Sentir y saber
de Antonio Damasio

Publicación: 27 octubre 2021
Editorial: Ediciones Destino
Páginas: 216
ISBN: 978-8423360178

Biografía del autor

Antonio Damasio (Lisboa, 1944) es profesor de neurociencia, psicología y filosofía. Considerado uno de los psicólogos más eminentes de nuestra época, ha hecho aportaciones fundamentales sobre los procesos cerebrales y su relación con las emociones y la conciencia. Dirige el Instituto del Cerebro y la Creatividad en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, es doctor honoris causa por varias universidades de primer nivel y miembro de algunas de las academias científicas más prestigiosas del mundo. Ha recibido numerosos premios y ha tratado sus investigaciones en libros como El error de Descartes, La sensación de lo que ocurre, En busca de SpinozaY el cerebro creó al hombre y El extraño orden de las cosas, traducidos en el mundo entero y publicados en Destino.

Sinopsis

Más de 100.000 lectores

La consciencia es la capacidad de la mente que ha permitido a la especie humana desarrollar una inteligencia única basada en el razonamiento y la creatividad, ayudándonos a entender el mundo que nos rodea. Pero esta maravilla de la evolución sigue siendo un misterio para científicos y filósofos y un reto mayúsculo para la investigación científica. Con un afán divulgativo admirable a la vez que riguroso, este ensayo analiza la evolución de la consciencia a través de un fascinante viaje desde las primeras bacterias hace cuatro mil millones de años hasta la creación de la inteligencia artificial en la actualidad.

Antonio Damasio, uno de los neurocientíficos más reputados de nuestro tiempo, nos invita a asombrarnos ante el milagro de la inteligencia y a pensar sobre conceptos tan interesantes y enigmáticos como la mente, las emociones o el sistema nervioso. Así, comprenderemos cómo se desarrolló la consciencia, el papel de los sentimientos en la supervivencia humana o cómo se crearon los mecanismos que nos permiten experimentar las emociones a través de nuestro cuerpo, con el fin de entender aquello que verdaderamente nos hace humanos.

Nota de prensa

ANTONIO DAMASIO
presenta su libro
SENTIR Y SABER
El camino de la consciencia

«Una investigación del “misterioso problema” de la consciencia que propone con éxito una teoría creíble que vale la pena comprobar.» Publisher’s Weekly

«Sentir y saber es una obra de filosofía más que un libro meramente científico.» Kirkus

Uno de los neurocientí­ficos más reputados de nuestro tiempo nos da las claves para comprender los fundamentos de la vida.

Un fascinante viaje por la evolución de la mente consciente.

Sentir y saber no es un libro sobre la inteligencia artificial,
pero su lectura pone en evidencia lo que nos distancia de ella.

Lanzamiento internacional en 11 países:
Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Portugal, China…

 

Este no es un libro sobre la inteligencia artificial, pero sí subraya lo que nos distancia de ella. Antonio Damasio dedica el último capítulo del libro a la IA y lo titula «Máquinas de sentimientos y máquinas consciente».  En su opinión, los pioneros de la IA revelaron un importante error de concepto en relación con la evolución humana y, al hacerlo, limitaron el potencial creativo y el nivel máximo de inteligencia que la IA y la robótica podrían haber alcanzado.

La lectura de este libro hace evidente ese error de concepto al que se refiere el autor: «El universo del afecto —el conjunto de experiencias relacionadas con sentir derivadas de impulsos, motivaciones, ajustes homeostáticos y emociones— fue una manifestación de la inteligencia históricamente anterior, muy adaptativa y eficiente, y fue clave para la aparición y el crecimiento de la creatividad. Se hallaba varios niveles por encima de las capacidades ocultas y ciegas de las bacterias, por ejemplo, pero lejos todavía de la inteligencia humana totalmente desarrollada. En realidad, el universo del afecto fue un trampolín hacia esa inteligencia superior que la mente consciente desarrolló y expandió de forma gradual. Ese universo del afecto fue, a la vez, una fuente y un instrumento para el desarrollo de la autonomía que los humanos acabamos conquistando.

