Verso suelto
de Use Lahoz

Antes de cumplir quince años, Sandra Martos descubre su inclinación sexual y asiste a la separación de sus padres; dos circunstancias que la harán sentirse en desventaja y en desacuerdo con el mundo que la rodea hasta que, en unos campamentos, conoce a Isa, una monitora que le abrirá las puertas de la vida. Desde ese momento, Sandra, necesitada de referentes en los que apoyar su incertidumbre, entrará en conflicto con sus orígenes y buscará respuestas y cobijo fuera de la familia: en la amistad, pero también en el cine y en los libros, únicos lugares donde la desolación y el desamor pueden resultar hermosos.

Su vida da un vuelco cuando conoce a Jimena, una chica de familia burguesa que incendia su mundo, le enseña el rostro grácil y despreocupado de vivir, muy alejado del ambiente en el que Sandra ha crecido, y con quien descubre el poder magnético del deseo y del amor, así como el miedo a perderlos.

Una novela intensa, punzante y tremendamente humana que nos alumbra sobre el dolor de la infancia, la pérdida de la amistad y la erosión del amor.

Use Lahoz (Barcelona, 1976) es autor de siete novelas, entre las que destacan Los Baldrich, La estación perdida, Los buenos amigos y Jauja; de los poemarios Envío sin cargo y A todo pasado y del libro de viajes París. Su obra narrativa ha sido reconocida en el Festival du premier roman de Chambéry, y con los premios Talento FNAC 2009, Premio Ojo Crítico 2012 y Premio Primavera 2013. Como periodista fue Premio Pica d’Estats 2011. También es profesor en la Universidad Sciences Po de París. Es colaborador habitual en Radio Nacional de España y en el diario El País.

Sobre el libro

Una novela intensa, punzante y tremendamente humana que nos alumbra sobre el dolor de la infancia, la pérdida de la amistad y la erosión del amor.

La incertidumbre de un verso suelto desde la adolescencia al fin de la juventud.

«Verso suelto parte de la vulnerabilidad de un personaje femenino que en la adolescencia debe enfrentarse a conflictos internos, como su atracción por otras chicas, y familiares, como la separación de sus padres y los aprietos económicos. Durante tres años le he dado forma por el placer de crear como protagonista a alguien que cree que no está destinada a serlo, alguien convencida de que ser ese verso suelto, ese espíritu libre al que alude el título, podrá facilitarle el camino. He querido, pues, apoyarla en sus vicisitudes y acompañarla en su fragilidad, en sus desmanes (y sus correspondientes arrepentimientos), en su incertidumbre y en su impaciencia, desde la adolescencia hasta la madurez, tomando (igual que hace ella) el arte como barrera de contención.» Use Lahoz

Un poema de Eugenio de Andrade dice que un amigo puede ser unas veces el desierto y otras el agua.

Los lectores de Use Lahoz saben que la amistad es un tema recurrente en sus novelas y digno de ser revisitado. Igual que Octavio Paz decía que la amistad es un río y un anillo, Use Lahoz ha unido en esta ocasión ambos conceptos antagónicos para construir una punzante historia sobre el poder narcótico del deseo y las dificultades de enfrentarse a las pérdidas, ya sean de la amistad, del amor o incluso del tiempo.

Verso suelto parte de la vulnerabilidad de un personaje femenino que en la adolescencia debe enfrentarse a conflictos internos y familiares.

Antes de cumplir quince años, Sandra Martos descubre su inclinación sexual y asiste a la separación de sus padres; dos circunstancias que la harán sentirse en desventaja y en desacuerdo con el mundo que la rodea hasta que, en unos campamentos, conoce a Isa, una monitora que le mostrará la forma de vida que deseaba y no se atrevía a aceptar. Desde ese momento, Sandra, necesitada de referentes en los que apoyar su incertidumbre, entrará en guerra con sus orígenes y buscará respuestas y cobijo fuera de la familia: en la amistad, pero también en el cine (estudiará Comunicación Audiovisual) y en los libros, únicos lugares donde la desolación y el desamor pueden resultar hermosos. Su vida da un vuelco cuando conoce a Jimena (Ximena, La Equis), una alumna de familia burguesa que incendia su mundo, le enseña el rostro grácil y despreocupado de vivir, muy alejado del ambiente en el que Sandra ha crecido, y con quien descubre el poder magnético del deseo y del amor, así como el miedo a perderlos.

