que pasa por su mente e interiorizar su visión de la realidad, liberándonos al mismo tiempo, una vez más, de nuestros prejuicios. Ser capaces de explicarnos cómo y por qué nuestros semejantes se sienten de una u otra manera. Pero no desde nuestra perspectiva, sino pensando como ellos e incorporando a nuestra cos- movisión, siquiera como ejercicio teórico, sus creencias y su escala de valores. No se trata de sentir lo que siente el otro… tan sólo de ponerse en su lugar.»
«La empatía es también la base del carisma y tiene su razón física en las llamadas neuronas espejo, que reaccionan al otro conforme se comunica con nosotros.»
«Es imposible que nadie pueda triunfar en la vida sin empatía. Es la base de unas relaciones sociales satisfactorias. Aunque hay otro extremo igualmente pernicioso: el de vivir siempre, por utilizar una expresión anglosajona, “dentro de los zapatos ajenos”… en mundos que no son los nuestros. Esto puede hacer que lleguemos a construir una desconexión emocional con nosotros mismos que nos puede pasar una tremenda factura.»
La simpatía y sus claves
«Ese reconocimiento humano que trae consigo el don de gentes se define con una palabra: simpatía. Las personas que han triunfado en la vida por sus cualidades personales resultan simpáticas.»
«Un estudio realizado sobre la simpatía en UCLA (Universidad de California) demostró que muchos de los casi quinientos adjetivos que se utilizaron para esta cualidad no tenían nada que ver con características innatas. Al contrario, los mejores adjetivos se referían a aspectos que uno puede aprender en la vida como por ejemplo: ser sincero, transparente o saber comprender.»
CUESTIÓN DE INTELIGENCIA EMOCIONAL
«El don de gentes exige un correcto entendimiento de las diferentes emociones de las personas con las que interaccionamos. Interpretar y gestionar esos sentimientos y ser capaces de trabajar adecuadamente con ellos depende en gran medida de esta inteligencia emocional.»
«Una persona con carisma y don de gentes sabe dejar de lado estados de ánimo improductivos para continuar avanzando en la búsqueda de su objetivo. Eso no quiere decir que no sienta ni padezca, sino que sabe cómo trabajar con miedos, inseguridades, ansiedad, depresión o estrés para hacer que no supongan un freno en su crecimiento.»
«A la hora de trabajar la inteligencia emocional, hay emociones positivas que considero clave [amor, aprecio, gratitud, curiosidad, excitación, pasión, determinación, flexibilidad, confianza en nosotros mismos, alegría, vitalidad, generosidad]. Las defino como superemociones porque, bien gestionadas, proporcionan a quien las maneja una enorme ventaja competitiva para resolver el día a día.»
La resiliencia es sufrir, fracasar, pasarlo mal… y convertir ese fracaso en motor, en fuerzas para salir adelante con más ansias de ganar y de ser únicos.
Creo estar en condiciones de afirmar, sin temor a equivocarme, que no existe un solo caso comparable a la capacidad de resiliencia de Pedro Sánchez en la historia de la política española. No ha existido un político al que se haya dado tantas veces por muerto civilmente y que haya sido capaz de resucitar otras tantas para recomenzar de nuevo.
«La inteligencia emocional tiene mucho que ver con la espontaneidad. Con no constreñirse a la lógica, sino con dejar vía libre a la personalidad propia, a lo que nos hace diferentes.»
«En mis sesiones de coaching, a menudo aconsejo introducir un poco de desorden en nuestras vidas. Al menos el necesario para romper con nuestra historia, con nuestro día a día tan ordenado, tan encorsetado, tan estructurado por los eventos que nos toca vivir. En realidad, de adultos podemos volver a jugar de verdad sólo si nos libramos un poco de nuestros objetivos, de hacer todo con una finalidad.»
«En el liderazgo y el don de gentes tiene una importancia trascendental el humor: un buen líder debe atesorar y hacer uso necesariamente de un notable sentido del humor.»
