Todo va a mejorar

Reseña del libro «Todo va a mejorar» de Almudena Grandes.
Por Paqui Bernal.

Como todos sabemos, Almudena Grandes contribuyó a la memoria histórica en nuestro país con sus novelas sobre el franquismo. Pero ahora parece que ha pretendido dejar un testimonio del funcionamiento de la política actual.

“Todo va a mejorar” es una distopía que narra la estrategia de un personaje megalómano, El Gran Capitán, que denosta la ideología y crea un movimiento social de la nada con la excusa de convertirse en el salvador de España. Este líder aprovecha sucesivas pandemias como excusa para reprimir a la población: prohíbe a los ciudadanos salir al exterior bajo amenaza de infección. De esa forma, y censurando Internet y las televisiones, consigue dejar a la gente incomunicada.

Resulta curioso que el argumento de esta novela coincida con el de “Membrana” de Jorge Carrión (un autor tan alejado de Almudena, estética y literariamente). Entre otras cosas, ambas novelas describen el uso de drones, de policía privada y -en general- la privatización de la política para vigilar a los ciudadanos. Pero la autora ni siquiera llegaría a leer “Membrana”, porque se publicó en octubre de 2021 y ella murió en noviembre.

“Todo va a mejorar” es una novela coral con ni más ni menos que setenta personajes (alguien se ha entretenido en contarlos). Almudena los caracteriza -como siempre- con cuatro pinceladas y, sin embargo, reconocemos en ellos tanto las costumbres de la clase trabajadora como ese complejo de superioridad de las clases altas españolas. Además, ha incorporado divinamente el uso de diversas variantes latinoamericanas en el castellano de las sirvientas.

Por si fuese poco, en un texto situado en el futuro y repleto de personajes, la escritora se atreve a hacer continuos flashbacks, y consigue que el lector no se pierda. Para eso se necesita una maestría envidiable.

Sí, parece que Almudena Grandes ha querido dejar constancia de la ausencia de” fair play” y de honestidad de hoy en día, que han sido reemplazados por la demonización del contrario, las trampas y la picaresca.

Lo que no deja de sorprenderme es que Almudena haya sido capaz de adaptar su estilo, muy realista, a los requerimientos de una distopía. Una se pregunta de qué manera pudo una mujer tan anclada en lo cotidiano imaginar y dar forma a un país post-pandémico y dictatorial, incorporando además la última tecnología en el argumento de esta obra. Y es que la autora ha sabido situar en ese futuro ficticio -o no tanto- su compromiso como ciudadana sin menoscabar su lenguaje poético ni su habilidad para dar proyección a las vidas prosaicas de los personajes.

Pero sobre todo ha vuelto a volcar en esta novela su profundo conocimiento de los mecanismos de defensa y de manipulación del alma humana. Ella ya había tratado la mentira y la violencia de género en un mundo mecido por “Los aires difíciles”. Ya nos había hecho sufrir con el abandono y la traición a una joven protagonista llamada Malena -en el tango más largo jamás escrito-. Y ahora -como dicen en inglés- “lo ha hecho de nuevo”.

A veces pasa que da pena que un libro se acabe y dejar de compartir la vida de unos personajes que ya hemos incorporado a nuestro día a día. Con Almudena, cuesta hacerse a la idea de que es ella y su voz de escritora las que -ahora sí- se han ido para siempre.

Por Paqui Bernal
@_PaquiBernal