La voz de los que fuimos

Volver a los orígenes
A propósito de “La voz de los que fuimos”.
Por: Daniel Casado.

La novela La voz de los que fuimos (Huso Editorial, 2019) de la algecireña Juana Ríos narra las luchas de la mujer, pero las narra también desde la alegría, desde la necesidad de convertir la dureza en un paso hacia la sensibilidad y el optimismo. Mucho de eso hay en esta particular historia que ha significado el salto de la poesía a la novela de una autora que promete darnos muchas tramas.

Tiene La voz de los que fuimos la virtud de lograr la reflexión del lector mientras lo hace disfrutar. En su historia hay una relación entre mujer y tierra, mujer y orígenes. No todo es obvio en esta novela, pero sí hay mucha alegoría, mucha relación entre lo femenino y la tierra como casa. La propia Juana Ríos ha dicho al respecto que su novela “Significa un viaje a las raíces, al principio, a la pertenencia. Un deseo de no olvidar de dónde venimos, cuánto hemos cambiado, progresado, pero también una reivindicación de lo auténtico, de la relación con la naturaleza que hoy casi no existe, de la tierra, del lugar del hombre en el mundo, del respeto por el medio ambiente”.

En el presente, cuando se reivindica la importancia de la mujer en la literatura, la novela de Juana Ríos suma un valor poco narrado: la similitud entre ser humano y paisaje, mujer y naturaleza, dolor y belleza.

La voz de lo que fuimos presenta a tres personajes que conforman un triángulo en el que los acontecimientos se irán entrelazando hasta mostrar la fuerza de los sentimientos, la incapacidad para dominar las obsesiones y hasta dónde nos pueden conducir. La impronta del pasado en la psicología de los personajes y, a la vez, el enorme poder de superación y afán de felicidad del ser humano; el pasado, un retrato de la España rural del siglo XX, donde la historia de nuestro país se mezcla y marca la de sus habitantes con sucesos, algunos trágicos y brutales, que conforman el origen que desea conocer Beatriz para hallar su lugar. El poder de la moral religiosa, la sumisión de la mujer en la asfixiante vida familiar del pueblo, la supervivencia durante la postguerra, las matuteras y el contrabando con Gibraltar, la belleza salvaje y a la vez generosa del valle del Genal, que es otro protagonista en la historia de ese pasado, crean la metáfora de una música nostálgica de todo lo que fuimos, la raíz de lo auténtico, el mundo duro en el que los hombres y mujeres luchan contra las adversidades con la fuerza y determinación de quienes cambiaron nuestro país.

Juana Ríos asegura que “Nos hemos olvidado de muchos matices de la vida, vivimos encerrados en horarios, oficinas, vehículos, sin opciones de sentirnos parte de un cosmos, de un ciclo, de la vida, sin ese cordón umbilical cierto, físico, que nos une a la tierra, las estaciones, los paisajes, los cielos o los vientos”. Sin duda, estamos ante una escritora a quien hay que seguirle la pista, pues aportará muchas historias necesarias para la literatura española.