APUESTA POR LA ASERTIVIDAD
«La persona asertiva dice lo que piensa, pero controla y mide sus palabras para que la firmeza no vaya de la mano de la agresividad. La asertividad es honestidad y franqueza, pero también mesura y equilibrio. En cambio, la asertividad no es querer tener siempre razón, ni querer salirse siempre con la suya: es saber decir que no, evitar la sensación de que no se ha dicho lo que se tenía que decir y saber hacer críticas separando la persona del problema.»
«La asertividad está muy relacionada con la autoestima. Cuando uno no tiene confianza en sí mismo, cuando no se aprecia como debe, siente que lo que dice no tiene valor y que cuando pida algo obtendrá un no como respuesta.»
«La persona asertiva, por último, conoce sus derechos y los defiende, respetando a los demás. No van a ganar, sino a llegar a un acuerdo. Los reconoceremos porque conocen y creen en unos derechos para sí y para los demás y porque sus convicciones son, en su mayoría, racionales. Como consecuencia, tienen una buena autoestima y no se sienten inferiores ni superiores a los demás, sino que están satisfechos en las relaciones con el otro y se respetan a sí mismos.»
EL PODER DE LA IMAGEN PERSONAL
«La primera impresión deja una huella imborrable y refugiarnos en la excusa de que esto responde a una sociedad frívola o superficial no ayuda en absoluto. Tenemos que ser conscientes de lo que hay para aprovechar las ventajas de esta realidad y evitar ser víctimas de un descuido irreparable. Son los otros quienes nos definen y hay que controlar qué información les estamos ofreciendo. Reten- gamos este dato: ¡somos juzgados en muchas ocasiones entre treinta y sesenta segundos después de habernos conocido!»
«Es evidente que nuestra imagen nunca puede ser un disfraz y sentirse cómodos es clave para que pro- yectemos naturalidad pero, dentro de nuestro estilo, es importante que respetemos algunos códigos necesarios para que la provocación que se busca no se convierta en un boomerang.»
José Luis Rodríguez Zapatero nunca quiso, sorprendentemente, hacerse trajes a medida. Tal vez tenía la errónea idea de que esto era caro y pretencioso; aunque así fuera, un presidente del Gobierno no puede lucir chaquetas con mangas que terminan por debajo de sus muñecas y hombreras desajustadas al ancho natural de su espalda. Nadie está “bien hecho” del todo y a veces los fotógrafos o los cámaras de televisión no son tan bienintencionados como pudiera suponerse.
«Para potenciar la imagen deseada se debe mantener una total coherencia entre los cuatro canales de información que se utilizan al transmitir cualquier mensaje: el físico, o la apariencia exterior; la voz, su tono y su modulación; los gestos, el movimiento del cuerpo y la comunicación no verbal; y, por último, la indumentaria: líneas, formas, volúmenes y colores.»
CÓMO DESARROLLAR EL TALENTO
«Desde un punto de vista puramente teórico, podemos considerar el talento como un conjunto de cuatro aspectos complementarios: el que tiene que ver con las habilidades innatas, “saber hacer”; el que tiene que ver con las capacidades, “poder hacer”; la propia actitud de cada uno, “querer hacer”; y, por último, las circunstancias, “que nos permitan hacer”.»
«Nadie nos va a regalar nada. Es más, lo corriente es que nos disparen desde todos los frentes en cuanto destaquemos del pelotón.»