Antonio Damasio reclama que se abra un nuevo capítulo en la historia de la IA y de la robótica desarrollando máquinas que operen siguiendo las líneas de los «sentimientos homeostáticos».  “Si se dan las condiciones apropiadas, una nueva generación de «máquinas con sentimientos», híbridos entre seres naturales y artificiales, podrían probablemente convertirse en colaboradores eficaces de los verdaderos humanos con sentimientos.»

El camino de la consciencia

La consciencia es la capacidad de la mente que ha permitido a la especie humana desarrollar una inteligencia única basada en el razonamiento y la creatividad, ayudándonos a entender el mundo que nos rodea. Pero esta maravilla de la evolución sigue siendo un misterio para científicos y filósofos y un reto mayúsculo para la investigación científica. Con un afán divulgativo admirable a la vez que riguroso, este ensayo analiza la evolución de la consciencia a través de un fascinante viaje desde las primeras bacterias hace cuatro mil millones de años hasta la creación de la inteligencia artificial en la actualidad.

Antonio Damasio, uno de los neurocientíficos más reputados de nuestro tiempo, nos invita a asombrarnos ante el milagro de la inteligencia y a pensar sobre conceptos tan interesantes y enigmáticos como la mente, las emociones o el sistema nervioso. Así, comprenderemos cómo se desarrolló la consciencia, el papel de los sentimientos en la supervivencia humana o cómo se crearon los mecanismos que nos permiten experimentar las emociones a través de nuestro cuerpo, con el fin de entender aquello que verdaderamente nos hace humanos.

Un extracto del epílogo del libro

«La aparición y la estructura de los fenómenos sociales y de los singulares instrumentos de la cultura humana deben entenderse bajo la perspectiva del conjunto de fenómenos biológicos que los precedieron y los hicieron posibles. La larga lista de estos incluye la regulación homeostática, la inteligencia no explícita, la capacidad de sentir, el mecanis­mo de producción de imágenes, los sentimientos como tra­ductores mentales del estado vital interno de un organismo complejo, la propia consciencia y los mecanismos de coo­peración social.

Pero necesitamos equilibrar el relato sobre cómo los seres humanos han llegado hasta aquí y reconocer el hecho de que, en lo fundamental, los recursos que hemos empleado para al­canzar el éxito en nuestro nicho son transformaciones y mejoras de los recursos que previamente habían utiliza­do otros seres vivos durante una larga historia de éxitos individuales y sociales. Es necesario que respetemos los diseños de la propia naturaleza y su admirable y aún in­comprendida inteligencia.

Aceptar prioridades y reconocer la interdependencia puede ser útil mientras lidiamos con los estragos que los humanos hemos infligido a la Tierra y a su vida, estragos que probablemente son responsables de algunas de las ca­tástrofes a las que nos enfrentamos hoy en día, de las que son dos ejemplos prominentes los cambios climáticos y las pandemias. Nos proporcionaría un incentivo adicio­nal escuchar las voces de los que dedican su vida a pensar en los problemas a gran escala a los que nos enfrentamos y a recomendar soluciones que son sensatas, éticas, prác­ticas y compatibles con el gran escenario biológico que ocupamos los humanos. Después de todo, hay una cierta esperanza, y quizá también debiera haber algo de opti­mismo.»

 

Parte I: Sobre ser

El propósito de la vida. La vergüenza de los virus. Cerebros y cuerpos. Los sistemas nerviosos como ocurrencias tardías de la naturaleza. Sobre ser, sentir y saber. Un calendario de la vida.

