Los llanos

El tránsito de un duelo que irrumpe en (y contra) lo cotidiano: Los llanos, de Federico Falco

Son las 8 de la mañana y el parlante me indica que estoy próximo a la estación 9 de julio de la línea D del subte. Ahí tengo que hacer la caótica combinación con la línea C para llegar a la facultad, atravesando una horda de estudiantes en la cual cada mañana me mimetizo; pero yo no estoy ahí, yo estoy en un campo en Zapiola, con mi planta de tomatitos chinos, sanando un duelo que no se bien cuál es.

Los llanos de Federico Falco es una novela extremadamente personal, en la que el personaje principal narra su experiencia en un pueblo bonaerense llamado Zapiola: la huerta, los vecinos, el chusmerio de un lugar chico con una decena de habitantes, las historias y las leyendas. En el medio de esto, transita(mos) un duelo lleno de anhelo, incertidumbre y sufrimiento por un desamor inesperado que rompió con la cotidianidad y la costumbre de una vida.

Mediante recuerdos esporádicos en su prosa, Falco nos lleva a su ruptura con Ciro, razón principal por la cual escapó de la ciudad hacia el campo. Pero también nos permite viajar a sus recuerdos de la infancia y adolescencia en General Cabrera, Córdoba: mirar fotos viejas con su abuela, el velorio de su abuelo, las noches con sus padres. Las experiencias en Cabrera son un rasgo común a la literatura de Falco, habiendo múltiples relatos situados en este pueblo en su libro 222 patitos y otros cuentos.

“¿Por qué nos enamoramos de alguien? ¿Cuáles serán, cómo se llamarán esas teclas ocultas, esas zonas secretas e inaccesibles a nosotros mismos, los receptores que se iluminan cuando alguien nos gusta?”.

El dolor de Falco es palpable, te duele a vos también y no sabés por qué (o sí sabes). El duelo emerge como hilo conductor de los diferentes recursos para contar la historia del protagonista: duelo por Ciro, por su familia, por el campo y por la huerta que tanto empeño le pone y no prospera.

Este libro es ficción LGBT+ sin intentar serlo: no se sirve de ningún tipo de marketing orientado a nuestro colectivo, no se hace visible cómo tal. Esto me gustó particularmente porque aporta a la naturalización de las relaciones “fuera de la norma”. Su relación con Ciro es un aspecto más de su vida, como la que tiene con sus padres, su abuela, y consigo mismo. Es muy destacable como Falco logra contar su experiencia al salir del closet y conociendo a otras personas como él; allí nos aparece un proceso de identificación que atraviesa Falco y que a la vez interpela al lector por la experiencia narrada del autor. Su historia, sin dudas, me llegó de cerca.

“Entender traería algo de alivio: una cadena lógica de acciones, un relato, algo que lleve a un clímax, un enfrentamiento, una crisis, una historia donde las motivaciones de los personas sean evidentes. Eso es lo que faltó. Eso es lo que no está. Nada que lleve al tercer acto. Ningún punto de giro que explique”.

La incertidumbre de una historia inconclusa es otro gran tema de esta novela. Federico tenía una cotidianidad desarrollada junto a Ciro tan internalizada que no veía problema alguno en su relación. La súbita ruptura de este vínculo a manos de Ciro, sin explicaciones profundas y solo presentando un repentino rechazo, hace que todo el proceso sea aún más fuerte de lo que debería. No hay nada peor que sentir que hiciste algo mal y no saber qué es. No te permite seguir adelante, o de mínima te lo dificulta.

Sin ánimos de spoilear ampliamente este libro, pero sí incentivar con énfasis su lectura, quiero destacar que la conclusión de esta historia mantiene el tono utilizado durante todo su trayecto y deja un gran sentimiento de cierre, de logros, de cosas entendidas y otras no, pero que si están abiertas a entenderse; también, así, permitiendo interiorizar e, inevitablemente, hacer un paralelo de esta historia en la vida personal de cada lector.