«Desafortunadamente, mientras en otros países el talento se admira y se intenta imitar, aquí, a menudo, da miedo y provoca rechazo. Destacar parece peligroso. Y, sin embargo, repito que todos tenemos talento. Absolutamente todos. Y ello porque el talento es la esencia, no su expresión. Repito, sólo tenemos que desenterrarlo de las profundidades de nuestro ser. Es más; no tenemos uno únicamente, sino varios; lo complicado es descubrirlos. La clave es saber encontrar lo que nos hace diferentes, especiales, únicos…»
SOBRE ÉXITOS Y FRACASOS
«Proyectar el éxito de nuestras ambiciones e ilusiones es lo que ayuda a que las cosas vayan bien. Optimismo y realismo juntos pueden llevarnos muy lejos. Si alguna vez te equivocas, no pasa nada: comete errores, falla, manda todo a la mierda y comienza de nuevo si es necesario. No te rindas y nunca pienses que arriesgarse es malo.»
«Riesgo y peligro no son lo mismo: el riesgo se basa en una posibilidad de resultar afectado o sufrir un daño y el peligro se refiere a una probabilidad del daño, es decir, es posible que un sujeto o ente sea factible al peligro por consecuencia de un riesgo”. Es decir, la posibilidad de perder lo que tenemos o de no alcanzar lo que deseamos. Está claro que si todos lo vemos así, nadie se arriesgaría nunca por el miedo al fracaso, al posible daño, a perder. Nunca nos atreveríamos a innovar, a cambiar, a buscar nuevas oportunidades para buscar nuevos horizontes.»
«La pusilanimidad — otro término, por cierto, que detesto— es letal para cualquier orden de la vida: sentimental, familiar, social… nos opaca y nos condena a la infelicidad, a la tristeza interior y a la melancolía. Si no arriesgas, pierdes oportunidades para cambiar, aprender y crecer.»
«Vivimos en una sociedad en la que abundan los cobardes y en la que faltan los valientes. Desde niños nos ciegan la valentía y nos educan en la pusilanimidad… prudencia, lo llaman. Nos opacan los sueños y la voluntad de luchar por nuestros ideales y por nuestras pequeñas o grandes utopías, como si eso pudiera llevarnos automáticamente a destrozar nuestras vidas.»
«Rafa Nadal no pierde nunca; es su contrincante quien le vence. Al menos, en esa ocasión. Su mentalidad ganadora es única.»
«Lo importante es hacer todo cuanto toca para ganar. Esto incluye trabajar y entrenar, también cuando no te apetece. Como dicen los clásicos del teatro, “que las musas te cojan — y te inspiren— trabajando”. Conseguir mantener la suficiente motivación para afrontar los retos, creer ciegamente en el propio éxito y confiar a tope en uno mismo no son causas, sino efectos de haber logrado los éxitos suficientes en los contextos y momentos necesarios.»
PIENSA EN GRANDE… Y PIENSA DISTINTO
«En palabras del gran Ortega y Gasset, “sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande”. Ahora bien, ¿cuáles son las claves para ponerlo en práctica?
Lo primero es pensar en positivo […].Y no menos importante resulta pensar diferente: utilizar el pensamiento lateral, divergente o creativo […]. La premisa de su propuesta es que, si somos capaces de pensar lateralmente, arriesgándonos a recorrer caminos desconocidos, podremos enfrentar el problema en cuestión desde una perspectiva absolutamente nueva y conseguiremos estimular nuevas ideas, poniendo en juego la creatividad y el ingenio.»
«Se trata de ejercitar el hemisferio derecho del cerebro, en el que se asientan la intuición, la imaginación, el sentido artístico, el sentido musical y la percepción tridimensional. Pero ¡ojo!: esto no quiere decir que olvidemos el hemisferio izquierdo, sino que usemos cada sistema de pensamiento según convenga en cada ocasión, para realmente tener la capacidad de pensar en grande.»
CONTRA EL PERFECCIONISMO
«Quien destaca por su don de gentes es la antítesis del perfeccionismo. Esto no quiere decir que no se esfuerce en hacer las cosas bien y dar el máximo de sí mismo, ¡al contrario, siempre quiere supe- rarse! Pero el afán de superación no es lo mismo que el perfeccionismo.»