Antonio Damasio empieza explicando que las primeras formas de vida carecían de palabras, pensamientos, emociones y de consciencia, pero podían sentir. No el sentir de la acepción de percibir, sino un sentir más primitivo, relacionado con el detectar. Y estos organismos tenían ya una forma de inteligencia, la que les permitía llevar a cabo la homeostasis (conjunto de instrucciones que permiten que el organismo que las posee se mantenga en el tiempo). Con ello cumplían el propósito más elemental de la vida, que es la supervivencia. Paulatinamente, estos organismos fueron desarrollando un sistema nervioso, lo que a su vez generó mente, sentimientos y consciencia. Sin embargo, tratar de entender la consciencia únicamente a través del sistema nervioso (es decir, que se origina únicamente gracias a este sistema) es lo que hace que fracasen gran parte de las teorías que tratan de explicarnos cómo funciona la consciencia. Por una parte, es cierto que solo los organismos dotados de sistema nervioso tienen consciencia, pero esta es producto de la interacción del sistema nervioso con otras partes del cuerpo.

Este sistema aparece tardíamente en la evolución y la función que cumple es la misma que realizan otros organismos que no la tienen: mantener la vida. Lo que aporta el sistema nervioso (y todo lo que conlleva: sentimientos, consciencia, etc.) es la posibilidad de dar respuesta a interacciones más complejas con el medio ambiente.

Dentro de lo que sería la evolución en general habría tres estados. El primero es el del ser, el segundo el del sentir (requiere el sistema nervioso, permite a los organismos que lo poseen tener una experiencia o una imagen –no necesariamente visual- del entorno y de sí mismos) y el tercero es el del conocer (que requiere de la información proporcionada por los cinco sentidos más la memoria).

Parte II: Sobre la mente y el nuevo arte de la representación

Inteligencia, mente y consciencia. Sentir no es lo mismo que ser consciente y no requiere tener mente. El contenido de la mente. Inteligencia sin mente. La formación de las imágenes mentales. Cómo se transforma la actividad neural en movimiento y mente. Fabricando mentes. La mente de las plantas y la sabiduría del príncipe Carlos. Algoritmos en la cocina.

Intentar descriptar la mente con la misma mente entraña una dificultad. Damasio propone entenderla como una sinfonía que está compuesta por distintos elementos (instrumentos, partitura, voces, dirección…) pero que a la vez es un todo integral. En este caso los componentes serían los sentidos o las percepciones.

Dentro de la mente hay muchas imágenes generadas por la información percibida por los cinco sentidos. Estas imágenes no solo son del mundo externo, también lo son del interno, ya que están creadas en el interior de nosotros mismos, por procesos químicos que ocurren dentro de nosotros y que terminan generado sentimientos. Algunas de estas imágenes luego se transportan a la memoria y al recordarlas las solemos reconstruir teñidas de un sentimiento. Luego, estas imágenes recordadas las podemos trasladar a la esfera del lenguaje (verbal o matemático) y, al comunicarlas, se pueden generar nuevas y agrandar la esfera imaginativa.

Pero para percibir (sensing en el texto) no se necesita de una mente ni de una consciencia, todos los organismos vivos lo hacen. Las bacterias y las plantas, que carecen de sistema nervioso, puede ser que no tengan un conocimiento explícito, pero no se les puede negar inteligencia (realizan los procesos químicos que les permiten mantenerse con vida) ni percepción. Sin embargo, no tienen consciencia ni mente. Los mamíferos, las aves, los peces y –probablemente- todos los insectos sociales sí poseen mentes, cierta percepción de sí mismos y del espacio que los circunda.

Con la actividad neuronal se establecen patrones, que a su vez ayudan a crear mapas que permiten que se realice la actividad mental que llamamos imágenes. Solo si esta actividad mental está acompañada de sentimiento y autopercepción, se le puede denominar consciencia. La presencia de la percepción espacial también es clave para entender el funcionamiento de las mentes, porque es el hecho de poseerla la que puede hacer que los componentes mentales –al entender que hay un espacio- sean explícitos y no queden, como en el caso de las bacterias, como facultades implícitas (o escondidas).

Parte III: Sobre los sentimientos

Los primeros pasos de los sentimientos: preparando el escenario. Afecto. La eficiencia biológica y el origen de los sentimientos. Nociones básicas sobre los sentimientos. Sentimientos homeostáticos en un marco sociocultural. Pero este sentimiento no es puramente mental.

