Balón amarillo, bandera arcoíris: El deporte de élite sale del armario
de Víctor Gutiérrez

A partir de su historia personal y su papel relevante como activista, Víctor Gutiérrez pone sobre la mesa las dificultades a las que el colectivo LGTBI se enfrenta en el deporte, y la importancia de visibilizar la diversidad sexual. A pesar de que cada vez hay más deportistas que se atreven a dar el paso y visibilizar su orientación, la LGTBIfobia y discriminación siguen presentes en gradas y vestuarios, y se siguen reproduciendo los mismos comportamientos que hace 40 años.

Un libro que denuncia con contundencia esta realidad todavía presente en nuestra sociedad, especialmente en deportes mayoritarios. Un libro que nos hará replantearnos prejuicios y estereotipos entorno a la masculinidad, y que nos habla sobre los roles de género, y sobre el deporte tal y como nos lo habían contado.

Víctor Gutiérrez Santiago (Madrid, 6 de marzo de 1991). Actualmente es el Secretario de políticas LGTBI del PSOE. Un referente en el mundo del deporte, jugando al waterpolo de forma profesional y siendo el primer deportista español de deporte en equipo en salir del armario abiertamente.

Sobre el libro

Un libro autobiográfico que destapa la verdadera situación de las personas LGTBI en los deportes de élite. Un testimonio imprescindible, lleno de fuerza y de sinceridad.

«Históricamente el deporte ha sido un espacio hostil para todas aquellas personas disidentes, alejadas de la norma, para aquellos fuera de lo socialmente establecido como «normal»».

«Este libro es mucho más que mi historia. Es el relato de los pasos dados por un camino difícil de transitar que ha desembocado en la aceptación personal. Es un profundo viaje en el que se desgrana el trayecto hacia el entendimiento propio, el autoabrazo y la pérdida del odio y la vergüenza por ser uno mismo. Por desgracia, se trata de una realidad compartida por millones de personas gais, lesbianas, transexuales y bisexuales en todo el mundo. Y a eso hay que añadirle una particularidad más: vivirlo dentro del mundo del deporte. Históricamente, el deporte ha sido un espacio hostil para todas aquellas personas disidentes, alejadas de la norma, para aquellos fuera de lo socialmente establecido como «normal». Las mujeres, las personas racializadas o las personas LGTBI, lejos de encontrar aceptación, sentimiento de pertenencia o cariño en el ámbito deportivo, se han sentido más señaladas, estigmatizadas y marginadas que en otros círculos. Mientras que la sociedad española ha avanzado a pasos agigantados en la lucha y conquista de los derechos y las libertades LGTBI y se ha convertido en un referente mundial por sus altísimos índices de aceptación del colectivo, el deporte se ha visto estancado en un eterno limbo en el que, como veremos, en los últimos cuarenta años se llevan repitiendo los mismos comportamientos y actitudes denigrantes. Abrirse paso hasta llegar a la élite del deporte como hombre homosexual no ha sido tarea fácil. Por el camino, como tantos otros antes que yo, he perdido muchas cosas. Un camino tortuoso que ha dejado cicatrices en mi interior. Quizá no sean visibles, pero son más dolorosas y profundas que las físicas. La mayoría de ellas sanaron, otras permanecen, y algunas, escribiendo este libro, se han vuelto a abrir. Aunque no todo es negativo, este libro también es una historia de luz, de superación, de un amor propio cocinado a fuego lento, conquistado centímetro a centímetro. Un amor por el que he tenido que pelear durante muchos años, pero en una batalla que indudablemente ha merecido la pena. Una historia que pretende arrojar esperanza, coraje y poder a quienes la lean, escrita con el corazón y contada desde las tripas. Acompañadme en este viaje de un extremo a otro. Un viaje desde la vergüenza hasta el empoderamiento. De la negación y el rechazo a la visibilidad y el activismo.

«Otros se encargaron de enseñarme que no podía ser yo, que, si quería sobrevivir, tendría que inventarme otra persona. Y eso es lo que hice. Fingir. Fingir ser otro niño para protegerme de todo lo malo de fuera. Odiarme por dentro, pero no permitir que nadie lo hiciese por fuera»

EN EL DEPORTE, DA MIEDO SALIR DEL ARMARIO «Existe mucho miedo por parte de los deportistas a salir del armario, por diversas razones. En primer lugar, por la falta de referentes. Tenemos en la cabeza que nos enfrentamos a lo desconocido. No sabemos qué es lo que puede suceder con nosotros una vez demos el paso. Ni cómo puede afectarnos personal y psicológicamente, ni si puede pasarnos factura en lo deportivo. (…) También hay que tener en cuenta el impacto exterior que puede tener una noticia así. Antes hablábamos de los comportamientos y conductas que se siguen reproduciendo en los estadios y recintos deportivos. Para un deportista, prepararse mentalmente para enfrentarse a un grupo de gente insultándole de manera impune mientras compite no es fácil. Ni miles de personas ni dos o tres. Recibir insultos por decir alto y claro quién eres y llevarlo con orgullo y normalidad, como cualquier otra persona, es difícil de digerir. Y mucho más sabiendo que incluso la ley no persigue este tipo de actitudes. Los deportistas nos sentimos expuestos, desprotegidos y solos. Así, con este panorama, parece mucho más tentador tomar el camino «fácil» y optar por ponerse una careta y seguir hacia delante sin mostrar el auténtico yo. Y entrecomillo fácil porque, viéndolo en perspectiva, es mucho más complicado».

LA IMPORTANCIA DE LA VISIBILIZACIÓN «Quiero comenzar, una vez más, con la frase que define a la perfección lo que significa ser del colectivo LGTBI y que para mí se ha vuelto casi un mantra a lo largo de este libro: lo que no se ve es como si no existiera. Por eso mismo es tan importante la visibilidad de referentes LGTBI en todos los ámbitos. Si bien en casi todos los sectores de la sociedad existen personas abiertamente gais, lesbianas, trans y bisexuales, en el deporte siguen brillando por su ausencia. Algunas personas siguen queriendo reducir nuestra identidad a la esfera privada. Pretenden que no manifestemos quiénes somos, que no hablemos de ello, que no exterioricemos nada que nos pueda identificar como personas LGTBI, como personas que se salen de la norma. El argumento que más utilizan es que ellos no van diciendo que son heterosexuales. Como ya hemos visto, no es necesario que alguien hetero diga que lo es, pues la presunción de heterosexualidad está totalmente extendida en la sociedad. Cuando asumimos que todos a nuestro alrededor son heterosexuales es porque no hace falta hablar de ello. Se da por hecho.

TODOS PODEMOS SER UN AGENTE DEL CAMBIO «Todos podemos ser un agente del cambio. Porque todos tenemos la posibilidad de detener ciertos comportamientos, de plantarnos ante ellos, de dar un golpe en la mesa y rebelarnos contra la norma. En un colegio o en un equipo, pero también en mitad de la calle, en un supermercado, en el autobús o en una peluquería. Todos podemos cambiar el destino de alguien. Porque no sabemos quién puede estar viéndonos o escuchándonos. A veces una sola palabra basta para hacer daño. Y también hay palabras que consiguen sanar si se escuchan a tiempo.

*Contenido original proporcionado por la editorial 

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