«Para mantener a raya al hiperperfeccionismo, os recomiendo en primer lugar mejorar y trabajar la autoestima (¿nos vamos al gimnasio emocional?). Ésta es la mejor manera de aceptarse a sí mismo, de respetarse y de amarse tal como uno es, con sus cualidades y sus defectos, porque nadie es perfecto.»
La reina Letizia encaja a la perfección en un tipo y una personalidad muy perfeccionista, e incluso me atrevería a decir que algunas de sus competencias de liderazgo se asemejan a las que, técnicamente, los expertos conocemos como perfil anancástico. Es bastante típico de las personas con perfeccionismo desadaptativo. A menudo, como entrenador, mi trabajo con estos líderes se centra en tratar de exaltar todas las cualidades que conlleva este perfeccionismo, intentar anular sus consecuencias negativas y exaltar las positivas.
Se trata, además, de personas con una marcada tendencia al control y a la previsión y que se someten a una dosis exacerbada de hiperexigencia, tanto consigo mismos como con los demás. Prestan una atención, que a pesar de su gran exposición pública podríamos calificar de exagerada, hacia el qué dirán o pensarán los demás de mí, algo que les lleva a una notable radicalidad en sus juicios y planteamientos: las cosas son blancas o negras. La gama de los grises y los matices no van excesivamente con ellos.
MULTITASKING O LA UTOPÍA
«Como empresario y headhunter, huyo de las personas que aseguran poder hacer muchas cosas a la vez. Considero que lo importante no es hacer mucho y en poco tiempo, sino hacerlo bien — y, ojo, sin caer en el perfeccionismo que acabamos de comentar—. Es cierto que resulta fácil caer en la tentación del multitasking: parece ahorrar tiempo y, por tanto, mejorar la productividad, pero en realidad, baja la calidad e incrementa el estrés.»
«Las personas exitosas no sólo practican singletasking en el mundo profesional, sino también en sus actividades de ocio, es decir, en el ámbito personal. Si vas al cine, concéntrate en la película y olvídate de la vibración del móvil; reserva huecos en tu agenda para ti; busca una actividad que verdaderamente te guste y disfrútala durante un rato diario… ¡Vacía tu mente, porque sólo así podrás llenarla de ideas que te lleven al éxito!»
Toma las riendas de tu agenda. Planificar correctamente la agenda es básico y esto supone priorizar proyectos y definir objetivos y tareas. Lo escribe Leo Babauta en The Power of Less: no se trata de hacer más cosas y más rápido, sino de hacer lo más importante y bien. Por eso es preciso ponerse límites en nuestros proyectos personales y profesionales, porque no se puede hacer todo al mismo tiempo.
Aprende a distinguir entre lo urgente e importante, lo urgente y no importante, lo no urgente e importante, y lo no urgente y tampoco importante. Es una escala que te ayudará a saber por dónde empezar cuando no ves la salida a una agenda llena de tareas.
EL VALOR DE LAS ACCIONES MÍNIMAS
«Para tener don de gentes hay que aprender a ser líderes de uno mismo, y para eso es necesario ser capaces de disfrutar de todas las acciones mínimas que llenan nuestra vida […]. Es fundamental focalizar nuestra mente en aquello que nos lleva hacia nuestro objetivo, sin dejarnos distraer por aquello que no viene al caso en cada momento.»
«Siempre que realizo alguna acción como comer, entrenar o viajar en tren o en avión, a menudo consigo detenerme y reflexionar sobre mi presencia interior; la escucho, la observo, la siento. De esta forma, me doy cuenta de si me está costando, si estoy luchando. Si me doy cuenta de que lo que estoy haciendo, me está suponiendo un gran esfuerzo, me detengo y me doy una pequeña bofetada.»
«Hay algo más que repito a menudo. Estoy presente, completamente concentrado e incluso encantado, realizando lo que yo llamo acciones mínimas: tomarme un trago, ver una bonita serie, degustar un pedazo de mi chocolate favorito. Cualquier chorrada sin importancia… […] No, no lo hago siempre, pero cuando me doy cuenta de que los pensamientos, o peor las preocupaciones, y los nervios, se están adueñando de mí, intento concentrarme al máximo en lo que estoy haciendo en ese preciso instante.»
