Telegramas Cinéfilos
de José Luis Garci

Durante cincuenta semanas, José Luis Garci ha ido publicando «Telegramas cinéfilos» en el ABC Cultural sobre esquinas y rincoces poco visitados: los cameraman, los músicos de bandas sonoras, los diseñadores gráficos de carteles y títulos de crédito, los especialistas españoles que se han jugado la vida en los spaghetti wésterns, las grandes guionistas de Hollywood que han caído en el olvido, las adaptaciones a la pantalla de las novelas de Somerset Maugham o la filmografía de Fernando Fernán Gómez como director. Tampoco se le han pasado los besos de cine, la carrera como actor del gran Frank Sinatra o la risa provocada por los Hermanos Marx, Charlot, el Gordo y el Flaco, Woody Allen… y tantos otros, género que ha dado joyas como «Con faldas y a lo loco». Pintura, fotografía, música, literatura… se funden en la caja negra del director español, donde se almacenan anécdotas y detalles, pasiones y manías que mantienen en todo momento la atención del lector a través de un viaje apasionante por la vida reflejada a través de lo que él llama la «sábana santa».

José Luis Garci (Madrid, 1944), cineasta que ganó el primer Oscar para una película en lengua española, Volver a empezar, guionista de La cabina (Antonio Mercero), también primer y único Emmy obtenido hasta hoy por la televisión en España; ganador asimismo del Goya al mejor director y del Premio Nacional de Cinematografía (sus filmes han sido cuatro veces nominados por la Academia de Hollywood), también es Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y Medalla de Oro del Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid. Como escritor, Garci ha conseguido los premios Puerta de Oro de relatos, Clarín, Pluma de Plata y Nueva Dimensión, así como el Mariano de Cavia, el Gonzalez-Ruano y el Continente de Periodismo.

Sobre el libro

Una apasionante historia sobre anécdotas y recuerdos de cine en cincuenta capítulos ilustrados a todo color.

Del prólogo de Jesús García Calero

De lo mejor que ha escrito Garci. Stop.

[…] Que Garci nos comunicase un día de febrero de 2021 que estaba escribiendo unos Telegramas cinéfilos nos intrigó a todos en ABC. ¿Cómo serían? ¿A quién irían dirigidos? Era difícil imaginar el resultado antes de leer la espléndida serie de textos que pueden ahora disfrutar aquí reunidos y que fueron publicados semanalmente en ABC Cultural a lo largo de un año (entre marzo de 2021 y abril 2022). Al principio pensamos que, por llamarse telegramas, serían breves y sucintos. Sin embargo, apenas los primeros fueron así, de hecho. Pronto crecieron y se convirtieron en los textos formidables que van a leer aquí reunidos, iluminando lo que podríamos llamar la galaxia Garci. ¡La galaxia Garci! Volveremos a ella.

[…] Entre los mensajes que han dejado memoria en el mundo cinéfilo están los telegramas que detonaron el volcánico affaire amoroso entre Ingrid Bergman y Roberto Rossellini, del que hoy sabemos que comenzó con la erupción estromboliana de sus afectos. «En italiano solo sé decir “te amo”», escribió ella en su primera nota. «Es absolutamente cierto que sueño con rodar un filme contigo», respondió él en un cable de inmediato. Es también muy conocido que Hitchcock cruzó el Atlántico tras recibir en 1939 una oferta por telegrama para rodar una película sobre el hundimiento del Titanic. Incluso Ian Fleming telegrafió un día de 1959 al novelista Eric Ambler para sugerirle el fichaje del director de Con la muerte en los talones (1959) para el primer filme de James Bond.

[…] La galaxia Garci no solo es una memoria de momentos estelares de la historia del cine que se miran con la ensoñación con que miramos las estrellas (de ahí lo de cinéfilos que acompaña al título de estos telegramas, claro). También es una película en sí misma, que se vive como una narración hecha de imágenes que importan mucho y en varias capas. Me explico: este libro de Garci es el relato de una vida en la que la cultura cinematográfica —y la otra— no han ocupado ni un segundo de impostura. Es la cultura en primer plano. En la que importan los momentos vividos entre películas, libros, aficiones, amigos y amores porque fueron —aquí hace falta una palabra discreta— extraordinarios. Nuestro cineasta mira todo eso, los instantes que le han hecho como es, tal y como lo haría un espectador en su butaca de patio. Se apagan las luces y, arriba, la tronera de proyección de esta memoria asombrosa comienza a emitir líneas de luz cambiante que atraviesan la sala y se derraman sobre una pantalla —a la que llama la sábana santa, dando una pista de la intensidad y fervor con el que guarda esos recuerdos—. No pueden separarse ya jamás la lectura de un clásico, la visita a un museo, los amigos con los que ha compartido todo eso, y los amores perdidos, que se fueron, imitando a las películas, o dejaron su sabor, casi silenciosamente, como decía Apollinaire que se deslizaba el Sena bajo el puente de Mirabeau.

*Contenido original proporcionado por la editorial 

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