Se describe a los sentimientos (feelings) como la interacción del sistema nervioso con la química orgánica (que, a su vez, es lo que permite que exista dicho sistema). El sentimiento está tan relacionado con el sistema nervioso como con el nervio que está en contacto (tocando) con los órganos. Se pueden generar distintos tipos de  sentimientos y se podrían clasificar entre los más primordiales (basados en el confort o la incomodidad) y más complejos (como suele suceder en los seres humanos).

Aparte, también hay lo que Damasio denomina «emociones» maduras siendo estas las que nos proporcionan información directa sobre nuestros componentes internos (el corazón, por ejemplo) y lo que experimentan cuando nos sucede algo (que lata más rápido). Es decir, sentimos nuestro interior.

La principal función de los sentimientos es transmitir información que, a su vez, proporcionará un comportamiento y una actuación. Cuando hay un objeto que genera un sentimiento, suele haber un contacto directo entre este y el organismo que experimenta el sentimiento (aunque hay  sentidos como la vista o el oído que pueden experimentar cosas con las que no hay contacto). Sin embargo, más allá del contacto sensorial, hay circunstancias socioculturales (la vergüenza, el ser expulsado de una comunidad o el obtener el reconocimiento de ella) que también son capaces de generar dolor y placer. Por último, los sentimientos son la puerta de entrada de la consciencia, de la que se ocupa la última parte.

Parte IV: Sobre la consciencia y el conocimiento

¿Por qué la consciencia? ¿Por qué ahora? Consciencia natural. El problema de la consciencia. ¿Para qué sirve la consciencia? Mente y consciencia no son sinónimos. Ser consciente no es lo mismo que estar despierto. La consciencia (de)construida. Consciencia extendida. Con facilidad, y tú también. La verdadera maravilla de los sentimientos. La prioridad del mundo interior. Una acumulación de conocimiento. La integración no es el origen de la consciencia. Consciencia y atención. El sustrato cuenta. Pérdida de consciencia. Las cortezas cerebrales y el bulbo raquídeo en la producción de la consciencia. Máquinas de sentimientos y máquinas conscientes.

La consciencia permite que haya conocimiento y, en el caso de los humanos, es la gran estimuladora de la creatividad (que ha terminado generando todo tipo de instrumentos y objetos). Otros animales, como las abejas o las hormigas, probablemente dispongan de un grado de consciencia, pero la inflexibilidad con la que responden a sus mandados sociales las diferencia de los humanos.

La definición de consciencia es compleja, para ello hay que previamente delimitar muy bien qué significa mente, perspectiva y sentimiento, pues son elementos que siempre estarán en esta definición (se requieren para que haya consciencia). Por otra parte, hay que diferenciar consciencia de mente o del hecho de estar despierto.

Otro problema que se plantea sobre la idea de consciencia es la cuestión de cómo un trozo de materia, como es el cerebro, es capaz de crear «estados mentales». Sin embargo, Damasio matiza la cuestión al afirmar que, así como el cerebro es indispensable para crear consciencia, no es el único elemento que participa en ello (también entran en juego los sentimientos).

La consciencia es lo que nos permite reconocer que las imágenes y la mente que tenemos son nuestras, que nos pertenecen y nos son propias.

Se habla de la consciencia en relación con los momentos en que desaparece (cuando estamos embriagados o bajo los efectos de la anestesia) y de la parte física del cerebro donde tradicionalmente se suele localizar (en el córtex posterior), para aportar ciertos matices a estas ideas.

Por último se habla de la inteligencia artificial, reconociendo su funcionalidad pero añadiendo que su falta de sentimientos y de vulnerabilidad homeostática paradójicamente les limita su potencialidad y capacidad de crecimiento (y, por ende, de adquirir nuevos tipos de inteligencia).

*Contenido original proporcionado por la editorial Ediciones Destino

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