Para comprender a Sandra, para apoyarla en sus desmanes y acompañarla en su fragilidad, Use Lahoz ha escrito esta novela arriesgada y atravesada de libertad creativa, deteniéndose en cuatro momentos significativos y determinantes en la vida de esta joven de barrio que quiere abrirse al mundo desde su perfil bajo. Cuatro épocas de un personaje que encuentra en el deseo una fuerza para seguir adelante y que asume la incertidumbre como un acto de resistencia, como si fuera consciente de que la persona más feliz es la que más cantidad de incertidumbre puede asumir. Cuatro etapas que configuran el fresco de un periodo vital decisivo, lleno de nacimientos y renacimientos, de viajes, escenografías (Oporto, Londres, Glasgow) y retornos (siempre a Barcelona y a Valdecádiar, región imaginaria clásica de otras novelas de Lahoz como Jauja o La estación perdida), de modelos, de arquetipos (literarios, poéticos y cinematográficos) que dejan de serlo.

Inconsciente de la fugacidad de la vida, Sandra Martos se lanzará a vivir convencida de que no le fallarán sus referentes (reales o literarios) y de que no remitirá su inconformismo, del poder magnético de la amistad y de algunos amores y de la durabilidad de los sentimientos sin saber «que un amigo puede ser unas veces el desierto y otras el agua». Y es que Sandra encuentra en el deseo la fuerza necesaria para vivir y, cuando esta fuerza flaquea, su mundo se desmorona y busca refugio en quien no debe. Sandra debe enfrentarse al abandono de un amigo y de una pareja, algo terrible para alguien que carece de ego, para alguien a quien le duele más amar que no ser amada.

Como en sus anteriores novelas, Use Lahoz vuelve a confiar en temas como el abandono, los vaivenes de la amistad, la dificultad de sostener sentimientos, la lucha de clases, la capacidad del dinero para determinar el futuro y la de la infancia para determinar nuestras vidas, y en un estilo literario limpio, preciso, culto y al mismo tiempo oral, sin renunciar a su reconocida capacidad fabuladora y a una prosa rica en imágenes y en matices.

Por Verso suelto transitan personajes que pretenden huir tanto del dinero como de la ausencia de dinero, personajes contradictorios que abrazan la duda, que no caen jamás en el maniqueísmo, que se debaten entre el anillo y la maleta, entre el camino y la cabaña, ese dilema vital eterno e imperecedero. Personajes que se definen por cómo hablan o por cómo actúan.

Sandra es protagonista a su pesar, pues es alguien que cree firmemente que no está destinada a ser protagonista. Más partidaria del «Siento, luego soy» que del «Pienso, luego existo», es consciente de que son los sentimientos lo que rige su vida por encima del pensamiento y del saber.

Así pues, Verso suelto es, ante todo, una novela de personajes cuya espina dorsal es la figura de Sandra Martos, protagonista principal de la historia, a quien seguimos en un periplo que va desde la adolescencia hasta la madurez. Entorno a ella destacan personajes como Ximena, La Equis, con quien vivirá la historia de amor que trastoca el norte de su brújula; Xavi, su amigo desde la infancia; Isa, la monitora que le abrirá las puertas de la vida más allá de la respetabilidad; Julio Estruch, el profesor que le cambiará el nombre y la calificará como un verso suelto, además de sus familiares, principalmente su madre y su padre, y su amiga del pueblo, la peculiar Noe. Verso suelto es una novela intensa, punzante y tremendamente humana que nos alumbra sobre el dolor de la infancia, la pérdida de la amistad y la erosión del amor.

*Contenido original proporcionado por la editorial 

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