«Reducir el esfuerzo, la fatiga, el trabajo y dar importancia a las “acciones mínimas” es esencial para alcanzar el éxito, y es una práctica habitual en las personas con don de gentes.»
IGUALDAD, DIVERSIDAD Y TOLERANCIA
«El nuevo liderazgo del que vengo hablando es un liderazgo integrador, que cree en los mismos derechos para hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, blancos y negros, europeos y africanos… y podríamos seguir hasta aburrirnos. Pero quizá por su relevancia mediática en estos últimos años han cobrado especial importancia causas como el feminismo o la diversidad sexual, dos pilares de lo que considero la luz del futuro y cuyo fomento me parece imprescindible para alcanzar el don de gentes.»
«Este tipo de políticas atraen simpatía y talento, además de fomentar el liderazgo. Y ello porque los mejores talentos saben que es, precisamente en el seno de un ambiente inclusivo, donde se fomentará un ambiente positivo capaz de llevar a sus miembros a desarrollar sus más altas potencialidades.»
«Dejando totalmente de lado la necesaria e imprescindible meritocracia como base esencial de la carrera de cada uno de nosotros, es absurdo pensar que no hay diferencias entre las cualidades de liderazgo de hombres y mujeres. Por supuesto, la mayoría son iguales, pero hay algunas en las cuales la mujeres son muchísimo mejores. Una de ella es la capacidad de poder trabajar en más tareas a la vez (multitasking) y por supuesto, su capacidad de diálogo y negociación.»
«Desde luego, deben hacer “lobby femenino”, entre ellas y con los hombres. Las conexiones son clave para crear puentes y palancas indispensables. La confianza, la autoestima, la ambición son otras cualidades vitales. No debe olvidarse entrenar la planificación y el pragmatismo.»
RODÉATE DE LOS MEJORES
«Los mejores equipos —en el deporte, en la empresa y en la vida— se conforman teniendo siempre presente un axioma: el todo resulta al final mucho más grande y mejor que la suma de las partes individualmente consideradas. Y es que tener el mejor conocimiento de uno mismo, pero también de nuestro equipo y en general, de todos los que nos rodean, es vital.»
«Cuando hablo de rodearse de los mejores no me refiero a que nuestra agenda esté llena de supe- restrellas. Las superestrellas muchas veces no pasan el balón, simplemente lo tiran. No todos quieren subir, trepar, ascender; existen impecables “segundos” que saben que no servirían como líderes o a los que, sencillamente, no les interesa serlo. Y que consideran que es mejor influir que mandar.»
CULTURA BETA
«Cada día es más evidente que el éxito está indisolublemente ligado a la necesidad de implantar la conocida como cultura beta, basada en la colaboración, la generosidad, la comunicación, el trabajo en equipo y un liderazgo afiliativo e inspiracional.»
«Para entender mejor las claves de esta cultura beta colaborativa hay que tener claro en primer lugar, cuáles son sus claves más sobresalientes. La base es implantar un estilo horizontal, no jerárquico. Hacer que quienes te rodean se sientan parte de un proyecto común. Esto es compatible con saber manejar los egos propios, del equipo y de las estrellas del mismo.»
«El liderazgo beta se basa en la fluidez y en la flexibilidad… y debe proyectar integridad, honestidad y generosidad. Es típico de personas con mucho carácter, pero que esencialmente son buenas personas. Porque, amigos y amigas, lo que de verdad considero irrenunciable es que tendamos a rodearnos de aquellos que, antes de nada, sean grandes personas.»
Alienta Editorial
Fecha de publicación: 16 de enero de 2020
Precio: 14.95 € / Núm. de páginas: 252
ISBN: 978-84-17568-98-6
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